Violencia de género: consecuencias en los hijos

Laura Fátima Asensi Pérez
Psicojurix - Psicólogos Jurídicos y Forenses, España

Resumen

Dado que existe bastante información y orientación a las mujeres ví­ctimas de la violencia de género, el presente artículo se centra en otras ví­ctimas invisibles de este tipo de violencia: los niños -hijos e hijas de la violencia doméstica-. Niños expuestos a situaciones de malos tratos. Se pretende plasmar una visión general aunque esquemática de lo que sabemos sobre el maltrato infantil en tanto que modalidad especí­fica de violencia doméstica. A lo largo de la exposición nos iremos deslizando por diferentes niveles de análisis.

Palabras clave: violencia de género, violencia doméstica, maltrato infantil.

La violencia de género se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión (Ley Integral contra la violencia de género, 2004).

Recientemente, está dejando de ser considerada un asunto privado y cobra la relevancia de un problema social que debe ser comprendido y prevenido.

Definimos la violencia familiar (Cantera, L. 2002. Maltrato infantil y violencia familiar de la ocultación a la prevención. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en El Salvador. PNUD 32 pp.) como un comportamiento consciente e intencional que, por acción o inhibición, causa a otro miembro de la familia un daño físico, psíquico, jurídico, económico, social, moral, sexual o personal en general. La violencia de género se refiere al maltrato físico, psíquico o sexual que reciben mujeres por parte de hombres con quienes han vivido o siguen viviendo una relación íntima.

Definimos el maltrato infantil (Centro Internacional de la Infancia de París) como cualquier acto por acción, omisión o trato negligente, de carácter no accidental, realizado por individuos, por instituciones o por la sociedad en su conjunto, y todos los efectos derivados de estos actos o de su ausencia que priven a los niños de su libertad o de sus derechos correspondientes y/o que dificulten su óptimo desarrollo.

Quiero incidir y resaltar que además de ser altamente probable que los niños sean también víctimas directas de violencia física o psicológica en situaciones de maltrato doméstico, los hijos de las mujeres maltratadas son receptores directos de la violencia contra sus madres, aunque ellos directamente no hayan recibido ni un solo golpe.

Angustia de la madre maltratada

Vivenciar la angustia de la madre maltratada, su temor, inseguridad, tristeza, les produce una elevada inseguridad y confusión. Esa angustia se traduce en numerosos trastornos físicos, terrores nocturnos, enuresis, alteraciones del sueño, cansancio, problemas alimentarios, ansiedad, estrés, depresión, etc.

La UNICEF señala respecto a la violencia de género que, aunque no se «ponga la mano encima», presenciar o escuchar situaciones violentas tiene efectos psicológicos negativos en los hijos. Aunque no sean el objeto directo de las agresiones, padecen violencia psicológica, que es una forma de maltrato infantil y que la Convención Internacional de los Derechos del Niño -ratificada por España- considera una forma de maltrato infantil y la recoge en el artículo 19 como “violencia mental”.

Los niños no son víctimas solo porque sean testigos de la violencia de género, sino porque “viven en la violencia”. Son víctimas de la violencia psicológica, a veces también física, y que crecen creyendo que la violencia es una pauta de relación normal entre adultos (Save the Children, ONG).

Pero lo peor, al estar en fase de crecimiento y desarrollo madurativo, conforman su personalidad en función de la violencia y la toman como modelo, interiorizando los roles de maltratador o maltratada. Interiorizan patrones de comportamiento violentos y no discriminan lo que es adecuado o está bien, de lo que es injustificable.

Violencia en etapas tempranas

En la mayoría de los casos la violencia de género (intrafamiliar) se produce en etapas donde los niños maduran su desarrollo psicológico. Las agresiones de una figura primordial de referencia en su desarrollo (el padre) sobre el agente de socialización por excelencia (la madre). Los hijos de un maltratador crecen inmersos en el miedo. Ellos y ellas son candidatos al diagnóstico de toda la variedad de trastornos por estrés traumáticos, depresiones por desesperanza o de posibles trastornos de personalidad. Todo ello sin un solo golpe, sin un maltrato “directo”. El ejercicio de la Violencia Doméstica siempre afecta a los niños, siempre, bien como receptores, bien como testigos.

