Mapas mentales del Centro Histórico de Santa Marta

Ubaldo Rodríguez de Ávila, Sharol Cortés Miranda, Mayra Varela Ceballos
Universidad del Magdalena, Colombia

Resumen

El presente artículo, extracto del trabajo de grado de los autores presentado en la Universidad de Magdalena, Colombia, titulado Representación Socioespacial del Centro Histórico de Santa Marta, tiene como objetivo principal el análisis y la comprensión de los mapas mentales formados por los sujetos que habitan en el Centro Histórico de Santa Marta respecto a su ciudad. El trabajo supone, en primer lugar, la definición los conceptos de representación socioespacial abordados desde la técnica y la metodología de los Mapas Mentales, entendidos éstos como una forma de conocimiento social, y el establecimiento de las principales argumentaciones teóricas que se puedan acotar para realizar un análisis aplicado aun espacio urbano. En suma, el trabajo se sitúa en la necesidad de conocer los Mapas Mentales como construcción de la realidad y la manera cómo el conocimiento se construye en ella. Esta tarea se aborda desde la teoría y la aplicación, por medio de un estudio realizado en el Centro Histórico de Santa Marta.

Palabras clave: psicología ambiental, mapas mentales, representación socioespacial.

En el diseño del Plan Distrital de Cultura y Convivencia, elaborado por la administración del Distrito Turístico Cultural e Histórico de Santa Marta, en cabeza de José Francisco Zúñiga Riascos (en el que se ha tenido en cuenta el mandato constitucional artículo 339, el marco de referencia de la Ley 152/94 Ley Orgánica del Plan de Desarrollo, Ley 397 de 1997, Ley General de Cultura, el Plan Nacional de Cultura 2001-2010, el Plan Nacional de Cultura y Convivencia y el Plan de Desarrollo Distrital 2004-2007), se cuenta con instrumentos eficaces y ágiles que se han venido traduciendo en fórmulas para la ejecución de programas y proyectos que promueven la convivencia y responden a las necesidades culturales de la comunidad, que tengan sentido y promocionen la identidad samaria, la diversidad cultural, entre otras cosas, logrando con ella el sentido de pertenencia que su gente necesita para un desarrollo sostenible en el Distrito.

En el año 2002 se escogió el Centro Histórico de Santa Marta para el desarrollo de un proyecto piloto en la construcción de una nueva propuesta de Planes Especiales de Protección (PEP) para los Centros Históricos de Colombia, tomando conciencia de la riqueza que para este propósito brindan las condiciones de esta ciudad, tanto por sus valores como por la amplia gama de factores deteriorantes que presenta en la actualidad. Este trabajo, modelo también en la participación que ha tenido la comunidad del sector, tiene en la actualidad una gran importancia tanto para la ciudad de Santa Marta como para todo el patrimonio urbano del país. De esta forma, para la ciudad el desarrollo del PEP ha sido la oportunidad de volver a mirar el potencial de su Centro Histórico y priorizar su recuperación a corto plazo a partir de su articulación con el resto de la ciudad y su fortalecimiento como eje de identidad de los samarios.

Con la participación del Ministerio de Cultura como coordinador temático y articulador de las acciones de otras entidades del Gobierno Nacional, así como el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, el Departamento Nacional de Planeación y Findeter y el equipo local de la ciudad encabezado por la Alcaldía, su gabinete y la Secretaría de Planeación Distrital, la elaboración y ejecución del PEP significa el inicio de una transformación importante de la ciudad, en términos de movilidad, espacio público e infraestructura, así como en los procesos de apropiación social de su patrimonio cultural.

De igual forma, por iniciativa de la Rectoría de la Universidad del Magdalena (2006), respaldada por la Alcaldía de Santa Marta, la Cámara de Comercio y la Sociedad Portuaria, se dio paso a la constitución de un Grupo Promotor que convocará un proceso consultivo entre los actores e instituciones representativas de la ciudad y la región, para la formulación del «Plan Estratégico Santa Marta 2025» con miras a los 500 años de la fundación de la ciudad, en donde el Centro Histórico hace parte de dicho plan, en lo que se conoce como Plan Centro, apoyado igualmente por la Presidencia de la República por medio del Ministerio de Cultura.

