Transformaciones en la universidad cubana

Roberto Rodríguez González, María T. Rodríguez Wong, Luís M. Peteiro Santaya, Yamila Roque Doval
Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villa, Cuba

Resumen

El presente trabajo tiene como objetivo ofrecer una visión de las transformaciones que se realizan en el subsistema de educación superior de Cuba con vista a lograr el cambio de las universidades de acuerdo las demandas que la sociedad le presenta en la actualidad. Se enfoca desde la concepción de cultura como el conjunto de presupuestos básicos que un grupo crea, descubre y desarrolla en el proceso de aprendizaje de cómo lidiar con los problemas de adaptación externa e integración interna y que funcionan al menos lo suficientemente bien para que sean considerados válidos y enseñados a los nuevos miembros como una forma correcta de percibir, pensar y sentir en relación con esos problemas. La fundamentación teórica se basa en la posición de Schein; igualmente, se toma el concepto de organización que propone este autor. A partir de ello se enfoca el trabajo considerando las universidades (según las características de la cultura cubana) como una organización que debe cumplir la misión de instrumentar y desarrollar este nivel educativo, enfocándose en las características y modificaciones que se desarrollan actualmente para dar respuesta a la misión de las mismas.

Palabras clave: cultura, organizaciones, educación, universidad, proceso educativo.

Al referirse a los procesos culturales, resulta necesario acercarse a una definición de cultura. Al intentar hacerlo aparece como mayor dificultad que el tema cultura es tratado desde diferentes posiciones por los autores que lo enfocan; tan amplio es el espectro de definiciones que al respecto Gabriel García Márquez expresó: «Cuando se habla de cultura, la dificultad principal reside en que esta carece de definición…» (Citado por Hernández, M.I; López, Y, 2001). No obstante esta aseveración, se pueden referir definiciones que, si bien no agotan la complejidad teórica del tema, proporcionan adecuada base para abordarlo.

El desarrollo histórico de la cultura aparece indisolublemente unido al proceso del desarrollo del hombre como ser social, aunque este proceso no se refleje en toda su magnitud en su conciencia. Guadarrama y Pereliguin (1998) destacan que no es sino hasta después del siglo XVIII que la teoría social tuvo necesidad de desarrollar el concepto «cultura». Es la conciencia de la época del Renacimiento y los cambios significativos que se produjeron en la vida social los que ofrecen las posibilidades para que se desarrollara la teoría sobre las potencialidades transformadoras del hombre y que permitiesen el estudio más profundo de las diferentes formas de la actividad humana.

Al igual, señalan que la liberación definitiva de la vida laica del mundo de las «predicciones divinas» hace que el mundo de la cultura sea apreciado cada vez más como algo creado por el propio hombre; los grandes descubrimientos geográficos; la expansión colonialista europea; el avance en la ciencia y la técnica ofrecieron al hombre una dimensión más amplia de su poderío, de lo que había creado desde la antigüedad hasta el momento y de lo que era capaz de crear. Se produjo, entonces, la aceleración del proceso de diferenciación de las ciencias y con ello las ciencias sociales cobraron importancia; los principales pensadores de la época (Francis Bacon, Descartes, Spinoza) comenzaron a brindarle especial atención a ideas como «el hombre creador de la cultura», «posibilidades y límites de la actividad humana», entre otras.

La época en que por cultura se entendía el conjunto de cualidades personales del hombre que caracterizan su nivel de perfección moral quedó atrás. El siglo XX, con la introducción de los adelantos científico-técnicos, posibilitó el contacto entre las naciones, las regiones y los continentes y puso de manifiesto en mayor medida la universalidad de las funciones económico-sociales de la cultura demostrando, a su vez, su carácter histórico.

En el momento del desarrollo actual, signado por los cambios que traen aparejados los avances del hombre en el conocimiento de sí mismo y del medio en que se desarrolla, las posibilidades que el dominio de la ciencias y la técnica le proporciona, llevan aparejados la aparición de nuevos y complejos fenómenos en la esfera de su organización social y por ende, en su cultura. Esto hace que cada vez más vivamos en un mundo de organizaciones, como forma típica de manifestarse las relaciones sociales.

