Ansiedad y consumo de tabaco en jóvenes universitarios

Paula Macarena Sáez Vogel, Constanza Araos L., Constanza Escalona F., Soraya Eluti T., Alejandra del Rio I., Jorge Martí­nez Z., Andrée Piffaut M., Natalia Venegas V.
Universidad Mayor, Chile

Resumen

El presente estudio investigó las diferencias en los niveles de ansiedad en el consumo de tabaco en los jóvenes universitarios que cursan pre grado en una institución universitaria de la Región de la Araucaní­a en Chile. La muestra fue extraí­da mediante un muestreo no probabilí­stico en un patrón por disposición, y fue compuesta por 40 estudiantes fumadores (hombres y mujeres), que cursan la carrera de Psicologí­a en dicho establecimiento educativo. Los instrumentos aplicados fueron el Test de Fagerstrom, para la dependencia de nicotí­nica y la Escala de Ansiedad de Hamilton, y se administraron en las dependencias de la Universidad, solicitando la cooperación a los estudiantes que fueran fumadores. Los resultados muestran que no existe una diferenciación significativa entre la ansiedad y el consumo de tabaco.

Palabras clave: ansiedad, consumo de tabaco, jóvenes universitarios.

La ansiedad y el consumo de tabaco son dos problemas comunes entre los jóvenes universitarios. La ansiedad puede ser causada por el estrés académico, la presión social y otros factores relacionados con la vida universitaria. Para algunos jóvenes, el tabaco se convierte en una forma de hacer frente a la ansiedad.

La ansiedad es una reacción ante una situación que alerta y activa al organismo a nivel cognitivo, fisiológico y conductual. La valoración cognitiva de dicha situación como una amenaza dispara una serie de anticipaciones subjetivas y respuestas conductuales que interactúan entre sí y generan un estado de inquietud, el cual no cesa mientras siga procesando la información amenazante. A su vez, en casos de producirse con alta intensidad y prolongación en el tiempo, también puede producir malestar clínicamente significativo y conductas desadaptadas o dañinas como fumar. De igual modo, los trastornos de ansiedad son el tipo de desorden mental más frecuente, al igual que el riesgo de padecer alguno de ellos a lo largo de la vida, y está compuesto por tres dimensiones: preocupaciones físicas, preocupaciones sociales y pensamientos relacionados con incapacidad mental (Reiss y McNally, 1985).

Trastorno de Ansiedad Generalizada

En la línea de lo anteriormente expuesto, el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) es una forma crónica de ansiedad, de tipo predominantemente cognitivo y de naturaleza incontrolable. Dentro de los síntomas que se presentan en este trastorno están la impaciencia, la fatiga, la dificultad para concentrarse, la irritabilidad, las alteraciones del sueño y la tensión muscular, entre otros. (Reiss y McNally, 1985).

Prevalencia otros trastornos de ansiedad

Arenas y Puigcerver (2009) señalan que los trastornos de ansiedad se encuentran dentro de las enfermedades más comunes de la actualidad, aclarando que son más frecuentes en el sexo femenino frente al masculino.

Dentro de los trastornos de ansiedad se encuentran:

  • TAG, con una la tasa prevalencia-vida es del 4% en los hombres, frente al 7% en las mujeres.
  • Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) afectando del 1 al 3% de la población.
  • Fobias, con una prevalencia-vida del 5% en los hombres y del 11% en las mujeres; las fobias a situaciones como volar en avión, temor a los sitios cerrados o la altura, con una prevalencia-vida del 9% en hombres y un 12% en mujeres; y la fobia social, que se presenta en un 11% de los hombres frente al 16% de las mujeres.
  • Trastorno por Estrés Postraumático (PTSD) con una prevalencia-vida del 10% en las mujeres frente al 5% de los hombres.