La participación de los sujetos implícitos en el espacio socio-geográfico y cultural de estudio es de suma importancia, pues su forma de percibir y conocer la realidad de acuerdo con su cultura, hace que se construyan ciertas imágenes de los objetos que se encuentran en el mundo social. Los espacios social-urbanos en la construcción de los mapas mentales de los habitantes y usuarios del Centro Histórico de Santa Marta, o sus representaciones socioespaciales se refieren a objetos con una larga historia, por ser el caso de la ciudad más antigua del Continente Americano y que contiene varias unidades de objetos representativos en la historicidad misma de la ciudad y de la cognición de los sujetos envueltos en esa cultura específica.

Las representaciones que los sujetos hacen de estos objetos tornan inteligible el mundo a los demás miembros de la sociedad y su cultura; estas representaciones permiten unas interacciones sociales que no sólo recrean los objetos mismos sino que definen, también, a los actores como parte complementarias de los objetos a nivel psicosocial y proporcionan a los sujetos sociales la impresión de pertenecer a esta cultura y comunidad especifica.

Identificar los contenidos y la organización de las representaciones socioespaciales es de fundamental importancia para la comprensión del proceso perceptivo y, por ende, cognitivo implícitos del sujeto, dando la oportunidad de dar aportes desde la psicología en la comprensión de una realidad que se vislumbra cada vez más grave, como es la de la utilización desadaptada que los sujetos hacen del Centro Histórico de Santa Marta (en adelante, CH), proporcionando a la vez un insumo novedoso y no tenido muy en cuenta en la solución del problema del uso del CH. Como es sabido, la teoría de las representaciones socioespaciales se encuentra inmersa en una perspectiva de lo psico-ambiental, y esta misma representa una vertiente que se entrecruza con la psicología social. Por esto, cuando se analiza la concurrencia de procesos, problemas y/o conflictos de gran complejidad en la relación ambiente-sociedad-persona, se identifica que el análisis y la investigación pueden y deben ser abordados desde diversas perspectivas que permitan ofrecer una solución adecuada de los problemas; por todo esto, la Psicología Ambiental como enfoque disciplinar que guiará nuestra pesquisa, nos ofrece un campo fértil para la solución del problema encontrado.

Según García (2003), el medio urbano es un fenómeno espacial de capital importancia en el mundo actual: la urbanización afecta cada vez a más población, tanto en los Países Desarrollados como en el denominado «tercer mundo»; es en este aspecto donde se va a librar la batalla de la humanidad con el medio ambiente, al que se unen los actuales contrastes de segregación social, marginación, problemas de vivienda, identidad urbana, etc.

Desde la perspectiva sociológica y psicosocial, se destaca el papel de la influencia de la sociedad sobre el conocimiento social. Por ejemplo, Durkheim afirma que las representaciones sociales tienen su origen en las representaciones colectivas. Por su parte, Jodelet (1984) afirma que las representaciones sociales constituyen modalidades de pensamiento práctico orientadas hacia la comunicación, la comprensión y el dominio del entorno social, material e ideal.

Se parte, entonces, desde las representaciones sociales como teoría psicológica, en primer lugar, de las observaciones hechas por Berger-Luckmann (1974) y Schutz-Luckmann (1977, citados en Ceirano, 2000) de la noción de la no existencia de un mundo «verdadero», pre-existente a los fenómenos, que operaría como el fundamento de toda explicación y desde el cual se presupondrían significaciones sino de la existencia de distintas construcciones sociales de la realidad. Esto se evidencia en el sentido de que cada grupo es co-constructor de una idea de la realidad en la experiencia vivida y compartida, «una idea de verdad, una idea de error y una idea de normalidad», como dice Lahitte (1989, citado en Ceirano, 2000).

Por otra parte, el Plan Distrital Cultura y convivencia (2004) desarrollado a partir del diagnóstico elaborado desde las problemáticas social, política, étnica, religiosa, generacional e interculturalidad, formulado a partir de las mesas de trabajo orientadas por el Ministerio de Cultura, prioriza condiciones que se dan en los diferentes sectores del Distrito de Santa Marta (zona urbana y zona rural), comprendida dentro de este ejercicio, proyectando solucionar las problemáticas en esos campos específicos (social, político, étnico, religioso, generacional, de género e intercultural) en las diferentes comunidades del Distrito de Santa Marta. De igual forma, gracias a este plan se detectó, en lo referente a aculturación, imposición cultural por la fuerza, entro otras, lo que nos lleva a medidas investigativas que apuntan a la comprensión del fenómeno cultural enmarcado desde la psicología.

