Estrategias efectivas para la resolución de conflictos en adolescentes: Enfoque de Cultura de Paz

Hilda Mabel Guevara
Universidad Nacional San Juan, Argentina.

Resumen

En respuesta a la creciente conflictividad social ligada a la crisis económica y política en Argentina, que también afectó las escuelas, se implementó el Programa de resolución de conflictos en colegios pre-universitarios. Este programa, enfocado en la Cultura de Paz, aspiraba a redefinir la educación en San Juan. Se investigaron las percepciones de los adolescentes sobre conflictos y, posteriormente, se diseñó una estrategia no adversarial para la resolución pacífica de conflictos en el nivel polimodal. Este documento presenta los resultados de ambas fases, basado en experiencias con adolescentes de colegios preuniversitarios en San Juan, Argentina.

Palabras clave: resolución de conflictos, cultura de paz, conflictividad social, programa de resolución de conflictos, percepciones adolescentes, resolución pacífica.

Desde el inicio de la investigación, el grupo de trabajo se propuso los siguientes objetivos generales:

  1. Diagnosticar las percepciones que los adolescentes tienen acerca del conflicto y sus alternativas de resolución.
  2. Transformar el Entorno Escolar en una Comunidad de Aprendizaje de la no violencia y la solución de problemas.

Por su parte, los objetivos específicos fueron:

  • Identificar los conflictos
  • Elaborar una tipología de conflictos
  • Establecer los principales actores de los conflictos más comunes
  • Definir las formas de enfrentar conflictos
  • Identificar qué conocimientos de la Mediación poseen los estudiantes
  • Determinar cuál es la apreciación de esta herramienta alternativa frente a lo adversarial
  • Explorar la disposición favorable o desfavorable para informarse, capacitarse y practicar la Mediación, por parte de los estudiantes
  • Diseñar un programa de resolución de conflictos

El contexto escolar se nos presenta como un espacio estratégico para la co-construcción y gestión de «programas de resolución de conflictos». La escuela ocupa un meta-lugar que transversaliza la red de ámbitos que componen la vida social, a partir de su responsabilidad socializadora de los futuros protagonistas (ciudadanos) de la construcción de la escena social. De ahí el papel indiscutido de la escuela en la «formación de un individuo y una sociedad» (Brandoni, 1999).

Esta perspectiva implica un posicionamiento distinto de la escuela a la hora de pensar en cómo reestructurar internamente su dinámica, de forma tal que permita crear las condiciones para enseñar al alumnado no sólo a adquirir conocimiento, sino habilidades para enfrentar conflictos tanto en el plano experiencial como también en el lógico. Ambos planos permiten superar las interferencias intersubjetivas de un modo constructivo, en cuyo proceso las asimetrías se transforman en recursos fundamentales para la sinergia necesaria en toda institución. De modo que sea posible hablar de aceptación de las diferencias, valoración del otro como sujeto autónomo que contribuye activamente a crear las condiciones para consolidar una sociedad menos violenta. A partir de esta concepción de la escuela, se torna necesario seleccionar nuevas prioridades que posibiliten la formulación de un modelo educativo que integre a la formación «el aprendizaje social y emocional».

Se trata de articular conocimientos que permitan llevar a cabo procesos sinérgicos, base para que los educandos se conviertan en actores sociales que participan dinámicamente como ciudadanos de una sociedad democrática, pluralista, que reconoce el valor de las diferencias que son fundamentales en la búsqueda de formas de vida más humanitarias y pacíficas.

Este proceso requiere de condiciones construidas sobre la base del «uso del diálogo, el aprendizaje cooperativo, la resolución de problemas y la afirmación del estudiante»; tendientes a superar paulatinamente la educación tradicional, caracterizada por «la posición de la verdad por parte de los adultos, competición, impotencia y uso de la fuerza» (Harris, 1990).

Para ir logrando, este cambio de perspectiva es prioritario el reconocimiento y valoración de enfoques de amplio espectro, los cuales, al abarcar múltiples variables, posibilitan el análisis e interpretación de la complejidad que emerge de los procesos que, para llevarlos a cabo, requieren de trabajo en equipo donde las relaciones interpersonales son el recurso fundante. Estas interrelaciones, en su dinámica, pueden derivar en problemas.