Las organizaciones se han transformado en el mecanismo a través del cual la sociedad crece, se mantiene y se reproduce. Consideradas como la manifestación de una sociedad que cada día es más interdependiente y especializada, las organizaciones se han convertido en la forma más eficiente y racional de agrupamiento social (Rodríguez, M.T, 2002). La importancia de las organizaciones radica no sólo en que son organizaciones sociales que reflejan ciertos valores y necesidades aceptadas culturalmente, sino en que contribuyen a satisfacer necesidades, al ser superadas las limitaciones individuales y al conseguirse el logro de metas, que de lo contrario serían muy difíciles de alcanzar. Ellas enriquecen, además, el conocimiento del hombre y aportan métodos nuevos de afrontar los requerimientos de un medio que se caracteriza por el dinamismo y por la imposición de retos cada vez más complejos.

Aunque existen diversas definiciones de organización, la planteada por Schein (1970), que propone entender la organización como la coordinación racional de actividades de cierto número de personas que intentan conseguir una finalidad y objetivo común explícito, mediante la división de las funciones y del trabajo y por medio de la jerarquización de la autoridad y de la responsabilidad, resulta de aceptación bastante generalizada, por lo que se usará como referente para el presente trabajo.

Queda, entonces, precisar qué entender por cultura y su relación con las organizaciones. En este sentido, resulta adecuada la definición brindada por Schein (1970) cuando señala que cultura es: el conjunto de presupuestos básicos que un grupo crea, descubre y desarrolla en el proceso de aprendizaje de cómo lidiar con los problemas de adaptación externa e integración interna y que funcionan al menos lo suficientemente bien para que sean considerados válidos y enseñados a los nuevos miembros como una forma correcta de percibir, pensar y sentir en relación a esos problemas.

Esto para Schein (1970) significa que la cultura puede ser analizada en tres niveles:

1. Nivel de los artefactos visibles: considerado como el ambiente construido, agrupa patrones de comportamiento visibles, documentos públicos, etc. En este nivel de análisis se incluye el espacio físico, la capacidad tecnológica del grupo, sus producciones y la conducta expresa de sus miembros. Este nivel representa la superficie de la cultura, los aspectos tangibles y visibles de la actividad cultural.

Se plantea que este nivel de análisis se ve favorecido por la facilidad con que se obtienen los datos, aunque su interpretación es más difícil. Es posible descubrir cómo un grupo construye su ambiente y cuáles son sus patrones de comportamiento discernible entre sus miembros, pero frecuentemente no se consigue comprender la lógica subyacente del comportamiento en grupo.

2. Nivel de los valores que gobiernan el comportamiento de las personas: este nivel está representado por los principios sociales, las filosofías, metas y los estándares con valor intrínseco y que son difíciles de observar directamente; para identificarlos es preciso entrevistar a los miembros claves de una organización y hacer análisis de contenido de documentos formales de la organización.

Este nivel se refiere a la idea que tiene un individuo acerca de lo que debe ser y no exactamente de lo que es en realidad, es por eso que un valor puede ser discutido e incluso recusado. Cuando los valores comienzan a ser aceptados, se van convirtiendo gradualmente en creencias o presunciones para quedar desgajadas de la conciencia, volviéndose inconscientes y automáticos, como las costumbres. El proceso de transformación del valor en creencia ocurre a partir de su transformación cognoscitiva hasta convertirse en presunción. Este proceso ocurre cuando la solución aprendida funciona establemente, lo que significa que es válida y correcta y puede ser entendida como reflejo de la realidad organizacional.

3. Nivel de las presunciones subyacentes básicas: son aquellas presunciones que determinan cómo los miembros del grupo perciben, piensan y sienten. En la medida en que ciertos valores compartidos por el grupo conducen a determinados comportamientos y esos comportamientos se muestran adecuados para solucionar problemas, el valor es gradualmente transformado en una presunción básica, sobre cómo las cosas realmente son. Estas quedan asentadas cuando la solución a un problema sirve repetidamente. Lo que al principio fue una hipótesis apoyada solamente por un presentimiento o un valor, llega gradualmente a ser entendido como una realidad.