¿Por qué se evidencia un comportamiento desviado en torno del uso del Centro Histórico de la ciudad de Santa Marta? Dice Páramo (2003) que la mayor parte de las teorías que se refieren a los comportamientos de los habitantes en la ciudad hacen taxonomías y son de carácter descriptivo, muestran los aspectos que ocurren más frecuentemente en cada uno de los lugares ya sea a nivel de la ciudad en general o de los lugares particulares tales como plazas y calles en particular. Las descripciones que incluyen estas teorías se centran, fundamentalmente, en las funciones de los lugares en términos de variables sociológicas, como nivel socio-económico, raza, edad, género, o en mostrar diferencias entre estilos de comportamiento rurales o urbanos, pero desestiman los aspectos del comportamiento que pueden observarse y que son específicos de los lugares. Según esto, las descripciones que enfatizan alguna particular característica o rasgo de interacción provienen de múltiples disciplinas como la arquitectura, la antropología, la geografía, la sociología y hasta la pedagogía.

Esto nos deja bajo la preocupación de que hace falta una teoría que no solamente describa sino que deje bases para una explicación acertada del por qué la gente se comporta de la forma en que lo hace en el ámbito de la ciudad, en particular en el espacio público. El mismo autor comenta que una teoría así debe permitir identificar los principios que influencian nuestro comportamiento en los diferentes escenarios del dominio público: las calles, plazas, parques, aceras, etc., y en nuestro caso particular, del Centro Histórico de Santa Marta.

En la ciudad de Santa Marta existen elementos que son reconocidos y algunos reglamentados como patrimonio nacional y otros de la humanidad, notándose que las políticas mundiales se direccionan al tema de la cultura, de la sociedad y del ambiente natural y construido; se hace necesario, entonces, un estudio serio que dé cuenta de las representaciones socioespaciales que los sujetos hacen del CH. Además, a nivel político se han creado estrategias de reconstrucción del CH, pretendiéndose al mismo tiempo la reconstrucción de la cultura y de los elementos sociales que intervienen en el mismo. Sin embargo, posiblemente no habrá política certera y exitosa mientras no haya identidad funcional entre los sujetos y el espacio donde se encuentran, además que múltiples definiciones se dan de cultura y de identidad, como si fuesen elementos que pueden tomarse o dejarse por libre albedrío, no entendiéndose que estos son procesos implícitos de todo individuo, por tanto, no hay nadie que carezca de tales. De esto deviene la siguiente cuestión: «si se aborda la temática con una visión errada de los conceptos, se estará caminando por la ruta equivocada, por tanto toda acción en torno de ella, que mire su mejoramiento, tendrá como meta el fracaso». Este es un tema profundo que debe ser abordado con sumo cuidado y paso por paso, pues para intervenir la «identidad» y la «cultura» es necesario comprender los procesos iniciales que se involucran en tales, esto es, el espacio y el sujeto que lo usa.

De esta forma, el objetivo general que guía la presente investigación es describir la representación socioespacial del Centro Histórico de la Ciudad de Santa Marta, a partir de los mapas mentales que los usuarios del mismo han formado y su relación con la identidad social urbana. Como objetivos específicos se encuentran: 1) Identificar el contenido de la representación socioespacial que los sujetos tienen del Centro Histórico de Santa Marta; 2) Identificar la organización de la representación socioespacial que los sujetos tienen del mismo; y 3) Describir la relación entre las representaciones sociales y la Identidad Social Urbana (pendiente para un posterior informe). Por tanto, el presente artículo se centra en los dos primeros objetivos específicos y en el general.

Representación social y representación socioespacial

La Real Academia de la Lengua Española (1976) define la palabra representación como «acción de representar», y ésta última palabra la conceptualiza como «presentar de nuevo», «hacer las veces de otro», «figura», «imagen», «cosa que expresa otra». Y el término social se entiende como «lo relativo a la sociedad», del latín societas, estado de los hombres que viven bajo leyes comunes. El término «espacial» se concibe como lo relativo al espacio, del latín spatium, «extensión que puede ser indefinida, superficial o limitada, porción de tiempo»; de este modo, la palabra espacio encuadra, desde la Real Academia de la Lengua Española, una extensión espacio-temporal definida o indefinida.