Cuando los actores sociales involucrados están preparados, buscan los medios para enfrentarlos y superarlos, permitiendo el crecimiento personal y social. Caso contrario, esos problemas se transforman en conflictos que derivan en el resquebrajamiento de las relaciones, tornándose mucho más difíciles de superar porque van creando un modo de convivencia que se cristaliza y se la asume fatalistamente como la única posible.

Los conflictos, al ser comprendidos en su complejidad (socio-emotiva), permiten construir canales de comunicación garantes de un desarrollo positivo de los estudiantes, porque el horizonte no sólo está centrado en impartir conocimiento, sino facilitar relaciones interpersonales positivas, resolución de problemas por la vía pacífica; elementos que directa o indirectamente coadyuvan en la prevención de la violencia.

Es indudable que determinadas estrategias focalizadas como la incorporación de currículos de Resolución de conflictos o de programas de mediación entre pares no son suficientes para un cambio de perspectiva desde un enfoque de cultura de paz, pero sí se constituyen en los ejes sustentadores de este nuevo posicionamiento de la escuela como co-construcción de una sociedad más flexible, cooperativa y menos violenta.

Si bien la historia de la Resolución de Conflictos en el ámbito escolar es relativamente corta, de acuerdo a lo planteado por Brandoni (1999), la resignificación que, hoy por hoy, se está realizando ha logrado una creciente aceptación, aún cuando se están sentando las bases desde el enfoque que asume esta investigación que parte de una experiencia inédita en la provincia de San Juan y muy particularmente en de colegios de nivel medio.

Método

Se hizo necesario idear una estrategia operativa y llevar a cabo la gestión del programa a fin de crear un contexto cooperativo en los colegios seleccionados para la experiencia.

Elegimos a los adolescentes porque, si bien el conflicto no escapa a ninguno de los actores de la educación, un abordaje de la problemática adolescente -esencia del proceso de enseñanza-aprendizaje- sería un punto de partida ideal para sensibilizar a toda la comunidad sobre esta temática. Se recalca que en la etapa adolescente, los mensajes dados por los adultos son percibidos, generalmente, como contradictorios. Se les indica, por ejemplo que «deben tomar decisiones por sí mismos», pero a su vez se les recalca «el respeto y la obediencia a los mayores»; «que defiendan lo que consideran justo» pero a la par deben aceptar «el orden establecido por sus mayores» y así sucesivamente.

Las situaciones que luego devienen en conflictos, casi siempre se originan en alguna de las siguientes duplas:

  • Alumno-alumno
  • Alumno-docente
  • Docente-alumno
  • Alumno-autoridad
  • Autoridad-alumno
  • Docente-autoridad
  • Autoridad-docente
  • Alumno-preceptor
  • Preceptor-alumno
  • Preceptor-docente
  • Docente-preceptor
  • Preceptor-autoridad
  • Autoridad-preceptor
  • Preceptor-padres
  • Padres-preceptor
  • Autoridad-padres
  • Padres-autoridad
  • Docente-padres
  • Padres-docente
  • Otras combinaciones que se dan entre los actores que componen el entretejido social de la Escuela.

Para contar con información concreta sobre las concepciones detentadas por los adolescentes acerca del conflicto-resolución, se seleccionó como muestra: 572 unidades, que representa la totalidad de alumnos que cursan el 1.º y 2.º Año del Nivel Polimodal de las Escuelas: Central Universitario Mariano Moreno e Industrial Domingo Faustino Sarmiento. Se utilizaron los siguientes criterios de selección: edad, permanencia y continuidad de los alumnos en el establecimiento escolar.

La edad de los educandos (13 a 16 años) tiene una incidencia psicológica y física, ya que los adolescentes, van sufriendo cambios que se traducen en sus conductas y, además, poseen una historia de vida que les permite conducirse con cierta criticidad. A la vez, este grupo etario posee plasticidad, un marco valorativo, ideales, etc. que lo potencian como posible multiplicador de una propuesta pacificadora en las aulas. Con respecto a este criterio, los alumnos que desarrollan la experiencia, continuarán en el establecimiento escolar, unos, durante el siguiente año lectivo, lo que propicia la formación de alumnos formadores que repliquen y difundan estrategias no adversariales entre sus compañeros (grupos de pares).

