Consumo de vegetales en adolescentes: Estudio en un área de salud

Anai Medina Valdés, María Zayda Guridi González, Felipe Ramón García, Miguel Ángel Pérez Meneses
Policlí­nico Docente Mártires de Calabazar, Cuba.

Resumen

Este trabajo se dirigió al estudio del comportamiento del consumo de vegetales en un área de salud. Se realizó un estudio descriptivo y transversal con un grupo de adolescentes de 12 a 15 años, pertenecientes a la Secundaria Básica Rebelión de los Vegueros, del Policlí­nico Docente «Mártires de Calabazar». Se estudió la totalidad de los estudiantes, por lo que la muestra coincide con el universo del total de adolescentes estudiados, 72 del sexo femenino y 46 del sexo masculino. Se confeccionó una entrevista estructurada que fue aplicada a la muestra. La información fue recogida en el modelo de registro, llevándose a una base de datos. Se procedió al análisis de los resultados, utilizando el por ciento como medida de frecuencia relativa. Prevaleció del sexo femenino, siendo los estudiantes de séptimo grado los que menos vegetales consumen. Los vegetales de mayor preferencia fueron el tomate, lechuga, col y pepino, y en su mayorí­a ingeridos crudos y con cáscaras. En el 75.4% de los encuestados predominó la ingesta de una a dos veces por semana. El valor nutricional y los hábitos familiares se reportaron como las motivaciones para su consumo. El 95,7% de los adolescentes dominaban la existencia de vitaminas en los vegetales. Las fuentes de información de mayor porcentaje para los adolescentes fueron la televisión, la escuela y la radio.

Palabras clave: consumo de vegetales, adolescentes y alimentación, hábitos alimenticios.

La alimentación es un proceso necesario y obligado para todos los organismos o sistemas vivientes, que tiene que producirse cumpliendo determinados requisitos del ente viviente de que se trate, con el objetivo de alcanzar y mantener, en el tiempo y en el espacio, el mayor grado de competencia biológica o capacidad de enfrentar adaptativamente los cambios energéticos y de todo tipo que se puedan producir en el entorno del mismo (Porrata, Hernández y Arguelles, 1996).

Tradicionalmente, se han incluido los vegetales dentro del grupo de los alimentos reguladores debido a que su función fundamental es aportar vitaminas y minerales, los cuales ejercen funciones, entre otras, como activadores o cofactores de diferentes procesos metabólicos (Cáceres, Hernández, Muñoz y Rodríguez, 1999). Además de estas funciones reguladoras del metabolismo, algunos de estos nutrientes son antioxidantes o colaboran con estos en los procesos de defensa del organismo contra los radicales libres, tal es el caso de la vitamina E y la C, los carotenos, el selenio, el cobre, el zinc y el manganeso (Carrillo, et al., 2002; García, 2000). Además de las vitaminas y minerales en los vegetales, existen otros componentes naturales que no son nutrientes tradicionales, pero que tienen propiedades antioxidantes, como son flavonoides y polifenoles; estos alimentos también son portadores de fibra dietética, otro nutriente de gran importancia debido a sus múltiples funciones fisiológicas, las cuales contribuyen a la prevención de diferentes enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes, así como otras patologías relacionadas con el normal funcionamiento del tracto gastrointestinal. También se han relacionado los bajos niveles de antioxidantes con la aparición de diferentes enfermedades degenerativas, en particular la neuropatía epidémica (García, 2000).

Europa es el continente de mayor consumo de vegetales, siendo Bulgaria, Austria y  Alemania los países que más se destacan, seguidos de Suecia, Ucrania y Croacia, con valores de consumo de 500 a 600g diarios de estos productos (1). Sin embargo, en un estudio realizado en Costa Rica en 2001, se determinó que el consumo de vegetales en ese país era de 177 gramos diarios (Sánez, 2001).

En Cuba, debido al bloqueo económico que durante años se ha impuesto, la agricultura sufrió cambios desfavorables; la compra de fertilizantes y semillas en el exterior se hace cada día más costosa, es por ello que el pueblo y el gobierno trabajan  arduamente en la búsqueda de soluciones a los disímiles de problemas que a diario se encuentran (Evelyn y col., 2003). Son numerosos los esfuerzos que se  realizan  para la seguridad alimentaria, y a pesar de que aún hay dificultades con la disponibilidad de hortalizas, se intenta lograr que cada persona pueda consumirlas en cantidad superiores a 300gramos diarios. Pero aún no se han alcanzado los resultados esperados, sobre todo en lo concerniente a la demanda de un mayor surtido, dado que la accesibilidad a los productos y la asequibilidad de sus precios.  Por ello, se considera que la no adecuada información y la insuficiente divulgación popular sobre el consumo de hortalizas limita el conocimiento con consecuencias negativas en lo que se refiere su impacto en el nivel nutricional, la cultura alimentaría y la salud, limitando el disfrute de una vida más plena y el efecto del esfuerzo productivo realizado (Evelyn y col., 2003). Hoy día, Cuba cuenta con opciones como la horticultura urbana y los  cultivos organopónicos que, si bien no han resuelto todas las dificultades, ayudan  a variar nuestra  dieta.

