Violencia contra niños y el tráfico de menores: Visión diorámica

Marí­a Celia Lassus
Centro de Estudios Judiciales del Poder Judicial Montevideo, Uruguay.

Resumen

Este aporte busca fomentar la reflexión colectiva al destacar cómo la comunidad y el Estado pueden unirse y homogeneizar criterios de manera efectiva frente a situaciones de peligro, excepto cuando se trata de cuestiones de privacidad personal y intereses económicos y de poder. Se señala que cuando el peligro afecta directamente a niños y adolescentes, comprometiendo su integridad, pero no la de los adultos, la coordinación efectiva tiende a desvanecerse en la sociedad, dejando a los menores, que carecen de capacidad de decisión y defensa, particularmente perjudicados. Esto no solo se debe a la violencia directa ejercida sobre ellos, sino también al silencio y la desinformación que recae sobre los adultos.

Palabras clave: reflexión colectiva, mentalidad social, intereses económicos, integridad violencia, desinformación.

Diorama

Del griego dia: a través y horama: lo que se ve.

Técnica que usaban los antiguos griegos en teatro. Consistía en pintar de manera previa diferentes vistas en grandes lienzos transparentes, mantenerlos en movimiento durante la presentación de la obra con el ánimo de que, mediante la iluminación de los mismos por una u otra cara, en el momento oportuno el público asistente viera y gradualmente entendiera y le quedaran bien claros, los hechos presentados en la obra, con o sin palabras, por los actores.

Dengue

Enfermedad infecciosa producida por un virus, trasmitido por la picadura de un mosquito: el Aedes Aegipty.

En Uruguay, hasta ahora libre del mal, ha surgido un caso de dengue. Las autoridades sanitarias y de gobierno han estimado la urgencia de hacer tomar consciencia a toda la ciudadanía, a fin de evitar la propagación del mal. ¿Por qué? Porque el dengue lleva a la muerte. Es entonces que se sabe de sur a norte y de este a oeste, de qué color es el macho, cómo son las manchas en su tórax, que tamaño y color tienen las manchas en sus patas (y estamos hablando de un mosquito); cómo es la hembra, en qué tipo de agua proliferan mejor sus larvas, cómo no deben dejarse los recipientes externos cuando llueve. Y lo saben los niños en las escuelas, las amas de casa que quitan el platillo de debajo de la maceta, la anciana que oye la radio, el desempleado que en el transporte colectivo lee el diario por sobre el hombro del que puede comprarlo; lo dice el informativo, está en cada corte de la telenovela, se comenta en la calle, en el mercado, en la peluquería de señoras. La sociedad, la comunidad, el Estado mismo, se han unido en aras del bien común.

Al no existir ni remedios ni vacunas contra la enfermedad, la única forma de prevención es evitar que el mosquito se reproduzca. Es por eso que si bien el joven afectado se recupera, ha salvado su vida; el deseo de la comunidad de saber cómo prevenir y qué hacer ante un nuevo caso eventual, aumenta. Todos quieren tener claro cómo se propaga, cómo reducir el riesgo, cuáles son los síntomas, cuál es el tratamiento, dónde consultar. Podría decirse que todo está bajo control. «Decile no al dengue» es el lema nacional. Hasta hay un teléfono para denunciar aguas estancadas, aun las limpias que son las preferidas por la hembra para desovar. La prueba irrefutable de que la ciudadanía participa en forma efectiva, la tenemos cuando el informativo avisa que se va a fumigar en de determinado horario en un sector o barrio específico.

«La información brindada redujo la ignorancia sobre el tema, lo que a su vez dio la proporción adecuada al miedo, que se transformó en conciencia de la situación y cómo manejarla para protección y beneficio de todos sin excepción».

El mal poder

Las conductas violentas adultas contra niños (as) y jóvenes evolucionan y se diversifican, valiéndose de todo lo que ofrece la modernidad, asistiéndose incluso de la tecnología más refinada.