Me dirijo en este caso a las madres, que como víctimas en ocasiones no pueden, y en otras no son conscientes de que sus hijos, aunque no sean directamente agredidos, sí lo están siendo de forma indirecta, solo por el hecho de presenciar o vivir una situación de violencia en el ámbito familiar. Y los efectos de la violencia sobre los niños, de todas las edades, son terribles.

Consecuencias de la violencia de género

Grosso modo, las consecuencias de la violencia familiar para estos niños son gravísimas, tanto a corto, como a largo plazo. De hecho, los trastornos y problemas psicológicos y sociales que presentan estos niños son similares a los que presentan sus madres como víctimas de violencia de género. Es decir, los niños en esta situación, insisto, también están siendo agredidos.

Ahora bien, es un mito, dentro de la violencia contra la mujer, que la conducta violenta del agresor a la mujer no es un riesgo para los hijos. Sin embargo, muchísimos estudios prueban que los hijos, sean víctimas directas o indirectas, padecen enormes consecuencias negativas, tanto para su desarrollo físico como psicológico, tanto efectos a corto como a largo plazo, afectando a sus emociones, pensamientos, valores, comportamiento, rendimiento escolar y adaptación social. Manifiestan conductas externas: agresivas, antisociales, desafiantes, etc., e internalizadas: inhibición, miedo, baja autoestima, ansiedad, depresión, síntomas somáticos, etc.

Efectos en los niños, víctimas o testigos, de la violencia de género

Las alteraciones detectadas en los niños y las niñas afectan diferentes áreas: física, emocional, cognitiva, conductual y social (Wolak, 1998):

Problemas físicos:

  • Retraso en el crecimiento.
  • Dificultad o problemas en el sueño y en la alimentación.
  • Regresiones.
  • Menos habilidades motoras.
  • Síntomas psicosomáticos (eczemas, asma, etc.).
  • Inapetencia, anorexia.

Alteraciones emocionales:

  • Ansiedad.
  • Ira.
  • Depresión.
  • Aislamiento.
  • Baja autoestima.
  • Estrés postraumático.

Problemas cognitivos:

  • Retraso en el lenguaje.
  • Retraso del desarrollo.
  • Retraso escolar (rendimiento).

Alteraciones de conducta:

  • Agresión.
  • Crueldad con animales.
  • Rabietas.
  • Desinhibiciones.
  • Inmadurez.
  • Novillos.
  • Delincuencia.
  • Déficit de atención-hiperactividad.
  • Toxodependencias.

Problemas sociales:

  • Escasas habilidades sociales.
  • Introspección o retraimiento.
  • Rechazo.
  • Falta de empatía/Agresividad/Conducta desafiante.

Violencia de género efectos
Figura 1. Efectos directos e indirectos de la violencia en hijos de mujeres maltratadas

Por otra parte, los factores que determinan el alcance del impacto de la violencia en los niños son, básicamente:

  • Edad y nivel de desarrollo.
  • Género.
  • Tipo, severidad y tiempo de exposición a la violencia.
  • Contexto familiar.
  • Tipo de intervención social.
  • Acumulación de otros factores estresantes.

Transmisión generacional de la violencia. El modelo de aprendizaje

Existen efectos a más largo plazo que se producen en los niños expuestos a violencia en el contexto familiar. El más destacado es el modelo de aprendizaje de comportamientos violentos. Se ha estudiado que estos niños, de mayores, con más frecuencia y probabilidad maltratarán a sus parejas y que las niñas serán víctimas de violencia de género.

Los hijos de la violencia de género están viviendo de forma continuada y prolongadas situaciones de violencia y abuso de poder, experiencias que les marcarán en su desarrollo, personalidad, comportamiento y valores en la edad adulta. Por lo tanto, aprenden a entender el mundo y las relaciones de forma inadecuada. En efecto, tengamos en cuenta que la familia es el primer agente socializador y el más determinante para el desarrollo y la formación de modelos y roles.