Realizar una dieta equilibrada y adaptada a las diferentes etapas de la vida es importante para un adecuado crecimiento físico y psicológico de la persona, para prevenir enfermedades y para obtener un óptimo estado de salud. El conocimiento de las normas de nutrición bajo estos enfoques, compatibles con las posiciones de la ciencia moderna, es el primer peldaño para adoptar medidas de consumo alimentario familiar mucho más sanas (Amador, Hermelo y Peña, 1988).

Educar en nutrición no es una tarea fácil, hay que luchar contra los hábitos establecidos, concepciones religiosas, tradiciones culturales entre otras y modificarlos no es siempre posible, requiere además tiempo y en algunos casos, recursos. El trabajo de educación nutricional con niños y adolescentes resulta muy reconfortante, pues ellos serán los padres del futuro y los elementos de cultura alimentaria que logren alcanzar serán capaces de trasmitirlos a sus descendientes (Rodríguez, 2003; Pérula et al., 2000).

La prevención de las enfermedades crónicas debe comenzar en las etapas  tempranas de la vida, ya que los factores de riesgos que tendrán implicaciones en las edades posteriores pueden identificarse en la niñez; así, los hábitos saludables, patrones dietéticos y hábitos higiénicos se adquieren en la infancia, determinados en gran medida por la familia y la escuela, por las tradiciones culturales y las preferencias personales (Steptoe y Wardle, 1996).

Durante nuestra experiencia profesional hemos investigado el  consumo de vegetales en la población adulta  en nuestra área de salud, apreciándose una ingesta pobre. Si se tiene en cuenta que las enfermedades crónicas no transmisibles son las que más afectan a nuestra población y disminuyen  su calidad de vida, a pesar de la importancia que tiene el tema, en nuestro país apenas se han realizado estudios que aborden exclusivamente el consumo de vegetales en adolescentes; sería conveniente preguntamos si el consumo de vegetales por los adolescentes de nuestra área de salud se encuentra dentro de los límites recomendados a nivel mundial por organizaciones como la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud.

El médico de familia juega un papel fundamental en la transformación de hábitos y conductas de nuestra población y debe desarrollar actividades en su quehacer diario que contribuyan a mejorar su estado nutricional. Las intervenciones que se realicen en la atención primaria de salud deberían tender a fortalecer los aprendizajes en este sentido; la incorporación implica actuar en prevención para disminuir el riesgo.

Teniendo en cuenta la importancia que arroja el tema para la preservación y prevención de enfermedades crónicas, la presente investigación plantea el objetivo de caracterizar el consumo de vegetales en un grupo de la población adolescente de nuestra comunidad, con la finalidad de realizar, posteriormente, un programa de intervención comunitaria para mejor la calidad de vida de nuestros jóvenes.

Objetivos

General

Caracterizar el comportamiento del consumo de vegetales en un grupo de adolescentes del área de salud de Calabazar.

Específicos: 

1. Describir variables demográficas como sexo y escolaridad de los adolescentes.

2. Identificar los diferentes tipos de vegetales consumidos y las formas de consumo en el grupo estudiado.

3. Explorar conocimientos y fuentes de información  sobre el valor nutricional de los vegetales en los adolescentes sometidos al estudio.

Método

Se realizó un estudio descriptivo y transversal con un grupo de adolescentes de 12 a 15 años pertenecientes a la Secundaria Básica Rebelión de los Vegueros, del reparto Trébol, en el área de Salud del Policlínico Docente «Mártires de Calabazar», municipio Boyeros, en Ciudad Habana. El estudio se llevó a cabo de enero a marzo de 2007. El total de estudiantes de dicha institución es de 118, y todos ellos participaron en la investigación, por lo que la muestra coincide con el universo, no siendo necesaria la aplicación de métodos aleatorios para su selección. Del total de adolescentes estudiados, 72 eran del sexo femenino y 46 del sexo masculino.