Destaca que la cultura es elaborada y reelaborada por la propia sociedad, que de esta forma, es producto y productora de cultura, en ella se ponen de manifiesto los significados, representaciones e imaginarios que facilitan la elaboración de valores que podrán incidir como reguladores del comportamiento de quienes forman parte de la misma. A la par, debe destacarse que ésta es válida hasta en tanto funcione al menos lo suficientemente bien para afrontar los retos provenientes del medio externo y las tensiones que se originan en el medio interno, por tanto, le es exigida a los miembros del grupo social y enseñada a los nuevos integrantes.

En el caso particular de este trabajo se parte de aceptar que la sociedad como cultura tiene la necesidad de instruir y educar aquello que acepta como válido, para poder exigirlo a sus integrantes, de manera tal que la cultura pueda cumplir con sus funciones, entre las que destacan: transmitir sentido de identidad a sus miembros; incrementar la estabilidad del sistema social, un mecanismo que controla y da sentido, guiando y modelando las actitudes y el comportamiento; disminuir la ambigüedad, por cuanto indica cómo se hacen (y como no se hacen) las cosas y lo que es importante, entre otras.

Para el proceso de formación en los preceptos culturales la sociedad cuenta con dos grandes vertientes:

La denominada informal: constituida por todas aquellas organizaciones sociales que su objeto (misión) dentro de la sociedad no es principalmente instruir y educar pero que de manera no estructurada en un sistema lo hacen. Entre ellas se cuentan la familia, la comunidad, organizaciones denominadas sociales o de masas, iglesias, etc.

La denominada formal: constituida por organizaciones que tienen el encargo social (misión) de instruir-educar, por ello responden ante la sociedad. Generalmente, se agrupan en lo que se denomina sistema de educación; su célula fundamental es la escuela.

Visto desde el enfoque de los procesos culturales, el sistema de educación constituye una organización cuya misión consiste en instruir-educar (formar) en las distintas generaciones la cultura que caracteriza la sociedad en que se desarrollan, esto significa, que compartan las presunciones subyacentes básicas, los valores y las construcciones de manera tal que se conviertan en representantes genuinos de la sociedad que integran. De acuerdo con las características y demandas de una sociedad, este sistema puede presentar subsistemas que se encarguen de manera especializada de un tipo o nivel de educación. Entre los subsistemas debe existir la suficiente coordinación como para que engarcen de manera tal que al transitar por los mismos se reciba la instrucción-educación que la sociedad pretende se alcance en un momento dado, de forma tal que los integrantes de la misma puedan cumplir los cometidos que de ellos se reclama.

Por supuesto, cumplir esta misión resulta complejo, máxime al tomar en consideración que el medio (tanto externo como interno) se transforma, por lo que establece nuevas situaciones que deben ser consideradas tanto en lo que se refiere a las transformaciones culturales que conllevan, como a las transformaciones que exigen a la organización especializada en su desarrollo, a los métodos que emplea y los recursos humanos necesarios para lograr el cometido.

El sistema de educación cubano

Sin pretender abordarlo en toda su magnitud, se intenta dar una visión del sistema de educación cubano. En este sentido, la sociedad cubana genera para la educación de sus integrantes el sistema nacional de educación, que está dividido en los subsistemas de educación primaria, media, media especializada y superior. Dicho en otros términos, a nivel macro se genera el sistema nacional de educación, que a nivel meso presenta subsistemas encargados de áreas educativas específicas y se manifiestan a nivel micro en los diversos tipos de escuelas que permiten instrumentar el proceso de educación.