Se destacan múltiples variables por las cuales puede surgir esta diferencia entre mujeres y hombres, tales como los factores psicosociales y socioculturales, que devienen en otros como el rol sexual, la pobreza y el nivel educativo. Además, en cada una de ellas se señalan diferencias de cada sexo, como lo son los efectos de los mismos trastornos previos, la predisposición genética, las hormonas sexuales, la reactividad endocrina frente al estrés, los sistemas de neurotransmisión y los determinantes neuropsicológicos, llegando a la conclusión que gran parte de las diferencias sexuales de las enfermedades anteriormente señaladas tienen auge psicobiológico. Todas estas variables pueden llevar a condicionar síntomas y el tratamiento que debe efectuarse para combatir la ansiedad en cada sexo.

Ansiedad y consumo de tabaco

Dentro de las características de quienes padecen trastornos de la ansiedad, está la predisposición a ser fumadores en algún momento de su vida. Fumar también produce aumento de la actividad del sistema nervioso autónomo (Evatt y Kassel, 2009), lo que estaría asociado con enfermedades físicas y mentales (incluso desde edades tempranas), trastornos de ansiedad (Zvolensky, Schmidt y Stewart, 2003) y una menor expectativa de vida, que puede disminuir en 10 años si se abandona su consumo a una edad tardía frente a una edad temprana.

El tabaco es una de las drogas adictivas legales que más fácilmente se obtiene y, consecuentemente, su consumo se ha convertido en algo cotidiano o habitual en nuestra sociedad. Pocos relacionan su adicción con la ansiedad, y mucho menos con la aparición y mantenimiento de ciertos trastornos de la ansiedad como el trastorno por estrés traumático y el trastorno de pánico con o sin agorafobia.

Según información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen casi 1.100 millones de fumadores en el mundo. El 30% de ellos son adultos, de los cuales fallecen 4 millones al año, lo cual equivale a 11.000 personas diarias (Cuevas y Hernández-Pozo, 2008). La nicotina, como otras drogas psicoestimulantes, incrementa la liberación de dopamina, lo que potencia las propiedades reforzadoras de la droga. Junto a estas propiedades reforzadoras primarias, la acción de la nicotina ejerce un mayor efecto en situaciones estresantes, lo que explicaría su mayor potencial adictivo en personas que se encuentran sometidas a altos niveles de estrés, o que se sienten ansiosas o deprimidas. (Cuevas y Hernández-Pozo, 2008).

Estudios de ansiedad y consumo de tabaco en estudiantes

Miguéz y Becoña (2009) señalan en un estudio longitudinal con estudiantes de Psicología que se puede observar, en primera instancia, que las mujeres fumadoras siempre representan una población mayor a los hombres, por lo menos en lo que respecta a este estudio. Dentro de un período de 10 años, en los primeros cinco años de investigación, el consumo global de tabaco se mantuvo en aumento, hasta entrar al segundo período de experimento, donde se encontró una disminución de fumadores diarios junto a un aumento en los de consumo ocasional, tanto en hombres como en mujeres.

Por otra parte, Villar, Viñas, Ferrer, Caparrós, Pérez, Cornellà (2004) señalan que entre la niñez y la juventud se observan importantes causas que pueden explicar el consumo de tabaco en estudiantes universitarios, generándoles el malestar psicológico, siendo más intenso en las mujeres, con síntomas como la sensibilidad interpersonal, la depresión y la ansiedad. A su vez, Farrel (1998) señala que las personas con algún trastorno neurótico son más susceptibles a la hora de fumar, siendo muy probable que fumen 20 o más cigarros por día, mientras que los que tienen algún trastorno de pánico lo hacen en un 56% y en un 55% las personas que tienen uno y otro trastorno.

Otros estudios

Corneau (2001) sugiere que las características ansiolíticas de la nicotina podrían explicar el porqué las personas con ansiedad rasgo son las que pueden utilizar el tabaco como un comportamiento para afrontar diferentes situaciones al reducir los niveles de ansiedad.

Parrot (1999), por su parte, encontró resultados con respecto a la reducción del estrés en personas que han dejado de fumar. Al principio se incrementará su estrés y pueden pasar por episodios de alta ansiedad, pero a medida que pasa el tiempo su nivel de estrés decaerá y consigo, su nivel de ansiedad. Además, sugiere que la dependencia de la nicotina es causante de estrés en los fumadores dependientes. Con relación a ello, Breslau et al. (1991) demostró que la asociación entre trastornos de ansiedad y tabaquismo solo era visible en fumadores con dependencia de nicotina.