Se coordinó con la dirección de la escuela para obtener la autorización al estudio y poder entrevistar a los alumnos. Por parte de la autora de este trabajo, se confeccionó una entrevista estructurada que fue aplicada a la muestra, la cual recoge los datos necesarios para el desarrollo de la investigación. La misma contiene dos aspectos principales como son  los datos generales y  preguntas relativas al tema de estudio. Además, se pidió el consentimiento informado al adolescente y la autorización del padre o tutor.

Criterios de inclusión

1. Aprobación del paciente y autorización del padre o tutor.

2. Pertenecer a la Secundaria Básica Rebelión de los Vegueros.

Criterios de exclusión:

1. Adolescentes que no deseen cooperar con el estudio.


Operacionalización de las variables: 

1. Sexo: Variable cualitativa nominal dicotómica que expresa el género: masculino o femenino.

2. Escolaridad: Variable cualitativa ordinal que se expresa en los cursos académicos del nivel de Secundaria Básica: 7o grado, 8o grado y  9o grado.

3. Tipos de vegetales: Variable cualitativa politómica que incluye todos los vegetales que sean consumidos por el grupo de adolescentes.

4. Formas de consumo: Variable cualitativa nominal politómica que incluye diferentes modalidades de ingesta de vegetales como: crudos, hervidos, con cáscara y sin cáscara.

5. Motivación: Variable cualitativa nominal politómica que incluye diferentes razones o motivos que tienen los adolescentes para consumir vegetales, como:

– Hábitos o costumbres familiares
– Indicaciones del médico
– Importancia nutricional
– Porque les gusta
– Otras motivaciones

6. Frecuencia de consumo: Variable cuantitativa discreta que incluye el número de ingesta de vegetales en una semana por parte del adolescente. Se clasificó en:

– 1 o 2 veces a la semana
– 3 a 5 veces a la semana
– Más de 5 veces a la semana

7. Conocimientos sobre vegetales: Variable cualitativa nominal politómica que incluye cualquier conocimiento que posee el adolescente sobre el consumo de vegetales y los beneficios para la salud, como:

– Información sobre la presencia de vitaminas, minerales y proteínas en los mismos.

– Relación de los vegetales en la prevención y calidad de vida de las personas con enfermedades crónicas no transmisibles.

– Fuentes de información a través de las cuales reciben los conocimientos.

– Además, se indagó los temas que necesitan conocer y las vías o fuentes para adquirir los conocimientos e informaciones.

Procesamiento estadístico

La información recogida en el modelo de registro (ANEXO 1) se llevó a  una base de datos, se aplicó el paquete estadístico software tabulador EXCEL, empleando una microcomputadora personal Pentium IV y se procedió al análisis de los resultados, utilizando el  por ciento como medida de frecuencia relativa. Todos los objetivos se cumplimentaron construyendo tablas con cada una de las variables. Los resultados se expusieron en números absolutos y por ciento mediante tablas y gráficos para su mejor comprensión.

El análisis de los resultados se realizó de manera comparativa, a través de la discusión basada en la bibliografía revisada y por medio de un proceso de síntesis y deducción, apoyados en un marco teórico conceptual establecido, el cual condujo a las conclusiones pertinentes.

Resultados y discusión

Aunque los hábitos de alimentación no son estables y se van modificando a lo largo de la vida, en la niñez temprana puede crearse un patrón de conductas alimentarias básicas (Rivera, 2007). Los hábitos alimentarios de los niños están influidos tanto por la cultura alimentaria de los padres y sus gustos como por otras intervenciones externas, las tendencias sociales, los medios de comunicación y las indicaciones pediátricas. Estas influencias se acentúan en los adolescentes, cuya mayor inestabilidad emocional, nuevos requerimientos nutricionales y cambios sociales en su estilo de vida los convierte en un grupo de alto riesgo nutricional.

Tabla 1
Distribución de estudiantes según sexo. Secundaria Básica Rebelión de los Vegueros. Calabazar, 2007

Fuente: Encuesta

En la Tabla 1 se observa el predominio del sexo femenino con el 61% (72 muchachas). El sexo masculino representó el 39%, con un total de 46 educandos. En este estudio, el porcentaje elevado del sexo femenino pudiera estar determinado por la distribución demográfica de la población donde se realizó el mismo. En un estudio sobre hábitos alimentarios en adolescentes realizado por María del Carmen Rivera (2006) se encontró que casi las tres cuartas partes del total eran del sexo femenino. También el estudio de Castañola y cols. (2004) obtuvo resultados semejantes, con un 56,2% de adolescentes femeninas.