Siendo así, tenemos ya la definición general de la representación social (RS) y de la representación socioespacial (RSE); esto es RS: «toda imagen, figura, cosa que expresa otra, guiada bajo leyes que se dan entre los sujetos de forma común». Y, por su parte, la RSE será tomada como «toda imagen, figura o cosa que expresa otra, guiada bajo leyes que se dan entre los sujetos de forma común en una dimensión espaciotemporal definida», lo que presupone un proceso mental (social) de elaboración de imágenes.

Para elaborar más el concepto de RSE, vemos que relaciona varios aspectos que acercan a la comprensión de la realidad de las otras personas, como la experiencia personal, el sistema cultural en el que se desenvuelven, la sociedad y el grupo social con el que se relacionan.

Jodelet (1984) considera que la noción de RS involucra lo psicológico o cognitivo y lo social, fundamentando que el conocimiento se constituye a partir de las experiencias propias de cada persona y de las informaciones y modelos de pensamiento que recibimos a través de la sociedad.

Vistas desde este ángulo, las representaciones sociales surgen como un proceso de elaboración mental e individual en el que se toma en cuenta la historia de la persona, su experiencia y sus construcciones personales propiamente cognitivas.

Jodelet (1984) define las representaciones sociales como una forma de conocimiento socialmente elaborado y compartido, orientado hacia la práctica y que concurre a la construcción de una realidad común a un conjunto social. Lo social se puede interpretar de varias maneras: por medio del contexto concreto en que se sitúan las personas; por la comunicación que se establece entre ellas; y por los marcos de aprehensión de valores, culturas, códigos e ideologías relacionadas con el contexto social en que se encuentran inmersas.

Vistas de esta forma, las representaciones sociales se relacionan de manera directa y exclusivamente con el sentido común de las personas, debido a que parte de la propia realidad de los seres humanos. Asimismo, son un producto social y, por tanto, el conocimiento generado es compartido colectivamente.

Esto nos indica que toda persona forma parte de una sociedad, con una historia y un bagaje cultural, pero que, a su vez, pertenece a una parcela de la sociedad en donde comparte con otras ideologías, normas, valores e intereses comunes que de alguna manera los distingue como grupo de otros sectores sociales.

Desde otro punto de vista, las representaciones sociales se gestan en la vida cotidiana y el conocimiento que se obtiene por medio de éstas se refiere a los temas de conversación cotidianos de los seres humanos.

En psicología social han existido argumentos diferentes para dar respuesta a la pregunta: ¿en qué consiste la cualidad social del individuo? Algunos piensan, heredando la concepción del pensamiento conductual, que lo social es una contingencia del medio, que es una relación que viene de dentro hacia fuera del individuo como manifestación explícita de la herencia conceptual del modelo estímulo-respuesta.

De este modo, en Psicología Social, Watkins (1957, citado en Blanco, 1995), y manifestando su individualismo metodológico, propone que los individuos son los únicos motores del devenir histórico y, por consiguiente, la unidad de análisis por excelencia de la ciencia social en cualquiera de sus diversas modalidades. Este modelo no niega que el desarrollo psicológico del individuo ocurra con motivo de influencias exteriores, simplemente dice que en dicho desarrollo debe ser explicado de un modo inocente como una serie de respuestas emitidas por el individuo a las situaciones, e ideológicamente como un resultado directo de factores no psicológicos, sean estos neurológicos o factores impersonales de corte sociológico (Watkins, 1957; citado en Aguirre, 1997).

Otro argumento diferente sostiene que las disposiciones sociales son autónomas en tanto son responsables de la psique a la cual le dan forma por medio de representaciones, el lenguaje y las creencias (Moscovici, 1993; citado en Rodríguez, 2003).

El concepto de RS tuvo se génesis conceptual en la sociología gracias a Durkheim, quien las definió como estructuras psicosociales intersubjetivas que representan el acervo de conocimiento socialmente disponible y que se despliegan como formaciones discursivas más o menos autónomas, en el proceso de autoalteración de significaciones sociales.

Moscovici (1986) distingue tres condiciones en las cuales es posible calificar de social una representación: 1) cuando se trata de señalar su extensión en una colectividad, el criterio adoptado en este caso cuantitativo; 2) cuando se quiere considerarla como la expresión de una organización social, el criterio adoptado es de producción; 3) cuando analizamos su contribución propia en el proceso de formación y orientación de las conductas y comunicaciones sociales, el criterio es funcional.

Según los planteamientos de Moscovici y Jodelet, la RS se forma a partir de la «objetivación y anclaje». En la primera fase, la objetivación o proceso mediante el cual se concreta, se materializa el conocimiento en objetos concretos. La segunda fase, el anclaje, es el proceso de inserción de las representaciones en las relaciones intergrupo o en las representaciones pre-existentes.