En efecto, las relaciones familiares violentas influirán en el significado que el niño atribuya a las relaciones interpersonales, y más concretamente a las relaciones entre géneros, entre hombres y mujeres. Estos patrones violentos de comportamiento y relación se aplicarán a sus propias relaciones, desarrollando conductas sexistas, patriarcales y violentas.

Violencia de género, menores expuestos

Algunos autores llegan a la conclusión de que los menores expuestos a violencia hacia su madre desarrollarán unas creencias y valores asociados a la violencia de género, tales como:

  1. El hombre es el que manda en la familia; todos los demás deben obedecerle.
  2. Las mujeres son inferiores al hombre y no tienen los mismos derechos.
  3. Si un hombre golpea a una mujer es porque se lo merece o porque ella lo provoca.
  4. El pegar a las mujeres es normal, es frecuente y no tiene repercusiones.
  5. Si quieres que te respeten tienes que ser violento.

No tienen opción a aprender estrategias más adecuadas de relación interpersonal, de solución de conflictos, flexibilidad, diálogo o respeto.

Evaluación de los menores víctimas de la violencia de género

Debemos ser conscientes de las consecuencias negativas que sufren los niños víctimas directos de la violencia doméstica. Sin duda, los niños también son víctimas y pueden sufrir graves perjuicios en su desarrollo físico y emocional.

Prevención violencia de género contexto social

Es importante destacar la prevención/intervención inmediata desde los servicios sociales, psicológicos, sanitarios, educativos, fuerzas policiales, desde el ámbito jurídico, etc. Debido a que permiten detectar cuanto antes este problema. También las madres, los vecinos, la sociedad en general.

A las madres, los psicólogos, profesores, profesionales de la salud, hacer un llamamiento para estar atentos a fin de determinar indicadores/síntomas/trastornos que puedan estar originados por la exposición a la violencia intrafamiliar. (Muchas madres acuden a consulta con diversa sintomatología psicológica sin ser conscientes de que es producida por el maltrato que sufren, a veces, incluso, “empujadas” por el sujeto maltratador, trasladándoles a ellas la culpa de su estado).

Prevención violencia de género contexto judicial

Ahora bien, desde el contexto judicial, en cada situación que indique violencia contra la mujer y en el que haya niños inmersos se debería actuar lo más rápido y eficazmente posible para valorar la victimización infantil.

En este contexto, la práctica pericial por profesionales, psicólogos adscritos al juzgado, sería la vía a seguir para la realización de una valoración psicológica forense de la existencia de violencia y las consecuencias de esta en los menores, a fin de tomar medidas oportunas para su protección, reflejando el impacto de la violencia, física o psicológica sobre su salud física o psíquica. Estos informes serían una contribución añadida a las pruebas periciales.

Del mismo modo, la atención a la victimización secundaria de las personas que sufren de violencia de género, mujeres y niños. Sufrimiento añadido, que a las víctimas, a los testigos y mayormente a los sujetos pasivos de un delito les infieren las instituciones más o menos directamente encargadas de hacer justicia: policías, jueces, peritos, abogados, fiscales, funcionarios, etc. La victimización secundaria es la respuesta que da el sistema a una víctima, respuesta que la hace de nuevo revivir su papel de víctima, con la agravante que esta nueva victimización se da por parte de las instancias de las que ella espera ayuda y apoyo. Esta vez no es solo víctima de un delito, sino de la incomprensión del sistema.

Daño psicológico e intervención acertada

El daño psíquico padecido por las víctimas de malos tratos (Violencia de género), más la vulnerabilidad de tales víctimas, lleva a que sea fácil reforzar su victimización, que los hace “revivir” varias veces en una relación asistencial (biomédica, jurídica, psicológica, social, etc.), generadora de victimización secundaria. Esta situación victimiza a la víctima de nuevo al obligarla a contar la historia de su trauma por enésima vez, con el consiguiente riesgo de recaída en el daño o dolor padecidos.