Nuestra población adolescente, al igual que la general, es esencialmente urbana. Lo que apreciamos en esta investigación puede deberse a que precisamente en la distribución demográfica de nuestra población es el sexo femenino la que predomina, con un total de 1025 de un total de 1962 adolescentes; no comportándose de igual manera que en la población general cubana; pues en ella predomina el sexo masculino tendencia que se reduce, a medida que se incrementa la edad (Rivera, 2006).

Tabla  2
Distribución de adolescentes que consumen vegetales según orden de preferencias. Secundaria Básica Rebelión de los Vegueros. Calabazar, 2007

consumo de vegetales

Fuente: Encuesta
N= 118

En esta investigación se apreció que la totalidad de los estudiantes ingieren vegetales, siendo los de mayor preferencia los que tradicionalmente son consumidos por la población cubana, como son: tomate (96.6%), col (77.9%), lechuga (75.4%) y pepino (72.8%). Le siguen en importancia las habichuelas (19.4%), el berro (16.1%) y la remolacha (10.1%). Los vegetales menos aceptados son la zanahoria, el rábano y la acelga.

En un estudio sobre el consumo de vegetales, realizado en la población adulta en el año 2003, se encontraron resultados similares (Medina y cols., 2007). También se reportaron iguales resultados en el estudio con la misma metodología por Ledesma y cols. en el área de salud de la Lisa, Ciudad Habana, donde se reflejaron como vegetales más consumidos, el tomate, la col, la lechuga y el pepino. Por su parte, Álvarez y Bilboa (2003) encontraron que el vegetal más consumido era el tomate; los vegetales que menos gustaban eran la acelga, el apio, la berenjena, el berro, la coliflor, la espinaca, el nabo, el perejil, el rábano y la remolacha con más del 30 %.

En México se reveló que el consumo frecuente de alimentos en los estudiantes coincide más con la alimentación de países industrializados. Los porcentajes más altos de estudiantes consumen alimentos y preparaciones a base de maíz y cereales, así como de carnes y sus derivados. Es importante recalcar que el consumo de frutas y verduras es muy limitado (Rivera, 2006).

En los últimos años se han modificado de manera sustancial los hábitos alimentarios de la población cubana y la cultura alimentaria nacional, con su amplio mosaico de expresiones regionales y locales, ha asumido tendencias al cambio orientadas a homogeneizar los patrones de consumo mediante la incorporación paulatina de nuevos componentes en la alimentación cotidiana. Las tendencias al cambio se han dado por igual en el medio rural y urbano. La población siempre ha visto como un ejemplo a seguir la dieta occidental (con predominio de alimentos altamente refinados, con un alto contenido de energía y proteínas, azúcares refinados, grasas saturadas y colesterol y muy pobres en fibra) que ha venido representando un símbolo de abundancia (Rivera, 2007).

Ahora se sabe que, contrariamente a lo que se pensaba, el predominio de cereales y leguminosas, el consumo abundante y variado de frutas, verduras y la adición de pequeñas cantidades de alimentos de origen animal es más recomendable que las dietas basadas en productos de origen animal, ricos en grasas saturadas y colesterol, donde los cereales son muy refinados y, por ende, pobres en fibra, y el consumo de azúcar (como tal o en refrescos, pasteles, entre otros) es excesivo (Rivera, 2007).

La salud de una persona está condicionada, entre otros factores, por sus hábitos alimentarios. Una alimentación equilibrada no solamente conlleva a la cobertura de las necesidades energéticas sino que, también, aumenta las posibilidades de una vida sana. Los factores que afectan a la elección de los alimentos y que pueden condicionar el estado nutricional son, entre otros, las pautas de crianza, los cuidados y la alimentación del niño, el marco familiar, las preferencias alimentarias, los tabúes, la religión, el marco social, el costumbrismo, el nivel cultural, el marco educativo, los hábitos de higiene, el estado de salud, la educación nutricional, la publicidad, el marketing, la disponibilidad económica, etc. Todos estos factores son importantes a la hora de decidir lo que comemos, cómo lo hacemos (Carrillo et al., 2002).

En la Tabla 2 se aprecia que los vegetales más consumidos son los que realmente se encuentran entre los más populares en la población cubana; si se tiene en cuenta que dicho estudio se realizó en la misma área y que estos adultos pueden en muchos casos ser los padres de estos estudiantes, tendría una explicación clara, pues son precisamente ellos los responsables de llevar los alimentos a la mesa y fomentar los hábitos alimentarios de sus hijos.