La ciudad en el estudio de las RSE

La idea de ciudad tomó cuenta de las consideraciones teóricas a partir de su concepción como realidad social dentro del marco representacional. Con base en ello, Páramo (2003, pp. 91-107) defiende la tesis de que en lugar de estudiarse la ciudad como una fuente de enfermedades, de estrés psicológico o de problemas sociales debería ser estudiada como una experiencia positiva que ofrece al hombre oportunidades para el crecimiento individual y el aprendizaje. Desarrolla conceptos que recogen las transacciones que tienen los individuos con el ambiente de la ciudad. Todos sus conceptos que propone, como lugar, control ambiental y ciudad educadora, pueden tenerse en cuenta para estudios serios en torno a la cuestión que nos interesa. Por otro lado, en un estudio realizado por De Alba (2004) se analiza la representación de la ciudad desde una perspectiva espacial; igualmente examina los lugares que constituyen la imagen de la ciudad y la manera en que se estructuran sus imágenes en el espacio representado. La autora, utilizando una muestra de 60 residentes, encuentra distintas lógicas de construcción de las RSE, la práctica cotidiana del espacio urbano (de la ciudad de México), la importancia del significado histórico de diversos sitios de la ciudad.

González (2001) describe las imágenes de ciudad construidas por un grupo de niños y niñas bogotanos, según sus experiencias como usuarios del espacio urbano y como portadores de un marco de referencia sociocultural. En su estudio, la autora categoriza la identidad y equivalencia que el sujeto utiliza para construir sus imágenes de la ciudad de Bogotá, Colombia, y de los lugares específicos (elementos de ciudad).

El psicólogo ambiental Zimmermann (2000) realizó un estudio por medio de encuestas a 384 residentes de Bogotá para conocer su mapa urbano. En el estudio encontró una tendencia a calificar la ciudad más negativa que positivamente y encontró que los estudiados descalificaron su ciudad al referirse a su estado de desorden, de inseguridad, de violencia y contaminación.

La investigadora Jong (1999) plantea que la categoría representación constituye la proyección en el mundo interno de los fenómenos de la realidad, donde ese mundo interno reviste una forma dramática, una trama argumental desde la cual el sujeto interpreta la realidad y orienta su acción en el mundo externo.

Los mapas mentales en el estudio del CH de Santa Marta

El resultado del proceso de la elaboración de Mapas Mentales también se conoce como «mapas mentales», «imágenes mentales», «esquemas» y «mapas cognoscitivos». Este último es el que más se utiliza para nombrar el resultado de la elaboración de mapas mentales, mientras que «elaboración de mapas cognoscitivos» es el término que más se ha utilizado para referirse al proceso en sí mismo (Holahan, 2004, p. 76).

Los mapas mentales se utilizaron al mismo tiempo como técnica de trazado y como instrumento de investigación atractivo por dos razones principales: ofrecen una forma fácil y eficaz de obtener datos acerca de las imágenes ambientales de los individuos, y proporcionan un formato claro y cualitativamente rico para que los individuos exterioricen en forma gráfica su conocimiento ambiental (Holahan, 2004, p. 80). Los mapas mentales se asemejan en estructura a la memoria misma. Una vez se dibuja un mapa mental, rara vez requiere ser rediseñado. Los mapas mentales ayudan a organizar la información.

Desde el paradigma de los mapas cognitivos, Bell, Fisher, Baum y Green (Holahan, 2004) parten del desplazamiento de un lugar a otro -travel- como unidad de análisis de la cognición espacial. La elaboración de un plan de acción implica la gestión de información ambiental así como de inputs cognitivos. La unidad de gestión de este plan será el propio mapa cognitivo (entendido aquí en un sentido amplio como estructura cognitiva espacial) en el cual aparecen tres elementos: lugares (entendiendo por lugar desde un edificio a un barrio); asociaciones entre lugares (que implican distancia y direccionalidad entre lugares, inclusiones de unos lugares en otros, etc.) y planes de desplazamiento o itinerarios (puentes entre el mundo mental de los mapas cognitivos y el mundo de los comportamientos manifiestos sobre el entorno).