Tabaco y niveles de ansiedad

Se ha demostrado que fumar cigarrillos aumenta los niveles de excitación en los informes de autovaloración del estado de sentimientos de excitación, por lo que lejos de actuar como una ayuda para el control de ánimo, la dependencia de la nicotina parece exacerbar a largo plazo el estrés y la excitación. De este modo, el aparente efecto relajante inicial de fumar solo refleja la inversión de la tensión e irritabilidad que se desarrollan durante el agotamiento de la nicotina. Estos estudios demuestran la importancia del control del estado de ánimo como un motivo para fumar.

Los estudios según el sexo demuestran que quienes presentan un mayor nivel de estrés, ansiedad y depresión son las mujeres; en cambio, en los hombres fumadores, el nivel más notorio se da en el estrés. También los estudios dejan al descubierto que las mujeres son más propensas a desarrollar depresión o ansiedad durante el transcurso de su vida en comparación con los hombres. (Mykletun 2008).

El  objetivo del presente estudio es evaluar cómo incide la ansiedad en el consumo de tabaco. El tipo de investigación es explicativa con un diseño de investigación ex post facto retrospectivo de comparación de dos grupos. Además, se pretende caracterizar diferencialmente los indicadores  tanto de los niveles de ansiedad somática y psíquica, considerando ambos géneros como un valor  y presentándose de forma más específica, es decir, según cada ítem de los respectivos test, para luego analizarlos a partir de los puntajes totales sin diferenciación del sexo.

Las variables serán medidas a través de los resultados arrogados por el Test de Fagerström, para medir el consumo de tabaco y la dependencia a la nicotina, y la Escala de Ansiedad de Hamilton para medir la ansiedad.

Hipótesis

La hipótesis de la investigación establece que hay diferencias en los niveles de ansiedad en la cantidad de consumo de tabaco.

Método

Participantes

Fueron participantes de este estudio 40 estudiantes de primero a quinto año que cursan la carrera de Psicología de una institución privada de educación superior en el sur de Chile. Dentro de este total, 20 fueron mujeres y 20, hombres. Se seleccionaron mediante un muestreo no probabilístico con una muestra por disposición. El rango de edad en este estudio osciló entre los 18 y 25 años. Las personas no recibieron ningún tipo de gratificación, solamente se les dio las gracias por su ayuda. Sin embargo, algunas personas no estuvieron dispuestas a realizar ni el test, ni la encuesta debido a problemas de tiempo o porque se encontraban realizando otra actividad que requería su atención, por lo cual no pudieron realizar ambos test. El consentimiento informado fue aceptado y reportado verbalmente.

Instrumentos

El Test de Fagerström es un cuestionario autoadministrado, diseñado para la evaluación de la dependencia nicotínica relacionada con el consumo de cigarrillos. La versión original, Fagerström Tolerance Questionnaire (FTQ), fue publicada en 1978 y contenía 8 ítems.

La fiabilidad  se presenta con el coeficiente de consistencia interna (alfa de Cronbach), obtenido en tres muestras clínicas, osciló de 0.56 a 064. El coeficiente de correlación intraclases (CCI) obtenido en la prueba test-retest, administrada inicialmente por teléfono y posteriormente mediante entrevista, fue de 0.88. Por su parte, la validez muestra que los coeficientes de correlación de Pearson obtenidos en la prueba de validez convergente fueron moderados, con determinadas medidas biológicas, cotinina metabolito de la nicotina) en la orina y CO alveolar, oscilaron de 0.25 a 0.40 y con el número de años de fumador se obtuvo una r = 0.52. (Becona, Vázquez 1998).