En relación con la idea anterior, se debería evitar que los procedimientos en que las víctimas o los testigos son niños sufran dilaciones innecesarias. De hecho, el lenguaje y los aspectos formales deberían de tener en cuenta la edad y el desarrollo del menor. Así mismo, los profesionales que intervienen han de tener experiencia y formación especializada acreditadas. Por consiguiente, habría de evitarse que el menor tenga que declarar dos o más veces sobre los mismos hechos. También evitar el enfrentamiento con el agresor, procurar la protección visual del menor, siempre que sea necesario, y preservar la intimidad del menor celebrando el juicio a puerta cerrada.

Si aquí hay madres que han sufrido violencia de género y profesionales implicados en estos asuntos, entenderán lo complicado que resulta, a veces hacer entender en los procesos judiciales, la violencia sufrida por los niños.

Ejemplos, muchos y continuos. Siguen prevaleciendo, por desgracia, algunos mitos, como:

  1. Si un hombre arremete contra la mujer, no influye en su relación con los niños.
  2. La figura paterna es imprescindible para el correcto desarrollo de los menores.

Haría una puntilla: siempre y cuando la relación del padre con sus hijos no los perjudique. En caso contrario, más vale no contar con la figura paterna, que tener una figura inadecuada y destructiva.

La importancia de una detección precoz del maltrato infantil

Antes de proceder a un repaso de estas herramientas del trabajo preventivo que constituyen los indicadores del maltrato infantil, debemos hacernos las siguientes reflexiones:

1. Los niños y niñas que sufren maltrato suelen presentar problemas en su proceso evolutivo, en los niveles emocional, cognitivo, conductual y social que les dificultan el desarrollo adecuado de su personalidad. De ahí la necesidad de la Prevención en este campo.

2. Considerada esta cascada de efectos negativos para el desarrollo personal de la persona menor maltratada, tiene mucha importancia el detectar cuanto antes el maltrato infantil.

3. La detección precoz del maltrato infantil puede realizarse mediante una lectura inteligente de indicadores del mismo.

4. Estos indicadores consisten en señales de alarma que “indican” una potencial situación de riesgo de maltrato.

5. Un uso adecuado de los indicadores debe tener en cuenta criterios como la frecuencia de las manifestaciones, así como el contexto, el modo, el dónde y el cuándo aparecen y la eventual “constelación” de los mismos.

6. Los indicadores apuntan a circunstancias de riesgo, no son factores determinantes del maltrato infantil. No son causa-efecto.

7. Desde estas reservas, podemos considerar algunos de los indicadores más corrientes en la evaluación precoz del maltrato infantil.

Indicadores en la víctima infantil

En la víctima infantil del maltrato pueden aparecer señales en distintos niveles:

1. Somático y fisiológico

  • Cicatrices, hematomas, fracturas, magulladuras, cortes, quemaduras, raspaduras, marcas de mordeduras, etc.
  • Trastornos de la alimentación, de la vigilia y del sueño.
  • Descuido y suciedad corporales y de la vestimenta.
  • Dolores frecuentes y diversos.
  • Retrasos en el desarrollo físico, emocional, cognitivo y psicosocial.

2. Actitudinal y emocional

  • Nerviosismo, ansiedad, irritabilidad, recelo, vigilancia, aislamiento, hostilidad.
  • Cansancio, desmotivación, inapetencia y pasividad.
  • Fluctuaciones bruscas en el estado de ánimo.
  • Depresión, tristeza y baja autoestima.
  • Aversión al contacto físico o a la interacción social con personas adultas.

3. Conductual

  • Absentismo escolar reiterado e injustificado.
  • Entrada temprana y salida tardía de la escuela.
  • Crisis repentina de rendimiento escolar.
  • Declaraciones reiteradas de que nadie se ocupa de mí.
  • Miedo de regresar a casa.
  • Afirmación de que le han maltratado.
  • Expresión pública de comportamiento sexual precoz.
  • Peleas y discusiones frecuentes.
  • Comportamiento agresivo, antisocial y destructivo.
  • Explosiones de llanto sin motivo aparente.

