Evaluación psicológica para jóvenes emprendedores: Métodos e instrumentos clave

Juan de Dios Uriarte Arciniega, Pedro Martí­n González.
Universidad del Paí­s Vasco Sopelana-Vizcaya, España.

Resumen

Cuando el desarrollo de nuevas empresas resulta importante para el crecimiento económico del paí­s y las instituciones impulsan a los jóvenes hacia el autoempleo y la creación su propia empresa, la psicologí­a deberí­a profundizar en el estudio de los comportamientos económicos de los empresarios, así­ como en los motivos, cogniciones, actitudes, valores y todas aquellas caracterí­sticas psicológicas que subyacen para que en una población determinada, dadas una mismas condiciones objetivas, se decida a trabajar por cuenta propia, asumiendo altos riesgos económicos a la hora de ponerse al frente de una organización. El objetivo de este artí­culo es mostrar un resumen de los instrumentos psicológicos utilizados en el estudio de las diferencias psicológicas de los emprendedores. Ello nos da idea de las limitaciones metodológicas existentes en este campo, así­ como de la evolución de los modelos psicológicos subyacentes en los últimos treinta años.

Palabras clave: Emprendedor, comportamiento económico, personalidad, instrumentos psicológicos.

Los comportamientos económicos constituyen una parte importante de la conducta humana y de la realidad social. Las conductas relativas a la obtención de recursos económicos, el consumo, el ahorro, la inversión, los impuestos, el ocio, la protección del medio ambiente y otras, son ejemplos de dichos comportamientos. También los procesos de creación de una empresa propia, en tanto que son protagonizados por individuos particulares, se pueden incluir en esta área. No obstante, el estudio psicológico de los sujetos de los empresarios-emprendedores está poco desarrollado, si lo comparamos con comportamientos como el consumo y el ahorro.

La conducta emprendedora se refiere aquí al conjunto de actividades específicas de aquellos individuos que deciden crear una empresa propia, parten de una idea, asumen riesgos financieros, ocupan un papel dirigente en su empresa y la conducen para lograr el éxito en un entorno competitivo y cambiante (Uriarte, 1999). En una época como la actual, en la que se destacan, por un lado, el papel de la pequeña empresa para el crecimiento económico y, por el otro, el apoyo institucional (diputaciones, ayuntamientos, entidades bancarias, universidades) para el autoempleo y la creación de nuevas empresas, resulta conveniente ahondar en la capacidad de predecir las posibilidades de éxito del emprendedor individual.

No se dispone de datos fiables, pero se estima que al menos el 10% de los comportamientos de las personas es de naturaleza económica (ahorrar, comprar, invertir, pagar, dar, regalar, entre otros). En cambio, en los empresarios-emprendedores el porcentaje podría ser del 60%-80% (Wärneryd, 1989). En ambos casos, las conductas en las que el dinero ocupa un lugar destacado no son puramente racionales sino discrecionales, basadas en la «racionalidad subjetiva» de los protagonistas y corresponden al área de la individualidad. Por ello, es propio de la psicología comprenderlas, explicarlas y predecirlas, recurriendo a métodos e instrumentos psicológicos.

El psicólogo norteamericano George Katona, considerado como uno de los grandes impulsores de la Psicología Económica, afirmaba que su objetivo era el análisis psicológico de las principales decisiones de los consumidores y los empresarios, en tanto que las mismas estaban condicionadas, no sólo por factores o variables socioeconómicas sino también por factores subjetivos: procesamiento de la información, actitudes, preferencias, valores, etc. Desde entonces y hasta nuestros días, la Psicología Económica, y específicamente la Psicología del Empresario-Emprendedor, vienen utilizando otros métodos más completos de los cuales es posible sacar deducciones valiosas: estudio de casos en profundidad, escalas, tests proyectivos, pruebas estandarizadas, etc. En unos casos, los instrumentos psicológicos utilizados han sido previamente avalados por la comunidad científica; en otros casos, se ha procedido a adaptaciones o a la construcción de los instrumentos, de acuerdo con las peculiaridades del estudio y la población de referencia.