Escala

La Escala de Ansiedad de Hamilton (Hamilton Anxiety Scale,  HAS) fue diseñada en 1959. Inicialmente, constaba de 15 ítems, pero cuatro de ellos se redujeron en 2, quedando reducida a 13. La fiabilidad presenta una consistencia interna alta (alfa de Cronbach de 0,79 a 0,86). Con un adecuado entrenamiento en su utilización, la concordancia entre distintos evaluadores es adecuada (r = 0,74 – 0,96). Posee excelentes valores test-retest tras un día y tras una semana (r = 0,96) y aceptable estabilidad después de un año (r = 0,64). Y en la validez, la puntuación total presenta una elevada validez concurrente con otras escalas que valoran ansiedad, como The Global Rating of Anxiety by Covi(r = 0,63 – 0,75) y con el Inventario de Ansiedad de Beck(r = 0,56). Distingue adecuadamente entre pacientes con ansiedad y controles sanos (puntuaciones medias respectivas de 18,9 y 2,4). Posee un alto grado de correlación con la Escala de Depresión de Hamilton (r = 0,62 – 0,73). (Carrobles, Costa, Del Ser, Bartolomé 1986).

Procedimiento

El tipo de estudio fue correlacional. Las especificaciones en estos test fueron llevados a cabo en las dependencias de la institución privada universitaria, donde se efectuó la selección de los participantes del test y de la encuesta, consultándoles la carrera a la que pertenecían y año en curso.

En una primera instancia, se realizó el test y la encuesta a los alumnos que cursaban segundo año de psicología. En un segundo momento, se les preguntó a los estudiantes de otros años académicos de la carrera que se encontraban consumiendo tabaco en las dependencias de la universidad. Al acercarnos para solicitarles su cooperación, se iniciaba el proceso con la presentación de los estudiantes encargados de la investigación, carrera y el objetivo del estudio, insistiendo en su carácter anónimo y su cumplimentación voluntaria. Secuencialmente, se entregaron las instrucciones correspondientes tanto al test como a la encuesta, de manera escrita y oral. Además, en ambos casos se les indicó a los participantes que ante cualquier duda podían consultar.

La ejecución de la Encuesta de Ansiedad de Hamilton fue realizada en un tiempo  aproximado de 2 minutos, mientras que el tiempo de ejecución del Test de Fagerström fue de alrededor de 1 minuto.

Resultados

El propósito del presente análisis es el de caracterizar diferencialmente los indicadores, tanto de los niveles de ansiedad somática y psíquica, como de la dependencia a la nicotina por sexo.

Los datos de la tabla 1 muestran que las mujeres presentan puntajes en promedio de ansiedad psíquica más alta que en los hombres. A su vez, en ambos grupos el valor que divide la distribución en dos partes iguales no es el mismo, ya que en las mujeres es mayor, resultado dado al utilizar para el cálculo la mediana, la cual arroja los siguientes valores 8,00 para las mujeres versus 5.00 para los hombres.

Los datos correspondientes a la ansiedad somática muestran que las mujeres presentan puntajes en promedio más bajo que los hombres que en las mujeres, sin embargo, la diferencia entre ambas es mínima.

Tabla 1

Estadígrafos descriptivos para la ansiedad somática, ansiedad psíquica y consumo de tabaco diferenciada por género

Estadígrafos descriptivos para la ansiedad
A.S= ansiedad somática; A.P= ansiedad psíquica; C.T= consumo tabaco

En cuanto a los índices de dependencia a la nicotina en el grupo medido, diferenciado como todas las demás tablas por género, la muestra arrojó que la dependencia es mayor en los hombres que en las mujeres, no llegando al extremo de tener personas adictas dentro de la muestra. Los resultados   presentan que las mujeres tienen puntajes en promedio de dependencia a la nicotina más baja que los hombres. Además, la muestra da como resultado que el grado de dispersión para el nivel de dependencia a la nicotina tanto en los hombres como las mujeres es mínimo (3.048 en hombres versus 3.277 en  mujeres).

Los datos de la tabla 2 muestran los puntajes totales obtenidos, en donde las personas que presentan un alto nivel de ansiedad, no muestran un alto consumo de tabaco.