Como se señaló con anterioridad, esta organización recibe la misión de instruir-educar en la cultura cubana a las nuevas generaciones, para ello, a cada uno de los subsistemas se le definen las responsabilidades que le competen, las formas particulares de organización, los recursos humanos y de otra índole de que dispondrá. En fin, como parte de la coordinación racional recibe las responsabilidades, las tareas, la posición jerárquica que en un momento histórico social le corresponde para cumplir su misión.

En el presente trabajo se abordarán algunas de las peculiaridades del subsistema de educación superior, haciendo énfasis en las transformaciones que han resultado necesarias para adecuarlo a las demandas de los distintos momentos en los últimos años.

Tradicionalmente, la célula básica de este sistema está constituida por la Universidad, en el caso de Cuba la génesis se remonta al surgimiento de la Universidad de la Habana, hace más de 250 años; este subsistema evolucionó de forma muy lenta hasta enero de 1959, de manera tal que en esa fecha aún se contaba sólo con tres universidades públicas y una privada en todo el país. Por supuesto, esto significaba la muy poca posibilidad de acceso a este nivel de educación, que se limitaba a aquellas personas que su solvencia económica le permitía enfrentar los costos que implicaba y a un muy reducido número de becas que se concedían a partir de algunos intereses muy específicos.

El triunfo revolucionario de enero de 1959 representó un vuelco en la sociedad cubana que implicó la transformación de la cultura que la sustenta. En particular, en la esfera educacional significó establecer el acceso a ésta de todos los miembros de la sociedad cubana y crear las facilidades para que ello resulte posible. En particular, en el subsistema de educación superior y sus entidades, desde los primeros momentos se comenzaron las transformaciones para lograr ampliar el espectro de personas con acceso a las mismas, es así que en diciembre de 1959 al recibir el título de Doctor Honoris Causa en la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, el Comandante Ernesto «Che» Guevara, en su discurso al claustro señaló que la universidad debía vestirse de negro, de mulato para indicar la necesidad de ampliar la gama de acceso a la misma.

De esta forma, ya en 1962 se produjo la denominada primera reforma universitaria que indicó la conceptualización y materialización de las transformaciones necesarias para dar cabida a los nuevos componentes de la misión de la universidad; aquí se consolidaron los sistemas de becas que abrieron las puertas a numerosos estudiantes, se trabajó en el desarrollo y consolidación del claustro, planes de estudio y los recursos necesarios para desarrollar las tareas necesarias en el momento histórico social que se vive.

A la altura de 1976 se produjo la segunda reforma universitaria, que permitió y facilitó la continuación del desarrollo de la universidad desde la concepción tradicional de la misma, tomando en consideración las demandas que le imponía el desarrollo de la sociedad en Cuba. En estas etapas se trabajó aún con el concepto tradicional de que las universidades acumulaban todo el conocimiento de la sociedad, estos eran relativamente estables y preparaban para el trabajo durante la vida.

No obstante, ya desde los albores del siglo XXI la situación cambia: los conocimientos ya no son tan estables, tampoco están sólo en la universidad; las transformaciones en el mundo de la ciencia y la técnica son tales que tampoco es factible preparar para el trabajo durante toda la vida. Por tanto, es necesario aceptar nuevos retos que se traducen en: educar de forma continua, educar a todos y actualizar constantemente para mantener las posibilidades de desempeño laboral. Entre ellos se destaca en la actualidad la necesidad de introducir las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) y la informática, tanto en el proceso de enseñanza-aprendizaje, como en el marco de las habilidades que se forman para el desempeño laboral.

Ante esta situación, la educación cubana a partir del 2000 asume la tarea de universalizar la enseñanza, lo que en el caso de Cuba significa desbordar los marcos de las universidades tradicionales y llevar esta a los municipios, lo que da lugar a la aparición de las Sedes Universitarias Municipales, las que se consolidan hacia el 2004 y permiten a partir de 2005 emprender el pleno acceso. Lo anterior significa enfrentar un conjunto de nuevas exigencias entre las que destacan (Rodríguez, M.T 2007):

1. Masificación de la educación superior. En que se desbordan las capacidades y se asume el reto de mantener la calidad

2. Enfrentamiento de los efectos de la reducción del financiamiento estatal. Búsqueda de fuentes alternativas.

3. Responsabilidad social expresada en forma de rendición de cuentas. Acreditación de programas universitarios.

4. Nuevos escenarios tecnológicos que transforman sustancialmente los procesos sustantivos. Amplio empleo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).