Instrumentos psicológicos

La investigación psicológica de los emprendedores ha estado interesada en descubrir qué tipo de persona es la que preferentemente se orienta a la creación de una empresa, por qué algunos individuos arriesgan sus bienes, invierten su talento y se esfuerzan por alcanzar el éxito. Desde diferentes enfoques teóricos y con distintos diseños de investigación, en la literatura especializada se han ido acumulando una serie de conocimientos sobre la particular manera de comportarse del empresario. No obstante, los intentos por delimitar las cualidades específicas de los emprendedores adolecen de limitaciones teóricas y los diseños de investigación no han sido siempre los más adecuados, lo cual ha impedido la necesaria generalización y el contraste de resultados. Siendo conscientes de las carencias, el objeto de este artículo es simplemente recopilar algunos de los instrumentos psicológicos presentes en el estudio de las cualidades personales de los emprendedores, con el fin de que puedan ser tenidos en cuenta por los futuros investigadores.

Hornaday (1970) afirma que la investigación sobre las características del individuo emprendedor gira en torno a tres preguntas principales:

1.¿Hay características (psicológicas, sociológicas, hereditarias, ambientales, educacionales, o experimentales) que distinguen al emprendedor con éxito de otros grupos humanos?

2. De ser así, ¿están estas características presentes anteriormente a la experiencia emprendedora y, por consiguiente, la determinan?

3. Si hay características distintivas y éstas están presentes antes de la actividad emprendedora, ¿cómo pueden ser evaluadas de forma fiable anteriormente a la creación de una nueva empresa?

Parece que la respuesta a la primera pregunta es afirmativa, es decir, los emprendedores poseen una serie de características específicas que los distinguen del resto de las personas. Pero aún no está claro si las características propias de los emprendedores que han conseguido el éxito son la causa de esa actividad emprendedora o si, por el contrario, es la propia experiencia emprendedora la que las provoca. Para aclarar esta cuestión son necesarios estudios longitudinales en los que se evalúen las variables psicológicas antes de que aparezca la actividad emprendedora, y estudios experimentales en los que se manipulen esas variables para observar el efecto de ese cambio en la conducta del sujeto. Un ejemplo de este tipo de investigaciones lo encontramos en el trabajo de McClelland, el cual ha elaborado un programa para aumentar la motivación de logro de los empresarios y, posteriormente, observar si este entrenamiento tiene como efecto una conducta más emprendedora.

En opinión de Hornaday (1970), se necesita un estudio definitivo, longitudinal, sobre los efectos de la educación. Una investigación bien diseñada, con técnicas de pre y post-medición y un grupo de control cuidadosamente seleccionado podría analizar los efectos medibles y percibidos de la educación emprendedora. Debido a la dificultad que conlleva este tipo de estudios, la mayoría de los que se han llevado a cabo han sido de comparación de grupos, en los que se comparan las características de sujetos emprendedores y sujetos no emprendedores.

Katona manifestó que «el método de investigación más importante de la psicología económica es la encuesta con entrevistas a grupos representativos» (Katona, 1965:416), en este caso a individuos emprendedores. Pero, además de las encuestas, en el estudio de las características de personalidad de estos sujetos se han utilizado con frecuencia tests psicológicos, de uso común en otros colectivos. Dos tipos de pruebas que se han utilizado son los tests proyectivos y los tests de lápiz y papel. Los primeros son menos directivos y más subjetivos y se asume que en las respuestas el sujeto proyecta sus sentimientos, creencias, motivaciones, actitudes, etc. En los tests de lápiz y papel, el sujeto normalmente sólo tiene que dar una respuesta si-no o posicionarse a sí mismo en una escala con respecto a una afirmación determinada (por ejemplo, la escala de Likert).

En cuanto a las pruebas proyectivas, una de las más conocidas en la investigación sobre emprendedores es la utilizada por McClelland, que desarrolló un método para evaluar la motivación de logro por medio del Test de Apercepción Temática (TAT) de Murray. En esta prueba se presenta un dibujo al sujeto y éste debe escribir una historia sobre el mismo. Para la interpretación de las respuestas, el evaluador debe buscar en las historias de los sujetos temas relacionados con el logro, indicado por la mención de alguno de los siguientes incidentes: 1) Definir un problema; 2) querer resolverlo; 3) pensar en modos para solucionarlo; 4) pensar en las dificultades que se presenten en la solución; 5) pensar en gente que podría ayudarle a solucionarlo y, 6) anticipar qué pasaría si tuviera éxito o si fracasara. Por cada una de estas ideas el sujeto recibe una puntuación de +1 y si no aparece ninguna recibe un -1. Esta técnica ha recibido numerosas críticas debido a su falta de objetividad y consistencia y, en consecuencia, se han creado diversos cuestionarios para evaluar la motivación de logro (Lynn, 1969; Smith, 1973; Tziner y Elicur, 1985; citados en Cromie y O´Donaghue, 1986). Sin embargo, tampoco se ha llegado a un acuerdo sobre cuál es el más apropiado.