Tabla 2

Estadígrafos descriptivos para la diferenciación entre escala de Ansiedad y test de Fagerström

Estadígrafos escala de Ansiedad y test de Fagerström

Al comparar las diferencias en la variable ansiedad psíquica, los resultados muestran que los hombres tienen diferencias estadísticamente significativas respecto de las mujeres; con respecto a la ansiedad somática, la diferencia entre ambos géneros es mínima. No obstante, si se realiza el análisis considerando solo la Escala de Ansiedad de Hamilton y el Test de Fagerström, es posible observar que en los puntajes totales obtenidos no presentan una diferencia significativa y no indican una correlación entre ambos.

Los datos de la tabla 3 muestran que los supuestos dos de los tres paramétricos se incumplen (normalidad y homocedasticidad) para la variable consumo de tabaco, contrastando así las hipótesis del diseño. Por este motivo se utilizará la prueba U de Mann Whitney.

Tabla 3

Estadígrafos de contraste para evaluar supuestos paramétricos en las variables ansiedad total, ansiedad psíquica, ansiedad somática y consumo de tabaco en estudiantes universitarios

Estadígrafos de contraste variables ansiedad total
* Estadísticamente significativo al 0.05; A.T: ansiedad total; A.P: ansiedad psíquica; A.S: ansiedad somática; C.T: consumo tabaco

La tabla 4 muestra que al contrastar las hipótesis del diseño no existen diferencias significativas entre hombres y mujeres para las variables de ansiedad total, psíquica, somática y en el consumo de tabaco. En otras palabras, las diferencias de medias en los puntajes reflejan variaciones aleatorias y no sistemáticas en los puntajes. Por lo tanto, no representan diferencias a nivel psicológico.

Tabla 4

Estadígrafos para comparar diferencia de medias en la ansiedad y consumo de tabaco por género en estudiantes universitarios.

Estadígrafos para comparar diferencia de medias en la ansiedad y consumo de tabaco

Discusión

Nuestra salud mental puede ser afectada por factores tales como la ansiedad o el estrés, los cuales repercuten y generan ciertos comportamientos con el fin de disminuir estos estados, hasta el punto en que dejan de ser perturbadores para el individuo. Sin embargo, estos comportamientos no siempre son redirigidos hacia el consumo de tabaco, sino que existe una gama de posibilidades a las que puede acceder, dependiendo de las características del sujeto.

Resultados Test y Escala

Los participantes demostraron bajos índices de ansiedad somática; sin embargo, la ansiedad psíquica llegó a niveles medios, situados según la Escala de Ansiedad de Hamilton, sin indicar altos grados de ansiedad.

Según el Test de Fagerstrom, se estableció una tendencia baja hacia la dependencia de nicotina. La ansiedad y la influencia que esta podría llegar a tener en el consumo de tabaco en estudiantes de psicología, es una investigación que no se había realizado en ninguna oportunidad, por lo cual entrega datos que no se habían constatado anteriormente, pudiendo estos ser de utilidad para próximas investigaciones acerca de los trastornos de ansiedad, enfermedad que se ha convertido en una de las más comunes en la actualidad (Arenas y Puigcerver A., 2009), y su incidencia en el consumo de tabaco, responsable del mayor número de muertes que pueden ser evitadas (OMS, 2009), por lo cual su importancia radica en su contingencia actual, y en las grandes cantidades de población que poseen trastornos de ansiedad, o que consumen cigarrillos. Además, podemos decir que existe una mayor incidencia de ansiedad psíquica, puesto que la Escala de Ansiedad de Hamilton postula que una puntuación entre 6 y 14 puntos es equivalente a una ansiedad moderada, y es la que prevalece según los resultados. Asimismo, se presenta una menor ansiedad somática, ya que la puntuación obtenida es menor a 6 y 14. Arenas y Puigcerver (2009) señalan que los trastornos de ansiedad tienden a ser más frecuentes en las mujeres que en los hombres. Según nuestros resultados, al no revelar índices de trastornos de ansiedad, no podemos establecer esta relación; sin embargo, se ven mayores índices de ansiedad psíquica en las mujeres que en los hombres, mientras que los índices de ansiedad somática mostraron una leve superioridad en hombres, pero sin que esta logre ser significativa para la muestra. En consecuencia, se observó que las mujeres tienden a padecer más ansiedad psíquica que los hombres, mostrando mayores índices de síntomas como irritabilidad, dificultad para dormir o dificultad en los períodos de concentración. Con respecto a los niveles de ansiedad somática, estos no mostraron mayor diferencia entre hombres y mujeres, por lo cual la tendencia a padecer de síntomas como rigidez muscular, palpitaciones o taquicardia, son similares en ambos sexos en la muestra.