5. Pérdida de exclusividad como instituciones generadoras de nuevos conocimientos. Competencia en el mercado de producción de éstos.

6. Adaptación de los procesos sustantivos universitarios a los cambios que se operan en el sector de los servicios de la sociedad.

7. Redefinición de saberes: desplazamiento hacia la investigación, tanto básica como aplicada; formación centrada en el aprendizaje y la autoeducación; creatividad, flexibilidad y capacidad de adaptación; cambios en los escenarios de formación, investigación y extensión.

8. Desarrollo de competencias que permitan resolver problemas profesionales. Vínculo sistemático con el objeto de la profesión a lo largo de toda la carrera.

9. Formación integral centrada en la formación de valores.

10. Resolver la falta de continuidad entre los estudios universitarios y los precedentes, desde el contenido mismo de las disciplinas de estudio.

11. Mejora de las tasas de graduación. Lograr niveles de eficiencia superiores, reduciendo la brecha actual entre los egresados de la Universidad y el número de estudiantes que ingresan en ella.

12. Correspondencia entre la programación curricular, las nuevas exigencias que impone la sociedad y las demandas que provienen del mercado de trabajo.

Esto permite formular una nueva misión al subsistema de educación superior que se ajuste a las demandas actuales de la sociedad, que puede ser enunciada de la forma siguiente: Preservar, desarrollar y promover la cultura de la humanidad, en plena integración con la sociedad. Llegar con ella a todo el pueblo, con pertinencia y calidad, contribuyendo al desarrollo sostenible.

Esto conlleva a la necesidad de la presencia de una serie de rasgos en la universidad del presente, entre ellos destacan (Horruitiner, P. 2006):

13. Alto nivel de compromiso con la sociedad cubana, en cuanto a mantener y desarrollar la cultura que la sustenta.

14. Adoptar posición científica, humanista y tecnológica tanto en la concepción que la sustenta como en su desempeño.

15. Formación integral de los estudiantes, en carreras de perfil amplio, basado en la unidad entre instrucción y educación y con la vinculación estudio-trabajo como principio.

16. Avanzar en el cubrimiento de las necesidades de educación de postgrado, de forma tal que se pueda materializar la educación permanente y la preparación para el desempeño laboral.

17. Concebir la investigación científica como un componente consustancial del trabajo de las universidades.

En la actualidad, es necesario llevar la universidad a la mayor cantidad de locaciones posibles, sean éstas en municipios u otros poblados del país y desde allí dar pleno acceso a todos los que reúnan las condiciones necesarias para estudiar en este nivel. Para ello es necesario (Rodríguez, M.T 2007):

1. Desarrollar un modelo pedagógico diseñado específicamente para ese programa.

2. Utilizar como profesores a tiempo parcial a profesionales que residan en los lugares de ubicación de las sedes universitarias.

3. Utilizar instalaciones y recursos materiales y técnicos disponibles en las localidades.

4. Lograr estrecho vínculo con las autoridades locales que hagan de facilitadores del proceso.

Es por ello que se puede establecer la aparición de una nueva universidad cubana que:
1. Lleva los estudios allí donde estudian o residen las personas.

2. Está abierta por igual a todos lo sectores sociales, sin límites ni barreras de ningún tipo.

3. Persigue alcanzar el pleno acceso a los estudios superiores.

4. Asegura la permanencia y el egreso, eliminando de su concepción la baja académica.

5. Utiliza todos los recursos humanos y materiales desarrollados por la revolución en cada municipio.

6. Posibilita que el propio municipio gestione sus recursos humanos altamente calificados.

7. Combina armónicamente la investigación científica de punta con la solución de los problemas del territorio.

8. Responde a una política de empleo basada en los servicios.

9. Asegura la superación de todos los profesionales del territorio en que se ubica la sede en cuestión.

Esta universidad tiene como misión principal responder a los retos que en el momento actual presenta la sociedad cubana y en particular el proceso de educación, en su aspecto dirigido al desarrollo de la educación superior, enmarcado en las necesidades que generan el entorno interno del país y el entorno internacional. Considerando en este último las características de la macro sociedad en que vivimos.