8. Intervención

Tres aspectos a tratar, principalmente, en los niños víctimas de violencia de género y familiar:

– Emocional. Ofrecer al niño la posibilidad de ser escuchado y de hablar sobre sus sentimientos a fin de que se libere y normalice sus emociones.

Muchas madres no saben que la violencia que ellas han recibido afecta también a sus hijos.

Aclarar sus dudas, a madres e hijos, y disminuir su incertidumbre.

– Cognitivo. Ayudar al niño a reestructurar sus valores y creencias sobre la violencia.

– Conductual. Ayudarlo en la inseguridad que siente y percepción de falta de control sobre su vida. Manejar la asertividad, planes de actuación de protección, aprender a personalizar recursos y estrategias de afrontamiento y prevención. Enseñarle a manejar la tensión, y posibles conductas resistentes, desajustadas o agresivas.

A modo de conclusión

Así pues, a los hijos e hijas de las mujeres víctimas de la violencia de género los consideramos también víctimas, las víctimas invisibles y, por ello, necesitan la concienciación, la atención, el apoyo y protección tanto de sus madres y padres como de todos los profesionales inmersos o no en el contexto social-psicológico-sanitario-jurídico.

Destaco una cita de Lorente en su libro sobre violencia de género y suicidio: “Hay muchos ojos que no ven porque sus corazones y sus conciencias no quieren mirar”.

Cuando estamos ante una mujer víctima de violencia de género, y es madre, debemos de tomar conciencia de que estamos ante más de una víctima.

Insistir en la victimización secundaria que es un fenómeno que ocurre cuando una víctima de violencia familiar recurre a alguna institución (comisaría, hospital, servicios sociales, juzgado, etc) o a algún profesional (médico, psicólogo, abogado) en busca de ayuda y dichas instituciones o profesionales, quizás poco informados acerca del problema e impregnados por los mitos acerca de la violencia doméstica, se conducen culpando a la víctima. Se incurre así en conductas que, en lugar de ayudar, convierten a la persona, por segunda vez, en víctima. Aquí también, la tarea de prevención, informando y orientando a la comunidad ayudaría a evitar estas conductas.

De igual manera, creo necesario insistir en campañas de sensibilización e información a nivel familiar, escolar y social sobre la problemática de la violencia familiar en todas sus modalidades y atendiendo a todas sus víctimas.

Referencias

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Citar:

Asensi, L. F. (2007, 16 de enero). Violencia de género: consecuencias en los hijos. Revista PsicologiaCientifica.com, 9(5). https://psicolcient.me/uszf8

18 comentarios en «Violencia de género: consecuencias en los hijos»

  1. Artículo bueno. Pero mi duda es en cuanto se aplica esto u en concreto en España. Porque lo que veo, tanto que se llenan la boca de hablar del interés superior al menor y la preocupación sobre si desarrollo, etc. y en hechos resulta ser montón de hipocresía. A nadie le importa un hijo que no es suyo, y les da igual si los padres se llevan a matar. Menos palabrería, más acciones y medidas hacen falta en este país. Y realmente sea en la preocupación del menor, no tanta burocracia y leyes sin sentido alguno. Que desprotegen al menor. Un maltratador no es buen padre, al igual que si es madre. Se le debería de privar del derecho sobre los hijos porque poco beneficio les aportarán semejante clase de padres/madres.