La respuesta social ha variado con el paso del tiempo, desde la muda y naturalizada aceptación universal, hasta la cada vez más reflexiva, nacida recién en el último tramo del siglo XX. La expresión maltrato infantil se acuñó en 1971; se empezó a hablar de abuso sexual en los 80; el inicio del nuevo siglo intenta dar relevancia a la invisibilidad del maltrato emocional, desestimado desde siempre, en tanto la ausencia de huellas físicas lo hace muy difícil de probar. No es que no haya nada válido en qué fijarse, sólo que «lo esencial es invisible a los ojos» no es una frase jurídica y no tiene status forense a la hora de hablar de pruebas.

– La primera Convención Internacional de los Derechos de los Niños (DN) fue en el año 1924 en la ciudad de Ginebra.

– La segunda, 35 años después, en 1959, en la sede de la ONU. De ahí surgen los 10 derechos básicos que adornan las paredes de las escuelas de casi todos los países.

– La tercera, a los 30 años, en la ciudad de Nueva York, en 1989, en la que por primera vez en la historia de la humanidad, se incluye en un documento internacional, firmado por entre uno y cuatro embajadores plenipotenciarios de cada estado interviniente, la expresión abuso sexual infantil (ASI), como reza el artículo 19° (en total son 54).

Que tales eventos se produzcan tan distanciados no le quita valor a la iniciativa, ni a lo expuesto y argumentado, ni a las conclusiones y valiosos acuerdos arribados, pues son elementos todos, en conjunto, exponentes de un interés mundial creciente por el bienestar presente de la infancia y su proyección en el futuro de la humanidad. No le quita valor, pero deja en evidencia que los cambios que requiere la mentalidad adulta para llevar adelante lo acordado en forma masiva (como si se tratara de la prevención del dengue en el ejemplo) han de ser más profundos, para lo que necesitarán de una difusión y de políticas públicas más «denguenianas», si es posible permitir el neologismo.

La sociedad universal aún conserva una doble mirada: lo que se acepta ver, con frecuencia entrecerradamente, y lo que no; lo que se admite en voz baja y lo que se elige ignorar; se enumera lo que se debería hacer, pero no hay recursos. En suma, los niños no terminan de entrar en la agenda pública en forma contundente por múltiples razones que varían de un país a otro, pero se asemejan en todos.

En primer lugar, porque son niños y como tales no votan, son improductivos, no generan divisas, solo consumen, generan gastos necesarios de toda índole: alimentarios, sanitarios, educativos, etc., e innecesarios, como juegos de guerra para aprender y desarrollar su propia capacidad de destruir y aun de matar, previo mal despertar y desvirtuar el conocimiento de su propio poder de niños, que se encamina así fácilmente por la vía rápida de la descarga violenta.

Pero la industria bélica y su mal poder invierten en la plasticidad de las mentes y organismos en formación, porque es la forma más eficiente de mostrar a los mayores, que la motricidad de su niño es buena, que su mente es ágil, que su coordinación óculo-manual evoluciona bien, que su inteligencia está intacta y preparada para el próximo videojuego, que debe salir a comprarle, aunque sea usado; para que siga ejercitándose, no vaya a rezagarse en este mundo cada vez más competitivo. Lucrar con la plasticidad de los niños con instrumentos que la distorsionan es mal poder y es violencia.

No agendarlos a tiempo, postergarlos, es mal uso del poder adulto y es violencia directa e indirecta. En la medida en que permite la recreación y el perfeccionamiento de las distintas agresiones, el surgimiento y proliferación de otras nuevas y más destructivas.

La violencia contra niños (as) bajo cualquiera de sus formas: física, emocional, sexual, (sus combinaciones y variantes directas e indirectas) y otras como el Munchaussen, maltrato químico, trabajo infantil, prostitución, explotaciones varias, etc., son frecuente noticia. Numerosas personas se esfuerzan en el mundo, cada una desde su área de interés y desempeño, por neutralizar estos males por no menos numerosas y muy válidas razones, entre ellas, evitar la muerte directamente ocasionada por la agresión adulta o por suicidio del menor. Los logros son importantes, valiosos y cada vez mayores. Por oposición, el mal poder avanza.