Es lamentable que vegetales como la zanahoria y la acelga, ricos en vitamina A y con excelentes potencialidades antioxidantes, se encuentran entre los menos preferidos, lo que pudiera estar dado por los hábitos alimentarios familiares existentes y/o por su oferta extremadamente escasa o nula en el mercado.

Tabla  3
Distribución de adolescentes que consumen vegetales según frecuencia de consumo y sexo. Secundaria Básica Rebelión de los Vegueros. Calabazar, 2007

Fuente: Encuesta

Este trabajo se realizó en la época de cosecha de vegetales (enero-marzo) y aún así, nótese que existen dificultades, ya que el problema radica en la frecuencia de consumo, pues sólo el 7,6 % tuvo una frecuencia de consumo de más de 5 veces a la semana. En cuanto al sexo, son las hembras quienes más vegetales consumen con un 75%, pero con una frecuencia de 1-2 veces a la semana este parámetro tiene un comportamiento muy parejo en los varones, puesto que el 76% de ellos que ingieren, lo hacen con la misma frecuencia semanal.

En cuanto al consumo de verduras, algunos autores diferentes suelen afirmar que el comportamiento es muy distinto entre sexos, como plantea Ortega, quien encontró diferencias no tan significativas en cuanto a sexo. Observó que los varones consumen vegetales aproximadamente de 4,3 veces/semanas, mientras que las niñas lo hacen 5.1 veces/semanas.

En una investigación realizada por Paulus et al. (2001) se encontró que el 60% de los adolescentes no comía vegetales diariamente, mientras que Monges-Rojas et al. observaron que sólo el 45% del total de adolescentes del área urbana en Costa Rica consumía una cantidad adecuada de fibras (Monje-Rojas y Núñez, 2001).

En los Estados Unidos, Ganji y Betts, realizaron un estudio descriptivo con grupos de adolescentes y encontraron que los grupos examinados tenían un aporte de fibra dietética mínima necesaria y, por el contrario, el aporte de sodio sobrepasaba el nivel máximo aceptado (Ballabriga y Carrascosa, 2001). En el estudio realizado por Álvarez y Bilbao (2003), la frecuencia de consumo de vegetales predominante fue entre 3 y 4 días a la semana con un 33%.

Para Hernández y cols. resultó llamativo el escaso consumo de vegetales en escuelas primarias de provincia Habana en las que hubo la misma distribución de la muestra para ambos sexos y se comprobó que solamente el 35% de los almuerzos y el 21% de las comidas fueron evaluadas como adecuadas de acuerdo con el criterio de inclusión de estos alimentos por sus reconocidos efectos en el mantenimiento de la salud (Hernández, Cabrera y Suárez, 2004).

Lo importante es garantizar esta ingesta de vegetales diariamente. Como se sabe, además de vitaminas y minerales, los vegetales contienen fibra dietética y antioxidantes naturales necesarios para el buen funcionamiento del organismo, o en la prevención de numerosas enfermedades como las cardiovasculares, enfermedades del tracto gastrointestinal y otras relacionadas con el desequilibrio antioxidante-prooxidante en el organismo. Hay que tener en cuenta los requerimientos mínimos de 300 gramos al día en frutas y vegetales; las recomendaciones de la de Organización Mundial de la Salud (1990) sugieren una ingesta de 400 gramos diarios de frutas y vegetales que incorpore las leguminosas (Colectivo de autores MINSAP, 2000).

Las dolencias que ocupan los primeros lugares en las estadísticas de mortalidad en el mundo están marcadas por diferentes factores de riesgo, pero cada vez se ve con mejor claridad el papel que desempeñan los hábitos alimentarios en su aparición, de ahí que constituyen una poderosa herramienta en su prevención (Castañola, Magariño y Ortiz, 2004).

Tabla 4
Distribución de adolescentes que consumen vegetales según frecuencia de consumo y grado escolar. Secundaria Básica Rebelión de los Vegueros. Calabazar, 2007

Fuente: Encuesta

En la Tabla 4 se puede observar que el mayor porcentaje se refleja en la menor frecuencia de consumo, reportándose un 75.4%. Llama la atención que el 80% de los adolescentes de 7º grado son los que más consumen vegetales; nótese, además, que ningún estudiante de este grado ingiere vegetales por más de 5 veces a la semana y que el 20% restante lo hace con una frecuencia de 3-5 veces semanales.

En 8º y 9º grado, también la mayoría (76.3% y 70% respectivamente) ingiere vegetales con poca frecuencia semanal, destacándose en el 9º grado un porcentaje no despreciable (15%) que consume más de 5 veces a la semana.