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  2. Somos víctimas y nos sentimos maltratados también, aunque nunca nos hayan pegado, sentimos pánico hacia una persona que es parte de tu creación que se supone que debe quererte y protegerte, somos niños a los que nuestra infancia es destruida y sobrevives, sigues hacia adelante en la vida, pero nunca se olvida lo que has sufrido, lo tienes marcado y en momentos de tu vida vienen esos recuerdos, es muy duro, somos tres hermanos y gracias a Dios no somos maltratadores ninguno

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  3. El miedo es paralizante, es irracional, no te deja actuar., si a eso unimos la total falta de autoestima y el machaque diario, deben entenderlo. Te conviertes en un robot. Solo vives para no molestar al agresor, para proteger a tus hijos. Tú recibes el maltrato a ellos que no los toquen físicamente. Recibes los golpes por ellos. Crees que no están siendo perjudicados. Esa es la rueda. El desgaste psicológico es total.

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  4. Ostras, pues tienes razón. Estoy harta de que criminalicen a la víctima por no hacer nada!!! Bastante tiene ella con lidiar con el maltratador. Que emocionalmente no es capaz de salir de ese bucle.

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  5. Creo que es muy teórico y que la capacidad de auto superación y de discernimiento del menor no aparecen por ningún lado. El menor se da cuenta de que su padre tiene dificultades y que su comportamiento no es el normal. Por otra parte, se nos olvida que en esos hogares, además de violencia, también hay amor. Y eso de que se reproducen los roles… En fin, la violencia está en todas partes… Yo no soy maltratada y creo que maltrato lo justo como casi todo el mundo. Observo en el ámbito laboral, el comportamiento de adultos que no han padecido la violencia machista en sus hogares y en fin… tienen mucho que mejorar.
    Por favor, dejen de criminalizar a personas con problemas y de etiquetar de tarados a los que han convivido con esas personas y sobre todo no hablen «científicamente» Hablen desde la experiencia, ganaremos todos.

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  6. Un muy buen artículo, yo soy uno de esos tantos niños víctimas de violencia de género, a quienes definen muy bien como víctimas invisibles. Me sorprendió mucho este estudio porque no es común que se hable de la violencia doméstica desde este punto de vista. Mi motivación para escribir es motivar a estas víctimas a que estudien y no dejen de luchar para que la historia no se repita. Seré pronto profesora y cuando veo a mis alumnos en mi práctica puedo reconocer fácilmente que es lo que están viviendo, me veo a través de sus ojos llenos de miedo y pena, y pienso soy igual que tú, es difícil, pero no fue nuestra culpa, podemos cambiar esta pena por alegría. Que nada ni nadie mate tu hermosa esencia. Jamás dejaré de creer, aunque a veces flaquee. Solo por compartir.

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  7. Me parece un excelente aporte por parte de la comunidad psicojurídica. Mi trabajo de grado consiste precisamente en este tema, y aunque soy de Venezuela, me es de gran utilidad. Gracias.

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  8. Soy la hija menor de un padre golpeador, viví aterrorizada desde que tengo memoria hasta los 7 años que mis padres decidieron separarse, fue sumamente difícil buscar ayuda porque en mi familia nadie sabe de los abusos de mi padre, solo mi madre y hermana que lo vieron junto conmigo y ellas lo ocultaron a todo el mundo. Durante la niñez experimenté ansiedad, sudoración de manos y pies hasta el grado de gotearme, insomnio, ataques de pánico, baja autoestima, nerviosismo (temblor de manos), pena, culpa y profunda tristeza, recuerdo mi niñez siempre teniendo mucho miedo y tristeza. En la adolescencia tuve ideas suicidas muchas veces, pero afortunadamente jamás tuve el valor de llevarlas a cabo, posteriormente me hice rebelde, fuerte y muy agresiva. Fue muy difícil entender por qué entablaba relaciones conflictivas y muy dañinas con mis novios. Ahora tengo una pareja equilibrada que me mostró que la vida no es así, que algo andaba mal conmigo y que estar triste o muy enojada no era normal, desde entonces decidí salir adelante, he ido a psicoterapia y aunque aún estoy en el camino al equilibrio y decaigo fácilmente estoy comprometida en sanarme. Mi más grande reto es poder recordar mi niñez sin sentir dolor de estómago y unas inmensas ganas de llorar, parte de mi terapia es enfrentar el caso, solo así reuní el valor para escribirle esto. Espero mi comentario sirva para apoyar y fomentar sus estudios, estoy totalmente de acuerdo con el texto, verdaderamente parece que describen mi infancia. Las personas felices no imaginan como te transforma y marca para toda la vida una niñez violenta. Si ustedes me hubieran conocido en la adolescencia, no creerían que soy yo.