Lynch identifica cinco elementos básicos que constituyen los mapas mentales que las personas se forman del ambiente urbano, y que aquí serán elementos específicos de análisis, tales son:

– Sendas: son los conductos que sigue el observador normalmente, ocasional o potencialmente. Pueden estar representadas por calles, senderos, líneas de tránsito, canales o vías férreas.

– Bordes: son los elementos lineales que el observador no usa o considera sendas. Son los límites entre dos fases, rupturas lineales de la continuidad.

– Barrios: son las secciones de la ciudad cuyas dimensiones oscilan entre medianas y grandes, concebidas como de un alcance bidimensional, en el que el observador entra «en su seno» mentalmente y que son reconocibles como si tuvieran un carácter común que los identifica.

– Nodos: son los puntos estratégicos de una ciudad a los que puede ingresar un observador y constituyen los focos intensivos de los que parte o a los que se encamina. O bien los nodos pueden ser, sencillamente, concentraciones cuya importancia se debe a que son la condensación de determinado uso o carácter físico, como una esquina donde se reúne la gente o una plaza cercana.

– Mojones: son otro tipo de punto de referencia, pero en este caso el observador no entra en ellos, sino que le son exteriores. Por lo común se trata de un objeto físico definido con bastante sencillez, por ejemplo, un edificio, una señal, una tienda o una montaña.

Procedimiento investigativo

Los elementos planteados por Holahan (2004, p. 73), descritos en líneas anteriores, fueron tomados como unidades de análisis para identificar el contenido o la imagen colectiva del centro histórico y, posteriormente, identificar la organización de las RSE que los sujetos tienen del Centro Histórico de Santa Marta.

Enseguida se realizó una categorización de los mapas mentales teniendo en cuenta el trabajo realizado por Donald Appleyard (compañero de con Lynch en sus investigaciones sobre mapas cognitivos), quien de acuerdo con sus estudios concluye que existen dos estilos cognitivos principales:

– Espacial, configurado básicamente por mojones y barrios.

– Secuencial, configurado básicamente por sendas y nodos.

Finalmente, se realizó una organización jerárquica de las sendas, nodos y mojones, así como de los sitios con mayor carga identitaria para los estudiados.

Conviene aclarar que para la presente pesquisa se tomó una muestra de 60 personas, habitantes de la ciudad de Santa Marta, no obedeciendo a un criterio de representatividad estadística, pues se parte de la base de que todo conocimiento es, necesariamente, conocimiento social, lo que inexorablemente significa que las representaciones que se dan en la mente individual no tienen un origen individual sino social (Rodríguez, 2003), por esto mismo, las RSE son imágenes construidas en lo cotidiano debido a la relación sujeto-objeto, mediada socialmente, lo que indica que la muestra es homogénea desde este punto de vista. De este modo, basándonos en la característica fundamental del método cualitativo -esto es, la conceptualización de lo social se toma como una realidad construida que se rige por leyes sociales, muy diferente de las leyes naturales (Bonilla, 1995)- se hizo, entonces, una aproximación global de la situación social planteada para explorarlas, identificarlas, describirlas y comprenderlas de manera inductiva y cualitativamente, suponiendo que los individuos interactúan con los otros miembros del contexto social compartiendo el significado y el conocimiento que tienen de su realidad objetiva y subjetiva con relación a lo concreto de la ciudad, para luego someterlas a un análisis cuantitativo.

Se hace necesaria esta explicación, puesto que esta selección obedece a los criterios específicos de la realidad a observar, donde las fases del proceso exploratorio de la investigación no se hacen al margen o de forma independiente, es decir, no son excluyentes sino que operan en un verdadero proceso de raciocinio inductivo e interactivo, sin separar tajantemente la caracterización de la situación. El proceso de recolección de información está organizado y se analizó de forma continua, con el fin de garantizar la representatividad y validez de los datos. En síntesis, la presente investigación es un proceso donde las etapas se retroalimentan y confrontan permanentemente.

El abordaje del tema de la RSE, desde la presente investigación tiene un producto socialmente elaborado y se encuentra inmerso en una realidad socio-ambiental específica, por esto mismo se hace necesario coadjuntar a la investigación las anteriores perspectivas expuestas, abordándolas desde la técnica de recogida y análisis de datos que nos ofrecen los mapas mentales, utilizada de tal manera que nos ha permitido aprovechar las diferentes informaciones que ofrece y extraer los resultados y conclusiones ajustadas a sus particular potencial explicativo.