Entre los tests de lápiz y papel el más utilizado en el estudio de los emprendedores probablemente sea la Escala I-E de Rotter (1966), desarrollada para evaluar el Locus de control. Esta escala está compuesta por 29 ítems de elección forzada, entre los cuales se encuentran 6 creados para ocultar el objetivo de la prueba. Cada ítem consiste en un par de afirmaciones alternativas que expresan creencias opuestas sobre el control interno o externo que uno ejerce sobre el ambiente. La puntuación en la escala es el número total de ítems en los que se ha elegido la opción externa. Ejemplos de ítems de la prueba son los siguientes:

– Tener éxito es cuestión de trabajo duro; la suerte tiene poco o nada que ver con ello.

– Obtener un buen trabajo depende principalmente de estar en el lugar adecuado en el momento apropiado.

Rotter considera que el locus de control es un continuo unidimensional, desde el control más interno hasta el más externo, sobre cualquier tipo de situación. Otros autores, en cambio, han considerado que el control sobre los eventos puede ser ejercido por uno mismo, por otros poderosos o por factores de azar (Levinson, 1973; citado en Cromie y O`Donaghue, 1986) y que, por tanto, se debería evaluar cada una de estas dimensiones de forma independiente. Esto implicaría que el instrumento elaborado por Rotter sería inadecuado para evaluar el locus de control.

Hornaday y Aboud (1971) estaban interesados en identificar y medir las características personales de los emprendedores exitosos, aparte de la bien conocida «necesidad de logro» de McClelland. Pensaban que sería de gran valor un sistema de selección de emprendedores basado en pruebas objetivas y estructuradas de modo que pudieran ser administradas por distintos profesionales, no sólo por los psicólogos.

Algunas pruebas han sido creadas expresamente para evaluar las características psicológicas relacionadas con la actividad empresarial. Uno de estos instrumentos es la medida de Tendencia Empresarial General (GET), elaborada por Caird (1978; citado en Cromie y O`Donaghue, 1986), la cual define la tendencia empresarial como la tendencia a establecer y dirigir proyectos. Su escala consta de 12 preguntas para evaluar cada una de las siguientes áreas: motivación de logro, locus de control interno, tendencia creativa y toma de riesgos calculados, y 6 preguntas para medir necesidad de autonomía. A cada una de estas 54 preguntas el sujeto debe contestar si está de acuerdo o en desacuerdo. Según la autora, el instrumento es válido y fiable, así como internamente consistente. Son necesarios más estudios transculturales para confirmar la validez de la escala.

Los investigadores que desean estudiar las diferencias individuales en la conducta emprendedora generalmente aplican escalas muy específicas, focalizadas, por ejemplo, en la motivación de logro, los valores, el locus de control, por mencionar sólo algunas de ellas. En ocasiones, se ven necesitados de construir instrumentos específicos para evaluar las variables, pero sin referencias a teorías o sistemas comprensivos de la personalidad, con lo cual la interpretación psicológica de los resultados y su posible generalización están bastante limitados (Brandstätter y Königstein, 1997). Sin embargo, existen algunas excepciones en las escalas y cuestionarios de Eysenck, Cattell, Gordon, Rockeach, las cuales poseen datos de su fiabilidad y validez.

El Cuestionario Factorial de Personalidad elaborado por Cattell (16PF) es un sistema de evaluación global de la personalidad que ha sido contrastado internacionalmente. Su amplitud y tiempo de aplicación no había permitido, hasta la presente investigación, su utilización con muestras de emprendedores. Por ello, Brandstätter (1988) realizó una adaptación rigurosa que posibilitaba medir las mismas variables a partir de 32 adjetivos bipolares, dos por cada rasgo del original. Así, la aplicación del Cuestionario (16PA) se completaba en no más de 10 minutos y posibilitaba también la obtención de los factores de 2º orden, los que designan los aspectos más nucleares de la personalidad. De esta manera se puede evaluar globalmente la personalidad de un individuo a partir de 5 factores, que se han venido denominando como los Big Five factores de personalidad: orientación a la norma, estabilidad emocional, independencia, dureza y extraversión.