Enmarcado en el paradigma de «escuela o aula pacífica», se diseñó un cuestionario para ser administrado, como paso previo necesario, para el despliegue posterior de las estrategias de sensibilización sobre mediación (segunda etapa del programa).

El cuestionario fue diseñado para efectuar un pre-diagnóstico sobre los siguientes núcleos temáticos:

  • Definición de conflictos.
  • Tipología de conflictos.
  • Tempestividad de los principales conflictos.
  • Principales actores de los conflictos más comunes.
  • Diferentes formas de enfrentar conflictos.
  • Diferentes modos de resolver conflictos.
  • Conocimiento de la Mediación.
  • Apreciación a priori de esta herramienta alternativa frente a lo adversarial.
  • Disposición favorable o desfavorable para informarse, capacitarse y practicar la Mediación.

El cuestionario se dividió en dos partes. La primera de ellas, recaba la información concerniente a qué, cómo, entre quiénes y por qué se produce el conflicto; mientras que la segunda parte se refiere a posibles alternativas para resolverlo.

El Cuestionario se construyó con 16 preguntas., de las cuales 15 eran preguntas cerradas que permitieron que las respuestas del alumno se limitaran a alternativas ya fijadas, centrando su atención, en la dimensión exacta del problema de interés de los investigadores. Siete fueron diseñadas como alternativas de opción múltiple, proporcionando indicación de grados de aprobación o acuerdo. Cuatro con serie de alternativas de las que el alumno toma una como más acorde a su postura, la elección se efectúa mediante una señal (cruz) en el lugar reservado a tal efecto. Cuatro con alternativas simples (si o no). Una pregunta abierta que proporciona información acerca de la propia formulación del asunto por parte del alumno interrogado, el ambiente de referencia dentro del cual lo percibe, los factores que son destacables para él o las motivaciones que van ocultas en sus opiniones.

Se hace constar que la selección de una mayoría de preguntas cerradas se debió a:

  • Amplitud del universo involucrado: 572 alumnos.
  • Edad de los entrevistados (adolescentes de 13-16 años). Ello también determinó la elección de un lenguaje coloquial propio de la edad como registro con el objetivo de favorecer la espontaneidad de las respuestas.
  • Razones económicas y de tiempo en cuanto a las disponibilidades del equipo de investigación.

La Aplicación del Instrumento de Recolección de Datos se realizó, con el acuerdo de las autoridades escolares, en horario de clase y a través de entrevistas personalizadas.

Resultados

Los principales problemas generadores de conflictos son problemas de conducta, los conflictos son interpersonales (entre dos o más individuos) y complementan las prioridades de los adolescentes encuestados, los problemas de enseñanza-aprendizaje y actitud frente al régimen de convivencia se traducen en un conflicto intragrupal (dentro de un grupo, organización e institución) e intergrupal (entre dos o más grupos, organizaciones e instituciones).

Los conflictos se producen más frecuentemente entre alumnos y docentes y en orden subsiguiente se advierten entre alumno-alumno. Los docentes, las autoridades y los no docentes también destacan la conflictividad entre compañeros, aunque en cada caso se sienten víctimas de las conductas del otro.

  1. Los conflictos son una característica humana cotidiana, un 54% de los alumnos manifestó que no existe una época particular en las que surgen los conflictos, sino que es una constante en todo el año escolar.
  2. Con respecto al lugar donde ocurren generalmente los conflictos, un porcentaje mayor del 75% sostiene dentro del mismo colegio.
  3. Entre las causas, los alumnos argumentan que los conflictos se producen por fallas organizacionales.
  4. El mayor porcentaje de respuestas apunta como motivos del conflicto a las causas afectivas y culturales. «Existe este cuando hay acciones que se oponen».
  5. El porcentaje del 80% revela que el conflicto se da entre varones, y entre varones y mujeres, algunos de los factores que pudieron incidir en las respuestas, son los resabios de una cultura machista y el imaginario social que atribuye a la mujer ciertas características : de «sexo débil», inseguridad, etc. como fuente de conflicto.
  6. Nuestros hallazgos comunican que nadie resuelve sus conflictos (56%) y en algunos casos es el preceptor (23%) el adulto que interviene en esa circunstancia.
  7. Más del 50% responde que ante un conflicto, consulta con alguien, logrando una resolución favorable el 58% de los adolescentes.
  8. Un 80% de los encuestados se inclina por la resolución de conflictos a través del acuerdo.