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    • Hola, mi nombre es Cristina… también sufrí esa misma experiencia… y tengo ya 44 años y, aun así, mis padres siguen juntos… porque hace años cambio de ser un maltratador de golpes a ser un abuelo con máscara… con máscara porque sé que se esconde tras ella. Hoy en día ayudo a todos, pero yo me quedo para la última… y tengo dependencia de mis padres. Sufro si se enfadan conmigo…me rebajo a pedirles perdón aunque no tengo la culpa… tan solo mi madre me reprocha que siempre he tenido mucho genio… y no es genio, es ira… consecuencia del maltrato indirecto que sufrí. De dos hermanas yo era la que estaba protegiendo a mi madre, mi hermana siempre al margen. Estoy pensando en asistir a un psicólogo, tengo trabajo, mi casa, mi pareja y mi niña lo tengo todo para ser feliz y no puedo con este peso. Un saludo.

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    • Ojalá mis padres se hubiesen separado. Eso era imposible. Hubiese sido nuestro sueño. Mi padre desde nuestro nacimiento nos negó la vida, el desarrollo intelectual, emocional. Nos crucificó. Digamos que es un terrorista de la mente. Ese es mi término. Maltratador es poco. Psicópata y terrorista. 6 hijos, 6 condenados. La historia es muy larga. Con 79 años lo llevo mi madre a juicio, recuperó así su autoestima. Antes de eso hubo unos años de separación voluntaria por parte de él. Mi madre después de una paliza volvió. No entendí por qué. La amenazo con matar a su yerno y eso sería la desgracia de su hija. Es más, le enseño la escopeta que tenía en el maletero. Quién sale de ahí ? Todo a escondidas, él tenía una faceta pública de humano y esplendoroso con su familia. Callábamos por proteger a nuestros hermanos. Si uno quería huir, los demás pagarían las consecuencias. Un infierno era un hogar para nosotras. La cárcel hubiese sido el paraíso para nosotros 6. El miedo nos hizo paralizar de no cometer una tontería. Nos adaptamos a la situación, como los camaleones a su medio. Una vida falsa. Una en la calle y otra en casa. Mi madre no sabía que sufríamos enormemente en nuestra mente. Nunca nos puso la mano encima. Pero nos machacó el cerebro.

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  9. Lo considero regular, porque niega la experiencia empírica, y la substituye con ‘ideas’. Peor aún, ‘ideas’ no propias, sino tomadas de creadores de conceptos para masas, como la ONU (Maltrato infantil y violencia familiar de la ocultación a la prevención. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en El Salvador. PNUD ). Y lo peor es que esta ocultación de la realidad se realiza por una persona que dice ser ‘Psicóloga Clínica y Forense’. ¿Un arquitecto recurriría a las declaraciones de la ONU sobre la definición de la ley de la gravedad, o a Newton? Los datos de maltrato a niño, en todo el mundo, son coincidentes. Es la madre, en el hogar biológico, la principal perpetradora de maltrato a niños. No solo negligencia (que se considera, por los ‘científicos del género’, ‘poco grave’, pero que es, de datos del trabajo de UNICEF, Innocenti Report Card, 2003, la principal causa de muertes de niño por maltrato), sino abuso físico (el último dato, por ejemplo, de la India, año 2007), por no hablar de la responsabilidad en las muertes y asesinatos de niños por maltrato. Hay dos trabajos, uno de 2004, presentado en la UNED : Título: Maltrato a niños en occidente. Autor: A. Javier M. Martinez. (Asociación Renuka). Y el otro, específicamente sobre muertes y asesinatos de niños por maltrato, en 2007, cuando dispusimos de datos oficiales por primera vez en España (y coincidía y empeoraba lo que ya había de USA), y su relacion con la implantaciónde políticas de género (ya analizada NUMÉRICAMENTE en el anterior trabajo, ca iitulo 4, cosa que esta señora y todos los ‘científicos del género jamás hacen, nunca verifican sus teorías numéricamente, como se debe hacer en ciencia). Título: Maltrato y asesinato de niños en occidente y políticas de género. Autor: A. Javier M. MArtinez (Asociacion Renuka). Este último trabajo, en solo 3 páginas, tiene más datos que todo el anterior, lleno de ‘ideas’. No deja de sorprenderme la inmensa capacidad de la mente femenina (Y muchas masculinas) para afrontar lo qe ven delante no en función del análisis objetivo, sino en función de ‘la belleza de las ideas expuestas’. Eso no es ciencia. Por eso lo he calificado de regular, por no decir algo peor.