Sin embargo, una visión diorámica, es decir, con las luces bien enfocadas, con el debido movimiento dado a los telones que sabemos están ocultando y mostrando a la vez, nos permitirá apreciar cuánto no se ve, cuánto no se dice, cuánto se calla. Porque todos sabemos, en algún grado, que existe otra vía paralela de violencia contra niños, un camino más oscuro que es necesario iluminar. El de la violencia «productiva», la que da dinero. Un dinero que viene del mal poder de quien así lo emplea y deviene mayor poder y mayor violencia y más dinero.

La sociedad mundial también da su respuesta por medio de la intervención de sectores altamente especializados que logran resultados invaluables. Tomemos como ejemplo la pornografía infantil. ¿En qué se pone el acento informativo a la población? Que hay adultos que la consumen, comercian con ella: cómo lo hacen, cuánto de numeroso es el grupo detectado esta vez, nacionalidades, edades, profesiones. Se exhibe el material incautado: cintas de video, grabaciones surtidas. Por supuesto, no se está diciendo que deba hacerse público el contenido de tales materiales.

Pero sí que se está lejos de informar a la comunidad de tal manera que tome conciencia en grado suficiente como para aprender a prevenir, a proteger, a preservar, a sus niños (as) y jóvenes; para reclamar la norma jurídica y la política pública y educativa donde no las haya. Una comunidad que aprende a distinguir las manchas en las patas de un mosquito, para que nadie muera de dengue, puede entender precauciones y saber tomarlas fehacientemente; porque la violencia productiva contra niños (as), igual que el dengue, MATA.

Es dable observar cómo se argumenta que determinada información es morbosa, que es menester preservar la sensibilidad de la comunidad. Todo gira en torno a los adultos: lo que se dice, lo que se muestra, lo que se concluye. Tal vez es tiempo de que sea la comunidad quien decida qué quiere saber y cómo defender a sus niños (as). Es probable que la inmensa mayoría prefiera su sensibilidad herida y sus niños en casa.

Se informa a la población: «Han sido incautados 128 vídeos y 90.000 fotografías tomadas a 50 niños». Nadie pregunta por esos niños y su suerte final. Los que están en esas cintas, los que han sido vistos, filmados, usados, forzados, vendidos, etc. Podemos decir que algunos de ellos (as) han tenido «la suerte» de que fueran sus propios padres quienes los comercializaran y otro familiar o el Estado se harán cargo, si todo sale a la luz a tiempo. Otros (as), la mayoría, padecen el secuestro para mejor servir a la industria abusiva, lo que además agiliza, facilita, por decirlo de alguna manera, su suerte final.

Ahora, sin duda, sin ningún esfuerzo, imaginen a estos niños (as) robados, secuestrados y, por tanto, desarraigados violentamente de todos sus vínculos, costumbres, gustos, rutinas; forzados a realizar actos impropios y a permitir la reciprocidad de los mismos; exigidos, aterrados, mal alimentados, aislados de todo posible contacto humano (el que tienen no lo es). En poco tiempo la depresión, la tristeza, el asco, el miedo van minando su vigor natural; se van ajando, desluciendo, dejando progresivamente de servir para los fines que justifican su presencia en donde quiera estén. Una vez «fuera de servicio» ¿imaginan a alguien haciendo la lista de la compra para darles de comer? ¿Pensando en qué sabor de yogur le agradará a uno u otra? ¿Llevándolos a la escuela más próxima, al dentista, o al doctor si le duele el oído por la noche?

En algunas prácticas de su corta vida «industrial útil», ya está previsto que algunos mueran, para placer de quienes así lo deseen ver en la cinta o en persona. Pero no la mayoría. Así que al cumplir con el ciclo pensado por quiénes les han captado o llegar a un grado de deterioro equis, aún pueden aportar a la empresa de sus amos de turno, puesto que son vendidos una y otra vez. Sus órganos, sus ojos, su piel tienen un valor. Si puede servir de algún consuelo, son anestesiados, no por humanidad. Es que el niño, en una situación de estrés extrema, infarta igual que un adulto y el corazón suele ser el órgano más caro. Pero la anestesia hay que saber dosificarla de acuerdo con el peso y estado sanitario. Y para que los órganos tengan valor comercial deben estar en perfecto estado, incluidas las partes de tejido o prolongaciones necesarias para la reinserción en otro cuerpo. Esto nos habla de la intervención de profesionales, no solo entre los consumidores, como se hace público. Además, hay que coordinar entregas, traslados, contactos, conseguir los clientes, elegir los niños, en fin; la multidisciplinariedad cunde. Algunos niños (as) sobreviven esta etapa, por su tipo de sangre menos compatible u órganos de menor calidad. Aun sin algún órgano, el turismo sexual y la prostitución infantil les abren sus brazos. Pero nunca se trata de una «atención» entre adultos; su tiempo de vida dependerá ahora de cuánto haga rendir la inversión, en definitiva, de su resistencia y su capacidad para sobrevivir, por cierto, en un permanente estado de prisión para que no delate la situación.