En cuanto al conocimiento que los adolescentes tienen respecto a la mediación, negociación o cualquier otro modo de resolución pacífica de conflictos, más de la mitad del universo consultado (57% ) dice saber sobre la existencia de tales métodos, generalmente por haber oído hablar de ello a otras personas y no por haber sido informado en la escuela.

De esto se desprende que estas estrategias no están institucionalizadas ni legitimadas a través del currículo, cursos optativos, talleres o charlas didácticas del tema por parte de las autoridades escolares.

Por otra parte, llama la atención que el 82% de los encuestados dice que le gustaría aprender a resolver sus conflictos o ayudar a terceros, pero al preguntársele si están dispuestos a prepararse en tema, sólo el 44% respondió afirmativamente, hecho que evidencia una falta de información del educando, acerca de qué es un conflicto y cómo resolverlo satisfactoriamente, tal vez, por falta de incentivo en su ámbito familiar y en el establecimiento educativo.

Conclusiones

Si bien los alumnos manifiestan conocer los alcances de los métodos no adversariales de resolución de conflictos y de estar de acuerdo con su aplicación en la escuela, en la práctica, se manejan con el tradicional esquema de autoridad-subordinación para resolverlos. Observación que se repite con los restantes actores de la comunidad educativa: docentes, padres.

La institución educativa es una construcción social reglada y configurada históricamente, en la cual los grupos podrían funcionar a partir de procesos no estructurados, sin embargo, lo habitual es que establezcan leyes y normas de funcionamiento; esto es, que se desenvuelven en el marco pactado de la organización donde de se dice lo que hay que hacer y cuándo hay que hacerlo. Si la escuela quiere atender a las nuevas demandas (currículo adaptado a necesidades e intereses de cada contexto, diversidad educativa, gestión participativa, la escuela como institución comunitaria y polivalente, etc.) se hace preciso profundizar la construcción de estructuras flexibles que faciliten la atención a exigencias diversas y permitan su readaptación.

Se puede concluir, afirmando, que en los colegios preuniversitarios de San Juan aún prevalece el clásico modelo de escuela en la resolución de conflictos. Es el modelo «autoritario», según algunos autores, y no el de «aula pacífica» como lo promueven los últimos avances pedagógicos mundiales.

A modo de reflexión final, se podría decir que existe un campo amplio a investigar en lo referido a la problemática de la resolución del conflicto en el ámbito de la educación entre adolescentes, a través del paradigma de «escuela o aula pacífica», nos hemos asomado a este espacio y damos cuenta de algunas realidades que estimamos esenciales para avanzar en la aplicación del paradigma de escuela pacífica. En este paradigma, la Cultura de Paz se funda en valores, actitudes, comportamientos, que convergen de manera constructiva en una convivencia armónica. Creemos que esta cultura se genera mediante una participación dinámica de los actores escolares, una de las estrategias para promoverla será la preparación de alumnos formadores que difundan estrategias no adversariales para lograr una convivencia de paz; objetivo central en el diseño, la segunda fase del programa que presentamos, la transferencia mediante un proyecto de sensibilización.

Referencias

Asamblea General de las Naciones Unidas (1989) Convención Internacional de los Derechos del Niño. Nueva York.

Barreiro,T. (2000) Conflictos en el aula. Ediciones. Novedades Educativas. Buenos Aires.

Brandoni, F. (1999) Mediación Escolar. Propuestas, Reflexiones y experiencias. Paidós. Educador, Buenos Aires.

Filmus, D. (1997) Los condicionantes de la calidad educativa. Ediciones Novedades Educativas. Buenos Aires.

Fried Schnitman, D. (2000) Nuevos Paradigmas en la resolución de conflictos. Perspectivas y prácticas. Gránica. Buenos Aires.

Girard, K.(1997) Resolución de Conflictos en las Escuelas. Manual para Educadores. Gránica. Barcelona.

Gottheil, J. y Schiffrin, A. (1996) Mediación: Una Transformación en la cultura. Paidós. Buenos Aires.