Después de seleccionada la muestra, se hizo el reconocimiento a través de la observación sistemática del área de mapeo. Se registraron la presencia y las características de los elementos particulares del Centro Histórico de Santa Marta que los usuarios utilizan como puntos de referencia. Se aplicó el instrumento de Mapa Mental, dándole a cada sujeto una hoja de papel en blanco y un lápiz negro, pidiéndole hacer un dibujo del Centro Histórico de la ciudad de Santa Marta, sin interferir de modo alguno en la forma de tomar la hoja, el lápiz e incluso en el tiempo de elaboración y producción misma del mapa mental. Posteriormente, se clasificó la información, sometiéndola luego a un procesamiento estadístico en los programas informáticos SPSS-11,5 y Microsoft Excel-Office XP y, finalmente, se analizaron los resultados.

Resultados y conclusiones

Tal como se elucida en acotaciones anteriores, el mapa mental puede entenderse como el producto de proceso psicológicos perceptuales y cognitivos mediante los cuales las personas comprenden, organizan e interactúan con el medio que las rodea, dándole un sentido, un significado. Es la representación que se hace una persona en su mente y que le permite la construcción de «imágenes mentales» de los lugares.

Con base en las cinco categorías de análisis de mapas mentales propuestas por Lynch, con una muestra total de 60 personas (40% mujeres y 60% hombres -ver tabla 1-, con un 82% sobre el total entre 16 y 25 años de edad -ver tabla 2- y con una prevalencia de 42% con tiempo de residencia en Santa Marta entre 11 y 20 años -ver tabla 3), el 10% de los mapas fueron considerados como «no mapas», por no cumplir con las características necesarias para el análisis respectivo con base en la técnica de Mapas Mentales.

Tabla  1
Distribución por género

Tabla 2
Distribución por edad

Mapas mentales

Tabla  3
Distribución tiempo de residencia en Santa Marta

Se observa, pues, la prevalencia del estilo de mapa secuencial (ver figura 1), configurado básicamente por sendas y nodos.

Figura 1. Distribución general de tipos de Mapas Mentales

Es a partir de esos cinco elementos (sendas, nodos, bordes, mojones y barrios) que se analizaron las imágenes que las sujetos participantes en la investigación han construido del Centro Histórico, teniendo en cuenta que tales imágenes están cargadas de emociones, intereses y apropiaciones, es decir, son subjetivos y altamente significantes y simbolizantes de una colectividad. Los elementos funcionales de la representación del Centro Histórico de Santa Marta muestran importancia de la práctica del espacio en la construcción de los mapas mentales, aunque no definen la ciudad en sí misma, por eso, sustentando lo siguiente en Augé (1992, citado en De Alba, 2004) no se tomaron las sendas y barrios -propuestos por Lynch- por ser «no lugares» las partes que los definen (vías rápidas, Centros Comerciales, etc.), pues de lo contrario se extraerían de ellos elementos que disocian del contexto cultural en el cual se inscriben.

Sendas: con un total de 9 sendas dibujadas por los sujetos estudiados, se encontró que la Cra. 1ª, Cra. 5ª, Calle 22, el Camellón, la Calle 16, 17, 15, la Cra. 4ª y Cra. 3ª, en ese orden de importancia estadística, son las vías que utiliza el sujeto, normal, ocasional o potencialmente, las cuales resultan de vital importancia, pues observan la ciudad mientras van a través de ella, conectando los demás elementos ambientales (ver figura 2).

 

Figura  2. Distribución de las Sendas

Nodos: con 11 elementos dibujados en esta categoría de análisis, se encontró que el Parque Simón Bolívar, la Bahía, El Rombo y Indio, el Café del Parque y la Plaza de la Catedral, son los nodos representativos dibujados por los sujetos de investigación y estos, por ser puntos estratégicos de la ciudad a los que puede ingresar un observador, permitió vislumbrar los lugares que pueden tener mayor concentración de personas a partir de que estos lugares permiten determinado uso o carácter físico (ver figura 3).

Figura 3. Distribución de Nodos

Mojones: con 24 elementos dibujados en esta categoría de análisis la Catedral, se encontró que el Puente de la Araña, el Monumento Indígena, la Sociedad Portuaria, el Vivero, el Castillo (Gino Pascalli), la Gobernación, el Claustro San Juan Nepomuceno y el Morro, son los puntos de referencia exteriores al ciudadano. Se reconocen aquí los lugares que las personas tienden a utilizar para ubicarse dentro del CH, pues se sabe que cuando las personas hacen la elección de determinado lugar, eso implica la selección del mismo entre otras tantas opciones; adicional a esto los mojones son considerados como claves de identidad (ver figura 4).