A manera de conclusión

Cada cultura, expresada en una sociedad, genera las organizaciones que necesita para afrontar los retos que significan sus múltiples y complejas relaciones con su medio interno y con el medio externo en que se desempeña. Por cuanto una de las necesidades fundamentales de la cultura es educar a las nuevas generaciones que la integran en su sistema de significados, representaciones e imaginario, materializados en presunciones subyacentes básicas, valores y construcciones, genera organizaciones que sean capaces de cumplir esta misión.

En el caso concreto de la educación superior, la organización encargada cumplir esta misión, denominada generalmente universidad, se ve en la necesidad de ajustarse a los retos que motivan los cambios que se producen en los distintos niveles de la cultura. En el caso particular de Cuba, el sistema de educación, específicamente el subsistema de educación superior prepara y desarrolla un cambio sistemático y diseccionado que permita la adecuación de las universidades a los reclamos que el cumplimiento de su misión le impone en el actual momento histórico social.

Referencias

Davis, K. y Newstrom, J. W. (1985). Comportamiento humano en el trabajo: comportamiento organizacional. México: McGraw-Hill.

Guadarrama, P. y Pereliguin, N. (1998). Lo universal y lo específico en la cultura. Bogotá: UNINCCA.

Hernández, M. I.; López, Y. (2001). Exploración de los valores organizacionales presentes en la cultura organizacional de la fábrica de tabacos para la exportación «Constatino Pérez Carrodegua» (LV-9) de la ciudad de Santa Clara. Trabajo de diploma. Inédito Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas.

Horruitiner, P. (2006). La universidad cubana: el modelo de formación. La Habana, Cuba: Editorial Félix Varela.

Materiales para el desarrollo del plan de estudios D elaborados por el Ministerio de Educación Superior de Cuba

Rodríguez, M. T. (2002). Es participativa la cultura de la LV-9. Trabajo de diploma. Inédito Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas.

Rodríguez, M. T. (2007). Aproximación a los elementos psicopedagógicos en el cambio cultural de una organización de educación superior, con la introducción de las TICs. Tesis en opción a Maestría. Inédito. Universidad Central «Marta Abreu»  de Las Villas

Schein, E. (1970). Psicología de la organización. New Jersey: Prentice-Hall International.

Citar:

Rodríguez, R., Rodríguez, M. T., Peteiro , L. M. & Roque, Y. (2007, 06 de julio). Sobre las transformaciones en la universidad cubana. Revista PsicologiaCientifica.com, 9(30). Disponible en: https://psicologiacientifica.com/universidad-cubana-transformaciones

4 comentarios en «Transformaciones en la universidad cubana»

  1. Me alegra que existan personas como ustedes que se sigan preocupando por la educación y que piensen positivamente, considero que su trabajo es trascendental.

    Responder
  2. Excelente trabajo, en este momento trato de acercarme más a mi colegio al cual estoy agremiada, deseamos hacer una revisión de curriculum de nuestra profesión, debemos innovar, vivimos tiempos de cambios, que servirá para modificar la actitud del entorno humano de los grupos afrodescendientes, indígenas entre otros en nuestro país. Deseo prepararme para llevarles un mensaje de esperanza y ayudarles a alcanzar una mejor calidad de vida.

    Responder
  3. Me ha permitido ampliar mi contexto sobre una gran realidad educativa que privilegia la educación pública como una necesidad prioritaria de los gobiernos, máxime si son de izquierda, como el caso de mi país, pues debemos imitar y extraer lo bueno de su querido país. Gracias.

    Responder

Deja un comentario