En una investigación realizada en adolescentes argentinos con edades comprendidas entre los 10-12 años, se demostró que la ingesta de vegetales se realiza en cantidades inadecuadas, ya que el 51,4% ingirió entre 1 y 2 porciones de vegetales en el día anterior a la encuesta; por su parte, los adolescentes entre 13 y 16 años consumieron el 54,3% (Castañola et al., 2004), lo cual se corrobora en este trabajo y que pudiera deberse a que los adolescentes de mayor edad presentan independencia en la selección de los alimentos para ser consumidos por ellos.

Aunque los hábitos de alimentación no son estables y se van modificando a lo largo de la vida, en la niñez temprana puede crearse un patrón de conductas alimentarias básicas. Los hábitos alimentarios de los niños están influidos tanto por la cultura alimentaria de los padres y sus gustos, como por otras intervenciones externas, las tendencias sociales, los medios de comunicación y las indicaciones pediátricas. Estas influencias se acentúan en los adolescentes, cuya mayor inestabilidad emocional, nuevos requerimientos nutricionales y cambios sociales en su estilo de vida, los convierte en un grupo de alto riesgo nutricional (Castañola et al., 2004).

Los reportes de nutrición de los últimos años evidencian que el papel de los vegetales va más allá del aporte de los nutrientes indispensables, incluyendo el que desempeñan otras sustancias que sin ser consideradas como nutrientes, ejercen un efecto beneficioso para la salud del hombre al ayudar a prevenir enfermedades o al aumentar la resistencia contra ellas y el mantenimiento de la salud, ya que los vegetales constituyen una fuente importante de compuestos antioxidantes, que actúan como sistemas reguladores o controladores y protegen al organismo contra el efecto dañino de los radicales libres que generan un amplio número de patologías, entre las que se incluyen el cáncer, los procesos inflamatorios y las enfermedades neurológicas degenerativas (Castañola et al., 2004).

Estos resultados sugieren al médico de familia, pediatra, centros escolares y la familia la conveniencia de estimular hábitos alimentarios beneficiosos que incluyan la ingesta adecuada de vegetales que contribuya a mejorar la calidad de la población adolescente.

Tabla  5
Distribución de los adolescentes que consumen vegetales según formas de consumo de vegetales. Secundaria Básica Rebelión de los Vegueros. Calabazar, 2007

Fuente: Encuesta
N=118

En relación con las formas de consumo, puede apreciarse que los adolescentes estudiados prefieren consumir los vegetales crudos (77.2%) y con cáscaras (86.4%), lo cual puede estar condicionado por la etapa en que se realizó el estudio, en la cual los vegetales de mayor abundancia podían ser consumidos con cáscara, además del conocimiento que tiene la población de que estas son las formas que garantizan un mejor aprovechamiento de las excelentes propiedades nutritivas de este grupo de alimentos.

En la experiencia con trabajos similares en adultos, se obtuvieron iguales resultados que en la presente investigación, teniendo los mismos iguales preferencias (Medina y cols., 2006); sin embargo, en otro estudio realizado en Argentina, se observó que en los adolescentes la forma más aceptada fue la hervida (Castañola et al., 2004).

La cocción a que se someten la mayor parte de los alimentos hace que se destruya casi la totalidad de estas vitaminas. Las mejores fuentes de ácido fólico son las carnes y los vegetales (quimbombó, berro, nabo, pimientos) pero hay que tener en cuenta que a pesar de la amplia distribución de los folatos en la dieta, la cocción a que se somete también la mayor parte de estos alimentos provoca una destrucción importante de esta vitamina (Medina y cols., 2006).

Los vegetales son los responsables de aportar la fibra de los alimentos, básicamente polisacáridos vegetales y otros nutrientes y micronutrientes presentes en ellos. En consecuencia, este tipo de alimentos podrá ser incorporado a las dietas de los niños y adolescentes según se adopten patrones de consumo que incluyan toda su diversidad, tanto en las formas crudas como elaboradas. La incorporación en los primeros años de vida de los distintos alimentos necesarios para cubrir un aporte de agentes protectores presentes en los vegetales, podrá generar hábitos de consumo que probablemente se mantengan durante toda la vida.

Es muy importante el consumo de alimentos crudos o «comida viva», especialmente de las ensaladas, que en su mayoría no necesita procesamiento térmico, alimentos que no deben pelados ni raspados, pues la cáscara contiene gran cantidad de vitaminas y otros elementos nutritivos La presencia de las enzimas -que mueren a temperaturas superiores a los 54 grados C- permite desarrollar una nutrición viva, que impide la degeneración progresiva de la salud, la energía y la vitalidad (2).