Resultados de investigaciones

Spielberg (2000) estableció a la ansiedad estado, como la situacional, ya que solo se produce en momentos determinados. Por lo tanto, y al no existir ningún participante de la muestra con un trastorno de ansiedad identificado claramente, podemos establecer que el tipo de ansiedad que prima es la de estado. Según Corneau (2001), el consumo de tabaco en personas con ansiedad rango, es decir, como un síntoma constante, se produce por las características ansiolíticas de la nicotina, lo que nos lleva a deducir, según los resultados, que los participantes no necesariamente utilizarían el tabaco como método de enfrentamiento constante contra la ansiedad.

Drobes, Meier y Tiffany, (1994) concluyen que el hecho de fumar puede deberse a un intento por parte de la persona de controlar estados de ánimo negativos.

Respecto a la relación que existe entre los trastornos de ansiedad y a la dependencia de la nicotina, Johnson (2000) plantea que en sus estudios encontró que existe relación entre las personas que fuman 20 o más cigarros al día durante la adolescencia y padecer luego distintos trastornos de ansiedad, concluyendo que ser un fumador duro durante la juventud, está asociado con el incremento de las posibilidades de tener alguna patología de ansiedad en la adultez. Por lo tanto, recomienda que las personas no comiencen a fumar en la adolescencia, para evitar este tipo de trastornos en la vida adulta.

Más aún, Comi, Díaz y Calvo (2009) hablan y a la vez relacionan la asociación entre el estrés, la ansiedad y la depresión con el consumo de tabaco. Su estudio fue realizado en una muestra de 246 personas, en donde el 55, 2 % eran mujeres y el resto hombres, de una edad media de 32 años de edad.

Estudios demuestran que el 70% de los fumadores quiere dejar de fumar, pero menos del 10 % alcanza la abstinencia al cabo de un año, ya que el porcentaje de recaídas es muy elevado. Estas recaídas están vinculadas a momentos de ansiedad, depresión, irritabilidad y estrés.

Mykletun (2008), en un estudio sobre la relación entre ansiedad, depresión y tabaquismo, revelan que la asociación con el consumo de tabaco es mayor en las situaciones de ansiedad-depresión.

No se presenta una diferenciación entre la dependencia nicotínica y la ansiedad, pues los resultados arrojados por el Test de Fagerström muestran una baja dependencia a consumir cigarrillos. Según estos resultados, y con base a Breslau et al., (1991) establecemos que no existirían niveles de ansiedad tan altos como para operacionalizarlos como un trastorno, ya que la dependencia nicotínica es casi nula, por lo cual se prueba su hipótesis de que los trastornos de ansiedad solo se ven cuando existe el factor de la dependencia a la nicotina.

Sin embargo, las propiedades métricas corresponden a un estudio con una población diferente, por lo tanto, los resultados del estudio no son generalizables al nuestro.

Finalmente, se llega a la conclusión que la incidencia de la ansiedad en el consumo de tabaco en los estudiantes de Psicología de la Universidad Mayor es casi nula, sin mostrarse una correlación entre ambas. En cambio, se dedujo que en las mujeres existe una mayor presencia de niveles de ansiedad generales en comparación con los hombres.

Referencias

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Citar:

Sáez, P., Araos, C., Escalona, C., Eluti, S., Del Rio, A., Martí­nez, J., Piffaut, A. & Venegas, N. (2013,  04 de junio). Ansiedad y consumo de tabaco en jóvenes universitarios. Revista PsicologiaCientifica.com, 15(8). https://psicolcient.me/79nte

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