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    • Hola Javier, antes que nada si me equivoco por lo que digo perdón mi ignorancia, si no me equivoco solo quiero que me recomiendes que leer.
      Quiero hacer mi tesis sobre algo parecido. En realidad no quiero tratar violencia de género y la influencia en los niños. Específicamente quiero tratar la violencia entre los padres y la influencia en el niño. Porque hay algo que considero crucial en el tema. La violencia es circular, y se clasifica de diversas maneras, en cualquiera de ellas se abandona al niño víctima de las escenas de violencia, y justamente por ello creo que si hay violencia en la pareja, sea que la mujer responde, sea que la mujer calle, se está violentando al niño. Si una madre sufre violencia, tiene que salir de la situación o si no también está ejerciendo violencia sobre su hijo…

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    • Respeto tu opinión con referencia al artículo de la autora Asensi. Creo que ha sido muy bien planteado. Cuando el maltrato trata de enfocar la violencia de los progenitores y el impacto en los hijos es justamente lo que ella explica. Los hijos se convierten en víctimas. Otra modalidad de maltrato infantil también existe. El físico, el psicológico, el sexual, por negligencia. Si ambos padres están presentes, uno debe reaccionar y parar el maltrato. De lo contrario se convierte en cómplice. Pero a veces el terror no deja reaccionar, como en la violencia de género. No es que celebro mucho el término, pero ayuda para aclarar cuando el «machismo desmedido» está de por medio.
      Lo califico de excelente. Soy psicóloga clínica y terapeuta familiar.

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  10. El artículo me parece sumamente interesante, sobre todo porque en muchos países, especialmente de Latinoamérica, se sigue invisibilizando a las víctimas receptoras más importantes de la violencia, aun cuando solo sean testigos de ella. En Chile, precisamente, no hay registro de intervenciones sistemáticas hacia ellos, a lo sumo solo intentos que no han perdurado en el tiempo y, por tanto, que no pueden ser aprovechados por otros profesionales o equipos multidisciplinarios. Muy buen aporte el artículo, una visión muy real y concreta de lo que parece obvio, pero que no es visible a los ojos de cientos de profesionales de las ciencias sociales que concentran su atención en el hacer por hacer. Felicitaciones.

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  11. Me parece que el artículo es muy bueno, ya que contiene información valiosa que, se nota, ha sido parte de una rigurosa investigación sobre el tema, que lamentablemente en la sociedad de hoy está muy latente. Muchas veces no se tiene en cuenta este tipo de aportes que enriquecen las investigaciones que estén siendo trabajadas sobre el tema.

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  12. Este artículo me parece excelente, ya que es necesario profundizar cada vez más en este tipo de temas, no solo para ayudar a la mujer maltratada, sino por esas víctimas invisibles que posteriormente reproducirán el mismo ejemplo que vivieron. En mi experiencia como psicóloga puedo confirmar que las conductas agresivas en los niños o, al contrario, el retraimiento y las deficiencias dentro del ámbito escolar son solo el foco rojo que nos indica que algo está mal y que su origen es 100 % del hogar.

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