El consumo de vegetales crudos y con cáscaras en forma de ensaladas es la garantía de que le estamos suministrando a nuestro cuerpo elementos de gran valor biológico. Los vegetales de color verde intenso o de color naranja-amarillo son portadores de sustancias fundamentales y que mueren en los alimentos cocidos. Fundamentalmente son muy ricos en vitamina A, vitaminas del complejo B y ácido fólico, vitaminas C y K. La mayoría contiene mucho potasio, son ricos en magnesio gracias a la clorofila que poseen, además de contener hierro y calcio. Con relación a este último, se ha demostrado que el calcio de los vegetales verdes es absorbido por el organismo de forma más eficiente que el contenido en la leche de vaca. El consumo de vegetales frescos y frutas permite, asimismo, la incorporación a la sangre de importantes cantidades de oxígeno líquido. Un nivel insuficiente de oxígeno en la sangre propicia síntomas de baja energía, digestión y metabolismo incompletos lo que provoca la aparición de enfermedades degenerativas.

Tabla 6
Distribución de los adolescentes que consumen vegetales según motivación para el consumo. Secundaria Básica Rebelión de los Vegueros. Calabazar, 2007

Fuente: Encuesta
N=118

El 61.1 de adolescentes femeninos refiere que consume vegetales motivado por su importancia nutricional, no siendo así por el sexo masculino, que sólo reportó el 10.8%. En el sexo masculino se destaca que el 67,3% refirió consumir los vegetales impulsado por los hábitos familiares.

Los alimentos se consumen y escogen en función de ciertas predilecciones culturales y de otro tipo, por lo que se considera que los alimentos aceptables son los que están a disposición de los grupos dentro de la sociedad, pero estas elecciones pueden estar afectadas por factores económicos y por las limitaciones del mercado. Esto se vincula con la necesidad básica del ser humano de alimentarse y considerar mejores opciones para satisfacer sus necesidades alimentarias (Colectivo de autores, MINSAP, 2000).

Evelyn R, y cols. (2003) demostraron que las mujeres están concientizadas más en el consumo de vegetales que los hombres. El 34.1% de ellas consume hortalizas por su importancia nutricional y sólo el 17% las consume por hábito o costumbre familiar; en el caso de los hombres ocurre a la inversa, ya que el 52.6% de quienes consumen hortalizas lo hace por costumbre familiar y solamente el 15% consume por su importancia nutricional, por lo que este estudio coincide con los resultados hallados por estos autores.

Se han determinado las vías y medios que han aportado mayor efecto a la concientización de la población respecto al consumo de vegetales, lo que permite proponer acciones de comunicación pertinentes que motiven el consumo de vegetales y propicien elevar la cultura nutricional de la población (Orozco, 1987).

Tabla 7
Distribución de los adolescentes según conocimiento sobre componentes de los vegetales. Secundaria Básica Rebelión de los Vegueros. Calabazar, 2007

Fuente: Encuesta
N=118

Se observó que el 100% de la población encuestada conoce cuáles son los alimentos que pertenecen al grupo de los vegetales. Del total de adolescentes estudiados, el 95.7% conocía la existencia de las vitaminas en los vegetales y el 48.3% reflejó la presencia de proteínas en los mismos.

El conocimiento de la presencia de vitaminas y proteínas en un porcentaje alto de la muestra puede estar relacionado con el proceso docente educativo desde los primeros grados escolares, que son contenidos de asignaturas como Ciencias Naturales y El mundo en que vivimos, y la influencia de factores sociales, dentro de ellos, los medios masivos de comunicación.

En relación con el conocimiento sobre la importancia de la presencia de los vegetales en la dieta, Bilboa (Álvarez y Bilbao, 2003) señaló que sólo 10 personas, 1.1% del total de la muestra de su estudio, refirieron que no es importante su ingestión; sin embargo, el 17% del total de encuestados supo argumentar correctamente el por qué de su importancia, ya que se expresó por la gran mayoría de las personas que estos productos aportan vitaminas y minerales, pero también se consideraron fuentes de proteínas y grasas.

En este estudio se pudo comprobar que a pesar de que los adolescentes conocían que este grupo de alimentos aportan vitaminas al organismo vitales para la salud, existe poco conocimiento de las bondades de otros componentes de los vegetales, como la fibra, que juega un importante papel en el tránsito de los alimentos a través de los intestinos, así como los compuestos antioxidantes, de comprobados beneficios para muchas de las enfermedades crónicas no transmisibles e inmunológicas que padece nuestra población.