Figura 4. Distribución de Mojones

Los lugares dibujados, con carga identitaria más o menos pronunciada para los sujetos, fueron un total de 144, destacándose dentro de la imagen colectiva el Parque Simón Bolívar, El Camellón y la Catedral con una distribución superior al 40%.

Teniendo en cuenta que el sujeto identifica los elementos antes descritos en su recorrido por el Centro Histórico, se relaciona con ellos y, por lo tanto, los dota de un sentido, les da mayor relevancia a unos que a otros para construir su imagen de ciudad y como manifiesta Lynch (Holahan, 2004), les da significado dependiendo de los acontecimientos vividos dentro o con respecto a ellos, establece interacciones entre ellos y los superpone.

El orden de distribución estadística permitió conocer la organización jerárquica de los lugares que pueden definirse como lugares de identidad social-urbana del samario (ver figura 5).

Figura 5. Distribución de lugares dibujados: 8 representativos de 144 dibujados

Si la ciudad es un verdadero lenguaje, como propone Barthes (Holahan, C., 2004), los espacios que componen los mapas mentales del Centro Histórico de Santa Marta pueden ser considerados como si fueran palabras cuyo significado es susceptible de ser analizado de la misma manera que el lenguaje verbal. De acuerdo con lo anterior, la lista de lugares dibujados son tan significativos como la lista de asociaciones de palabras.

En este orden de ideas, muchos de los lugares no fueron mencionados de manera escrita, sin embargo fueron verbalizados, destacados con detalles en el dibujo, por los cuales son reconocidos de forma inmediata dentro de los mapas por sus características particulares que les hacen ser únicos dentro del Centro Histórico, invitándonos a inferir que lugares como esos no necesariamente requieren de un nombre dentro del mapa, ya que su valor significativo le hace un ente de identidad social-urbana por sí mismo; sino que, además, muestran cómo los lugares aledaños cobran cierto reconocimiento a la hora de encontrarse cerca de tales lugares; tal es el caso de Aposmar, Papelería Picapica y Papelería Tauro, que cobran importancia en la construcción de los mapas mentales por encontrarse en los alrededores de la Catedral la cual, dentro de la distribución porcentual de los mojones ocupa el primer lugar; asimismo, se presenta el caso del Puente Araña, que la mayoría de ocasiones está acompañado del Almacén Vivero y el Edificio Andina.

Las personas por sí mismas poseen un mapa cognitivo en gran parte por la experiencia obtenida con lugares en particular, tal experiencia puede darse de forma activa (caminar, recorrer el espacio de forma vivencial) o experiencia pasiva (leer, ver televisión, ver fotografías, oír de otros o ser llevados por otros) la experiencia es diferencia cuando el individuo decide por donde transitar que cuando es guiado por otro y no decide los caminos a recorrer.

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Este artículo presenta algunos de los resultados del Trabajo de Grado de los autores, titulado «Representación Socioespacial del Centro Histórico de Santa Marta», desarrollado en el seno del Programa de Psicología, de la Facultad de Salud -Universidad del Magdalena-, bajo la dirección del profesor Oscar Navarro, Doctor en Psicología Social y Ambiental de la Universidad René Descartes, París V.

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PROYECTO%20DISTRITAL%20DE%20CULTURA20A%D1O%202004-

Citar:

Rodríguez, U., Cortés, S. & Varela, M. (2007, 05 de enero). Mapas mentales del Centro Histórico de Santa Marta. Revista PsicologiaCientifica.com, 9(1). Disponible en: https://psicologiacientifica.com/mapas-mentales-santa-marta

5 comentarios en «Mapas mentales del Centro Histórico de Santa Marta»

  1. El artículo toca de fondo y de manera amplia el sentido que el individuo le da a lo que ve, lo que percibe y lo que siente y por lo que la emotividad del suceso responde a la siguiente tarea: vivir.

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  2. Aunque la elaboración conceptual del artículo es excelente, falta desarrollar más el contenido, no me parece adecuado que se hayan escogido solo 60 individuos, no aclara que entrevista se utilizó, ni está el mapa de la región analizada y la distribución porcentual de los resultados por regiones en el mismo.

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  3. El artículo resulta interesante por la visión especial que le hace a un sector de la población, que, en el pasado, nunca había sido objeto de estudio.

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