La desaparición de estos niños (as), aun cuando vivan bastante tiempo, es una condena a muerte, simultánea y automáticamente seguida de una muerte social producida, entre otros factores, por el silencio: el que proviene del miedo, de la ignorancia, de voltear la cara.

¿Quiénes llevan a cabo tales acciones? Grupos organizados que operan, en la mayoría de los casos, con total impunidad, consiguiendo órganos, placer bajo distintas formas e hijos para personas pudientes.

El niño es la mercancía. Paga su valor con su vida, aún estando vivo…

Missing Children, la UNICEF, la OIT y numerosas asociaciones que se van constituyendo en los diferentes Estados, avalan la información de que a diario 30.500 niños (as) y jóvenes de 0 a 17 años son robados, secuestrados, desaparecidos de sus orígenes, lo que implica unos 11 millones por año.

Alemania padece cada año unas 50.000 desapariciones. A través de la Fundación Padres y Madres de Niños Perdidos, México reporta la cifra de 500.000 menores en los últimos cinco años. En Bolivia, 8 de cada 10 no aparecen nunca más. Uruguay no tiene cifras oficiales. Argentina tiene 3.183 denuncias al 31 de abril de 2008, de las cuales 139 niños no han sido encontrados y 47 sí, pero muertos. En Brasil se reportan unos 40.000 por año, mientras que en El Salvador en el 60% de los casos no es encontrado. En Nicaragua, según la Policía Nacional, las desapariciones pasaron de 112 niños y niñas a 137 nuevos casos en solo nueve meses y 438.200 están perdidos en EU.

Si tomamos como fuentes a la UNICEF y a la OIT, nos enteramos de que lo que se conoce como Turismo Sexual Infantil no solo implica el traslado de más de 3 millones de personas que viajan por el mundo buscando sexo con niños, sino el de quienes se los procuran y el de los niños (as) mismos. También que la Explotación Sexual Comercial Infantil (mal llamada «prostitución infantil»), que predominaba en el sudeste asiático, debido a que ahí se han endurecido las penas, se ha desplazado hacia Latinoamérica, y esto merced a su legislación poco protectora de la infancia y, por ende, más permisiva para quienes invierten en el Turismo Sexual Infantil y en sus socios directos: el «tráfico de menores» y la «pornografía infantil». Ahora sumemos a eso los oscilantes, pero siempre presentes, niveles de corrupción que hacen posible que, por ejemplo, personal sanitario pueda decir a una madre que su hijo ha muerto, que el cuerpo ha sido robado y que se investiga; o que en una importante ciudad balnearia se detectara una organización para la protección de niños abandonados a los que aparentemente comercializaba. República Dominicana, Cuba, Costa Rica, Colombia, Brasil y México, en ese orden, encabezan los núcleos de prostitución infantil.

Tales fenómenos delictivos se han extendido en estos últimos años por todo el mundo, siendo los puntos de auge presente Estados Unidos, el Reino Unido, Japón y Australia. La mayoría de los turistas proceden de Estados Unidos, Inglaterra, Holanda y Alemania, lo que ha llevado a elaborar un plan de acción para Europa, que si bien no comparte con Latinoamérica los niveles de pobreza, en parte facilitadores de esta expansión, debe enfrentarse lamentablemente con esta «industria violenta» transnacional que genera billones de euros o dólares, a los que sus beneficiarios no están dispuestos a renunciar. Solo en Latinoamérica, cerca de un millón de menores fue introducido en la industria sexual cada año en la última década.