Todos estos instrumentos se completan, frecuentemente, con encuestas o cuestionarios que permiten recoger datos cuantitativos sobre las características de la empresa y sobre ciertas actitudes y creencias del empresario. Las encuestas pueden realizarse mediante entrevistas personales, telefónicamente o por correo. Utilizando encuestas enviadas por correo, es posible recoger datos de un gran número de sujetos, y disponer de una muestra amplia permite realizar comparaciones entre diferentes grupos (dependiendo, por ejemplo, del tipo de industria, tamaño, edad, etc.). Pero, como señala Katona (1965), las encuestas por correo también tienen grandes desventajas. Por un lado, el porcentaje de contestación suele ser bastante bajo, considerándose un 30 o 40 por ciento de respuestas como un resultado altamente satisfactorio. Los sujetos que no contestan a estos cuestionarios tendrán variadas razones para no hacerlo, y pueden poseer determinadas características que los diferencian de los que sí lo hacen (pueden estas más ocupados, tener diferentes motivaciones, tener más ingresos, etc.), por lo que la muestra obtenida dejaría de ser representativa de la población a investigar.

Un modo de aumentar la participación en un estudio en el que se utilicen encuestas enviadas por correo es realizar previamente una entrevista telefónica. Un ejemplo de este tipo de procedimiento lo encontramos en el trabajo de Davidsson (1989), quien seleccionó un total de 510 empresas pequeñas, cuyos propietarios fueron entrevistados telefónicamente en 423 casos (83%), y 332 (63% del total) de los mismos contestaron a un amplio cuestionario enviado por correo. Este porcentaje de participación puede considerarse como altamente satisfactorio, comparado con otros estudios de este tipo. El autor señala que para obtener una buena tasa de respuesta los cuestionarios deben incluir únicamente preguntas que el director sea capaz de responder sin tener que consultar a otras personas o buscar documentación escrita. La entrevista telefónica estaba totalmente estandarizada e incluía, además de una presentación general, una serie de preguntas (49) acerca de las características de la empresa, la satisfacción económica, la motivación hacia el crecimiento, las características psicológicas y la experiencia del empresario. En cuanto al cuestionario enviado por correo, éste constaba de 65 ítems relativos al mercado de la empresa, propiedad, percepción de oportunidades, satisfacción general, fuentes de asesoramiento, motivación de logro y creencias sobre las posibles consecuencias del crecimiento de la empresa.

Otro inconveniente de los cuestionarios enviados por correo es que deben ser breves y sencillos o de otro modo se obtendrá un número muy pequeño de participación, excepto quizás la de aquellos que tengan un alto grado de motivación o de interés por el estudio, con lo cual tendríamos de nuevo una muestra sesgada. Por otro lado, nunca se puede estar seguro de que el sujeto ha comprendido las preguntas ni de que el analizador comprende el verdadero sentido de las respuestas, problema que puede subsanarse en buena medida en las entrevistas personales.

Las entrevistas personales pueden ser de diferentes tipos, dependiendo del grado de estructuración y directividad. En las mismas se puede pedir a los sujetos que hablen libremente sobre sus experiencias y sus creencias. Un claro ejemplo de esta técnica se encuentra en el trabajo de Collins y Moore (1970), en el cual entrevistaron a emprendedores que habían conseguido el éxito en sus negocios. Estas personas hablaban largamente sobre su infancia, sus familias, su educación, sus trabajos anteriores y, especialmente, sobre la experiencia de fundar su propia empresa: cómo surgió la idea, problemas que tuvieron que enfrentar, obtención de recursos, etc., y sobre el desarrollo posterior de la misma. Los datos recogidos con técnicas de este tipo permiten realizar análisis cualitativos y generalidades de las características de estas personas, pero no se pueden obtener datos más objetivos sobre la significatividad de las diferencias entre este grupo de personas y la población general y mucho menos establecer inferencias de tipo causa-efecto. Para ello se requiere la utilización de análisis estadísticos sobre datos cuantitativos. Un problema adicional es el sesgo introducido por el entrevistador, el cual, debido a su libertad en la formulación de las preguntas y su conocimiento de los objetivos del estudio, puede influir enormemente en la valoración de las respuestas.