Tabla 8
Distribución de los adolescentes según fuentes de adquisición de conocimientos. Secundaria Básica Rebelión de los Vegueros. Calabazar, 2007

Fuente: Encuesta
N=118

Se determinó un buen nivel de recepción de la información, ya que la mayoría de los estudiantes la recibe. La misma está distribuida de la siguiente manera: a través de la televisión el 95%, seguido de la escuela (79%), la radio (62%) y la familia con el 52%. Los medios de comunicación masiva, en especial la televisión, tienen efectos profundos sobre el comportamiento y las creencias de las personas, siendo un potencial de excelencia por su grado de motivación y eficacia para promover el aprendizaje que supera frecuentemente las posibilidades de la familia y la escuela (Orozco, 1987; Plasencia, 2003).

Quiroz (1991) refiere que lo que se aprende envuelto en el lenguaje emocional de la televisión en particular, se retiene en la mente por mucho más tiempo y la retención se mantiene a largo plazo, así como la influencia reiterada de los mensajes donde coinciden a lo largo del tiempo los contenidos produce un reforzamiento favorable para el aprendizaje. La influencia de la televisión para que se produzcan determinados cambios de actitudes es alta, siempre y cuando los contenidos de los mensajes sean significativos y desconocidos para el sujeto, ya que el efecto de satisfacción del interés cognoscitivo surge sólo en el caso de que las informaciones tengan un elemento novedoso y lo conocido debe estar enriquecido con algún nuevo detalle. Para cambiar una actitud ocurre todo un proceso que acumula vivencias, sentimientos, comportamientos, que hace comparaciones, para luego gradualmente ir modificando las creencias que la sustentaban (Jacquinot, 1991).

Referencias

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Álvarez, M. y Bilbao, T. (2003). Consumo de frutas y vegetales en Ciudad de la Habana. Resultados preliminares, IFAL.

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ANEXOS

Anexo 1

Consentimiento informado del paciente para participar en la investigación.
Yo, _______________________________ por medio de la presente, certifico que me está a bien participar en la investigación sobre el Comportamiento del consumo de vegetales en un grupo de adolescentes, realizada en mi escuela, una vez que me han explicado los objetivos y mi función en ésta.

________________________ __________________________

Firma del adolescente Firma del padre o tutor

Anexo 2

Modelo de encuesta

Esta encuesta anónima es parte de un trabajo de investigación que se realizará con los adolescentes de la Secundaria Básica Rebelión de los Vegueros a la cual usted pertenece, por lo que le pedimos que contestar las preguntas con la mayor seriedad y sinceridad posible. Muchas gracias.
Sexo: F___ M___
Grado escolar: __________

1. ¿Consume algunos de estos vegetales? Señale con un orden numérico los que más prefiere:

Lechuga: _____
Pepino: ______
Tomate: _____
Habichuelas: _____
Col: ______
Berro: _____
Zanahoria: ______
Remolacha: ______
Acelga: _______
Rábano: _______
Otros: ____________________________________________________

2. ¿Diga aproximadamente cuántas veces por semana consume vegetales? Marque con una X en la casilla correspondiente.

1 a 2 veces _____
3 a 5 veces _____
Más de 5 veces _____

3. Marque con una X las formas en que consume los vegetales:

Crudos: _____
Hervidos: _____
Con cáscara: ____
Sin cáscara: _____

4. Señale con una X la motivación que usted presenta por consumir vegetales:

Hábito o costumbre familiar: _____
Indicación del médico: _____
Importancia nutricional: _____
Por gusto: _______

5. Marque con una X los componentes que usted conoce en los vegetales:

Vitaminas: ___
Micronutrientes: ___
Proteínas: ___
Fibras dietéticas: ____

6. Señale con una X los distintas fuentes de información por las que ha adquirido conocimientos sobre los vegetales y su importancia:

Televisión: _____
Radio: ______
Revistas y periódicos: _____
Escuela: ______
Médicos de familia: ______
Familia: ______
Amistades: ________
Otras fuentes: ______

 

Citar:

Medina, A., Guridi, M. Z., Garcí­a, F. R. & Pérez, M. Á. (2007, 20 de septiembre). Comportamiento del consumo de vegetales en adolescentes de un área de salud. Revista PsicologiaCientifica.com, 9(26). Disponible en:
https://psicologiacientifica.com/comportamiento-consumo-de-vegetales-adolescentes

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