Suáres, M. (1996) Mediación: Conducción de disputas, comunicación y técnicas. Paidós. Buenos Aires.

Zavallovi, R. Pedagogía y Psicología Infantil. Biblioteca práctica para padres y educadores. Pubertad y Adolescencia. Cultural, S. A. Madrid-España. Biblioteca de la Psicología. Editorial Herder.

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Proyecto aprobado por Ciencia y Técnica de la UNSJ. 2005. Directora: Dra. Mirta Tosoroni – Co- Directora: Dra. Hilda Mabel Guevara. Participantes: Lic. Rosa Mercado; Dra. Maria T. Malvar; Lic. Aída Treo; Abg. Fernanda Canay; Lic. Marcela. Perez; Lic Marcela Fernández; Lic. Viviana Cortez; Lic. Tomás Las Peñas; Lic. Mario Médico; Lic. Alberto Goya; Lic. Darío N. Gómez.
Alumnos: Federico Jofré; Julián Sánchez

Citar:

Guevara, H. M. (2009, 06 de marzo). Educar adolescentes para una cultura de paz: Una propuesta de resolución de conflictos. Revista PsicologiaCientifica.com, 11(5). Disponible en:
https://psicologiacientifica.com/educar-adolescentes-cultura-de-paz

6 comentarios en «Estrategias efectivas para la resolución de conflictos en adolescentes: Enfoque de Cultura de Paz»

  1. Me parece un artículo muy claro con respecto a la cultura de paz en la que estamos involucrados todos desde el núcleo familiar. Debe brindarse valores para que el adolescente pueda desenvolverse, pues en él surgen muchos cambios que generan inestabilidad, es por esto que como madre debería ser un puntal especial y luego los docentes que su labor es digna de aplauso. Debemos ayudar a la juventud a resolver primero sus conflictos y luego poder convivir en este mundo.

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  2. Es un excelente trabajo. Soy docente de nivel medio y la verdad me parece muy acertada la forma de su planteamiento. Siempre he sido partidario de una participación consciente de cada uno de los protagonistas porque considero que al mismo tiempo que aprenden ellos mismos, establecen las reglas del juego y permitirles más información y la posibilidad de poder identificar las problemáticas que los aquejan, ellos mismos podrán generar las mejores soluciones de manera individual y les posibilite o facilite su incorporación a los diferentes contextos de vida.

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  3. Doctora la felicito por su artículo, es muy difícil tratar los conflictos de el adolescente, pero creo que las personas causantes de los conflictos de los jóvenes en parte son los padres por su falta de apoyo y comprensión.

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  4. Felicidades, su trabajo es interesante, sobre todo porque aquí en México ocurre algo similar en las escuelas y no solo a nivel universitario, incluso desde preescolar, existe violencia no solo física, sino emocional en el aula, pareciera que los jóvenes de ahora carecen de las estrategias idóneas para solucionar conflictos de la mejor manera.

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  5. Excelente artículo en estos tiempos de búsqueda de alternativas que aporten herramientas para enfrentar, acertadamente, las ya comunes, situaciones conflictivas que se hacen cotidianas en todos los espacios máxime aún en la adolescencia.

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  6. La investigación me ha parecido buena, pone énfasis en la resolución de conflictos durante el periodo de la adolescencia, sin duda en esta etapa el adolescente se encuentra susceptible emocionalmente por los ajustes tanto biológicos, corporales como mentales, el desafío a las figuras de autoridad no es algo que solo en Argentina o México(mi país) esté pasando sino nivel mundial. Considero que las figuras de autoridad como padres y educadores no poseen el “tacto” para crear lazos de armonía con los adolescentes, y estos aseveran los conflictos que por sí solo el adolescente está viviendo. Para poder obtener un ambiente de paz dentro de las aulas, es necesario el trabajo en conjunto, es decir, que se promueva la participación, cooperación y flexibilidad por parte de las cabezas centrales de la organización u institución, y que estos no solo participen desde afuera, sino que se involucren en el contexto sociocultural y desarrollo individual de cada ser u adolescente. Por su parte, el gobierno debería estar jugando el rol principal para que cada institución educativa cuente con estas alternativas de apoyo que tanto bien hacen en los adolescentes. Me da gusto que existan grupos que focalicen su atención al desarrollo prepositivo de los adolescentes.

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