Para poder solventar estas limitaciones se han utilizado entrevistas altamente estructuradas en las que los individuos tienen que contestar a una serie de preguntas con respuestas del tipo SI-NO, o con escalas como las elaboradas por Likert, en las que el sujeto tiene que elegir su grado de conformidad con una afirmación determinada. La tarea del entrevistador en estos casos es muy sencilla, tanto en la recolección de datos como en la distribución y análisis de los mismos y los resultados obtenidos pueden ser altamente fiables.

Actualmente es posible lograr una confluencia entre el estudio de casos y el análisis estadístico. Cuando se pretende profundizar, detallar y comprender una realidad no evidente, compleja y no se tiene suficiente capacidad como para establecer hipótesis, el estudio de casos puede ser una metodología útil en las primeras etapas de investigación (Stake, 1981. Cepeda, 2003). El modelo de Rash es un instrumento de medida que relaciona análisis cualitativos con métodos cuantitativos, aportando medidas objetivas y profundizando en los fenómenos más allá de su descripción (Rash, 1980, Alvarez y Pulgarín, 1999).

Tablas 1, 2, 3 y 4
Resumen de los Instrumentos de evaluación de las características de los emprendedores

Métodos e instrumentos

Conclusiones

Algunos autores manifiestan que existen limitaciones metodológicas importantes en la investigación del empresario-emprendedor (Greenwood, 2002). Comienzan ya en la misma definición del emprendedor ante la evidencia de que hay diferentes tipos de empresarios-emprendedores, individuales o formando parte de un grupo cooperativo. La mayoría de investigaciones no cuentan con muestras suficientemente representativas; algunos sujetos son evaluados antes y otros después de crear la empresa; el grado de éxito y crecimiento empresarial puede ser muy diferente y, en consecuencia, no es posible generalizar las conclusiones junto a los problemas metodológicos hacia cierta indefinición de los paradigmas de referencia, en parte debido a las interdisciplinariedad del área de estudio.

No obstante, una de las conclusiones que se pueden extraer de los estudios psicológicos de los empresarios-emprendedores es la comunidad de ciertas características psicológicas, como el deseo de independencia, la disposición a asumir riesgos, las aptitudes comunicativas, la determinación o el pensamiento divergente (Uriarte, 1999), así como la diversidad de tipos de personalidad (Ibáñez, 2003). Una vez descritas las características diferenciales lo importante ahora es determinar cuáles son las que tendrían un papel de impulsoras de la decisión de crear la empresa, su relativo peso y posición jerárquica, y aquellas que favorecen su mantenimiento y correcta dirección.

Desde la perspectiva de los organismos y entidades que favorecen económicamente los proyectos y apoyan a los nuevos empresarios con asesoramiento y formación especializada es importante evaluar en qué grado se poseen las cualidades idóneas de los emprendedores de éxito y cuáles requieren ser potenciadas. Sin embargo, todavía no hay un instrumento de medida suficientemente contrastado para conocer las características psicológicas y predecir las potencialidades de éxito de los emprendedores, aunque ciertamente, tanto a nivel internacional como en nuestro país, se observan avances importantes a tenor de las investigaciones publicadas en los últimos años.

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Citar:

Uriarte, J. & Martí­n, P. (2007, 10 de abril). Métodos e instrumentos de evaluación psicológica de jóvenes emprendedores. Revista PsicologiaCientifica.com, 9(17). Disponible en:
https://psicologiacientifica.com/metodos-e-instrumentos-de-evaluacion-psicologica-de-jovenes-emprendedores

5 comentarios en «Evaluación psicológica para jóvenes emprendedores: Métodos e instrumentos clave»

  1. Como docente considero de suma importancia los aportes aquí generados, dejándome como tarea la profundización sobre los diferentes instrumentos de evaluación y valoración para aplicarlos a los jóvenes que se destacan en este tipo de iniciativas, ¿por qué no motivar a los que de una u otra manera tienen duda de sus capacidades? Infinitas gracias por su contribución.

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  2. Me parece excelente el tipo de contenido de este material, ya que si trabajamos con jóvenes resulta de mucha utilidad, ojalá y nos puedan dar más con sus herramientas para dar una mejor educación emprendedora. Gracias.

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  3. Encuentro este tema muy interesante. Creo que desarrollarlo es de mucha utilidad para el avance de la sociedad, ya que conlleva una mejor utilización de los recursos humanos y monetarios.

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