Si el teatro griego nos presta su diorama una vez más, podremos ver qué situaciones favorecen la desaparición de niños para ser comercializados. Estamos hablando del «sentido de oportunidad» de estos mercaderes, no sólo cuando seleccionan con tiempo o aprovechan el descuido (en el supermercado, en la plaza, en el jardín, en el estacionamiento, etc.), sino cuando hay catástrofes naturales; desplazamientos forzados y masivos por las mismas o por guerras; o la situación de calle de los más pobres.

Estos niños (as) y jóvenes son robados (as):

1) Para ser sometidos a violencia sexual bajo cualquiera de sus formas, como ya hemos mencionado.

2) Para el tráfico de órganos, lo que implica la participación de mucho más que un ladrón de niños.

3) Para ser vendidos a familias sin hijos, con fines de adopción.

Estados Unidos, Canadá, Japón cuentan con el mayor número de adopciones ilegales Se calcula una demanda anual de 200.000 adopciones por la vía legal; pero en forma clandestina esta cifra rebasa ampliamente las 800 mil, lo que explica el aumento de los robos de niños a nivel mundial. Y otra vez la multidisciplinariedad:

La UNICEF y la ONU estiman que esta cifra podría duplicarse, considerando cómo han proliferado las agencias que se dedican a esta actividad, el que muchas sean clandestinas y que incluso algunas tengan personal entrenado en las técnicas de robo, haciéndose pasar por enfermeras, trabajadores sociales, abogados, médicos, policías.

Otro movimiento de diorama nos pondrá a pensar en cómo salen los niños de un país -el que sea- sin el consentimiento de las autoridades, y cómo entran en otro, tal como si fueran invisibles.

4) Para ser empleados en trabajos forzados
5) Para proveer de mano de obra barata
6) Para ejercer la mendicidad

Las condiciones de vida, más allá del panorama que venimos compartiendo, son infrahumanas desde todo punto de vista: en una misma habitación trabajan, comen un plato de arroz diario, hacen sus necesidades, duermen en el piso, reciben órdenes y castigos físicos. Los castigos emocionales están implícitos y trascienden largamente la experiencia circunstancial de un golpe.

7) Para ser usados en conflictos armados

Colombia, país floreciente, publicó en 1996 en la revista La Niñez, el artículo Cifras como ráfagas, en el que se leen los resultados de una investigación realizada entre menores de edad que habían pasado por la guerrilla:

«El 18% ha matado, por lo menos, una persona; el 60% ha visto matar; el 80% ha visto cadáveres y mutilados; el 25% ha visto secuestros y el 12% ha participado en ellos; el 18% ha visto torturar; el 40% ha disparado contra alguien alguna vez; el 83% manifestó haber estado cerca de la muerte; el 91% manifestó haber participado en al menos un combate; ninguno de ellos ha terminado sus estudios de educación básica…»

La legislación colombiana respecto de menores, es la más rica y completa del continente; la publicación tiene 12 años de antigüedad para Colombia. ¿Y los niños y jóvenes de los países no florecientes y en guerra? ¿De dónde proviene esa violencia? ¿De los niños y jóvenes involucrados/as? NO. Del mal poder adulto al servicio de intereses espurios, ajenos absolutamente a los derechos y a la dignidad de la infancia.

25 de mayo. Día Internacional de los Niños Desaparecidos

Esta fecha recuerda a estos niños desde hace más de 20 años. Fue fijada en ocasión del secuestro de un niño, nunca resuelto, que hizo historia en su país. ¿Quiénes se acuerdan el 25 de mayo de estos niños (as) y jóvenes? ¿Cuántos? La familia, los que trabajan en sus búsquedas o contra estas formas de delito detalladas. La sociedad común y corriente no ha ido al teatro últimamente y no sabe de este día ni de lo que los dioramas muestran.

No hay vacunas ni remedios contra la violencia más oculta, la más poderosa, la más secreta: la que da más dividendos. Como con el dengue, la única forma de evitar esas muertes es impedir su propagación.

Una comunidad que puede aprender a distinguir un mosquito por las manchas en sus patas, ¿no podrá entender y organizarse para saber qué hacer en caso de que un niño desaparezca, a quién recurrir, cómo usar los medios de comunicación? ¿Cómo se obtienen tarjetas de identificación con huellas digitales, juegos de muestras ADN, bases de datos y cursos de protección personal para niños pequeños? ¿Cómo organizar charlas y talleres de capacitación, campañas de difusión, información y sensibilización, formación de promotores, capacitación a los agentes del Estado, etc.?

Es cierto que el mosquito no sabe de euros ni de dólares, pero la comunidad adulta debe saber qué pasa con los niños (as) y jóvenes una vez que se «pierden».

Aun el diorama descorre su velo: cada 7 segundos, en el mundo, un niño (a) menor de diez años muere de hambre. El mal poder adulto distribuye los alimentos inadecuadamente.

¿Cuántos niños han muerto mientras usted leía este artículo? ¿Cuántos fueron robados? ¿Cuántos están siéndolo en este mismo momento? ¿Cuántos están viviendo ahora mismo su «corta vida industrial útil» con las características que someramente vimos?

¡Infórmese! Es un deber adulto y una actitud responsable.

Referencias

ECPAT International. En: http://www.ecpat.net

DW World.de Dutsche Welle, Página del Centro Europeo para Niños Extraviados y Explotados Sexualmente. En: http://www.dw-world.de/dw/article/0,2144,2558110,00.html

DW World.de Dutsche Welle,Página de la Organización Acción Contra la Pornografía Infantil. En:
http://www.dw-world.de/dw/article/0,2144,2558110,00.html

DW World.de Dutsche Welle, Página de Interpol. En:
http://www.dw-world.de/dw/article/0,2144,2558110,00.html

Red Iberoamericana de Solidaridad en Chile, Ver en Niños Perdidos: excelente. En:
www.risolidaria.cl

Red Peruana contra la Pornografía Infantil. En: www.red.org.pe

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Citar:

Lassus, M. C. (2008, 08 de julio). Una visión diorámica del mal poder adulto ejercido sobre la infancia. Revista PsicologiaCientifica.com, 10(22). Disponible en:
https://psicologiacientifica.com/mal-poder-adulto-sobre-la-infancia-vision-dioramica

6 comentarios en «Violencia contra niños y el tráfico de menores: Visión diorámica»

  1. Es un trabajo excelente ya que ayuda a comprender el flagelo que significa el poder del adulto en contra de los niños y niñas. Me ayudará mucho con mi trabajo profesional

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  2. Explicar la violencia no solamente como una manifestación del poder, sino un aspecto actitudinal que acompaña al accionar humano en la generalidad. Es importante hacer una reflexión profunda para modificar los niveles de intervención violenta.

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  3. Me parece muy interesante el contenido, principalmente por ser un tema del que todos conocemos y muy pocos hablamos, no se le está dando la atención necesaria, creemos que son otros los que deben abordar el asunto, pero este artículo-trabajo me ayudará en mi consulta. Gracias

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  4. Será imposible afrontar con seriedad este problema si la sociedad de adulto no se desenmascara y asume la cuota de responsabilidad que le corresponde. El problema es la brecha social más grande, es el caldo de los futuros problemas sociales debido a la ignorancia de un sector de, hoy, niños que no son atendidos como sujetos de derechos. Aquí está en juego la misma soberanía de las naciones.

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  5. La verdad, cada segundo en el que avanzaba la lectura, mi corazón iba latiendo más rápidamente, la rabia, la bronca, la impotencia, la tristeza, las ganas de hacer algo frente a las situaciones descritas. El artículo me hacía pensar que ojalá empecemos a cuidar de manera más responsable a estos inocentes, la posibilidad que tienen estos chicos de ser felices y crecer como personas de bien es su derecho… La felicito por sus ganas de actuar. En estos momentos en Argentina todos buscan a SOFIA, esperamos que esta criatura aparezca sana y salva, en otros países latinoamericanos día a día percibimos flagelos parecidos.

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  6. Excelente trabajo! Es una producción madura de un tema complejo, abordado con inteligencia. Merece trascender la comunicación por la red de internet.

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