Factores psicosociales y su impacto en la agresividad infantil

Christian Alberto Mendoza Nápoles
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, México

Resumen

Se realizó una investigación de tipo transversal en una escuela primaria de Ciudad Juárez, Chihuahua. Se aplicaron las escalas de agresividad infantil (Hernández-Guzmán, 2003), autoconcepto (La Rosa, 1986) y el cuestionario de estilos de crianza (López, 2000) a 102 madres de familia de los grados de quinto y sexto, con el propósito de correlacionar los factores psicosociales (nivel socioeconómico, estilos de crianza, autoconcepto de la madre) que influyen en las conductas agresivas de sus hijos e hijas. Se encontró que las madres se sienten más deprimidas y melancólicas cuando rechazan a sus hijos y cuando los castigan y tienen más afectividad hacia ellos si se ven a sí­ mismas como personas honestas. A mayor aceptación de la madre hacia el menor, menor castigo recibirá.

Palabras clave: agresividad, estilos de crianza, autoconcepto, imitación.

En una investigación documental realizada por Ramírez-López y Arcila-Rodríguez (2013) sobre violencia y agresividad en el ámbito escolar, se encontró que los estudios de este tipo de problemáticas se centran en descripciones y evaluaciones y no en comprender la naturaleza del problema. No se ha encontrado una explicación contundente entre la relación de la violencia y la del ejercicio del poder (Doménech e Iñiguez, 2002).

Como dice  Morineau López Santibáñez (2013), se puede comprender qué es lo que muchas veces le falta a las estadísticas que los medios y los organismos reportan: el componente social y conductual en el problema de la violencia. De tal manera que, si las autoridades y políticos no hacen estudios relevantes y de significancia para solucionar la violencia a nivel nacional y local, solo se estará invirtiendo en solucionar la violencia desde un punto de vista no estudiado, por lo tanto, no se tendrá ningún fundamento real. La violencia dista de tener una sola solución o de ser una cuestión fácil de solucionar.

Así como también hay dinámicas particulares que solo se han presentado en esta Ciudad Fronteriza (Pineda y Herrara, 2007) la cuales pueden estar relacionadas con la problemática del lugar, las dinámicas tienen raíces muy profundas. Se le ha dado desprestigio a Ciudad Juárez, se califica como un lugar sin leyes, lleno de libertinaje y corrupción. Desde fechas remotas comenzó la estigmatización de la ciudad, por ejemplo, la propaganda que se hizo del año 1880 a 1930 por parte de la ciudad de ‘El Paso’ en el estado de Texas, dejó a Juárez como la ciudad fronteriza “mala” (García, 2010).

El maltrato hacia los niños y niñas es un factor muy importante en cuanto al desarrollo de conductas disfuncionales, por ejemplo, en la tesis de Farina (2010) se encontraron consecuencias en los niños y niñas víctimas de la violencia doméstica; las consecuencias psicológicas fueron las más frecuentes, siendo la baja autoestima, agresividad e inseguridad las principales. Los de escasos recursos fueron los más violentados y los que fueron violentados tuvieron menos rendimiento escolar.

Los niños violentados pueden presentar: problemas físicos como: retraso en el crecimiento, regresiones, síntomas psicosomáticos. Problemas emocionales como: ira, aislamiento, estrés post-traumático.  Problemas cognitivos como: retraso en el lenguaje, en el desarrollo y retraso en el rendimiento escolar. Problemas de conducta como: agresión, rabietas, delincuencia. Problemas sociales como: pocas habilidades sociales, rechazo, falta de empatía (Asensi, 2007).

En cuanto a la relación entre el medio escolar y la manifestación de conducta agresiva se ha encontrado que la imitación es un factor determinante. Se concluyó que el 50% de las conductas agresivas de los niños tiene que ver con el medio familiar y que el ambiente escolar es un factor que influye considerablemente (Barrera et al., 2006).

Teoría de los estilos de crianza

Se tomó como teoría de sustento los estilos de crianza de Baumrind (1971). A continuación, se exponen los cuatro estilos: El primero es el autoritario, este indica que el comportamiento de los padres ante los hijos será rígido, punitivo y con normas estrictas, así mismo el comportamiento de los hijos será antisocial, poco amigable y retraído. El siguiente estilo de crianza es el permisivo, en el cual los padres serán inconsistentes y poco exigentes, los hijos presentarán conductas inmaduras, temperamentales, serán dependientes y tendrán bajo autocontrol.

El tercer estilo de crianza es el democrático, en este los padres serán firmes, establecerán limites, metas, recurrirán al razonamiento y fomentarán la independencia; como consecuencia los hijos tendrán buenas habilidades sociales, serán confiados e independientes. Finalmente, se tiene el estilo de crianza desapegado; los padres se comportarán de forma desligada emocionalmente hacia sus hijos y considerarán que su función solo consiste en brindar sustento y alimento. Los hijos criados en este último estilo serán indiferentes y tendrán conductas de rechazo. Se cuenta con diferentes investigaciones en donde la teoría de los estilos de crianza se utilizó.

En un estudio se encontró que hay una relación significativa entre los estilos de crianza y las conductas agresivas de los niños (Raya, Pino y Herruzo, 2009). El apoyo, la satisfacción con la crianza, el compromiso y la disciplina de ambos progenitores se correlacionó con baja agresividad de sus hijos. En viceversa, se encontró que la falta de las características anteriores propicia alta agresividad en los niños. También se encontró que la variable disciplina de la madre, disciplina del padre, compromiso del padre, autonomía de la madre y satisfacción con la crianza del padre predicen el 27% de la variabilidad respecto a la agresividad.

En una comparación entre los estilos de crianza de ambos padres, se obtuvo que predomina la madre autoritaria y el padre permisivo; cuando el estilo de crianza es diferente. Cuando comparten el mismo estilo de crianza, el indulgente es el que predomina (Solís Cámara, Díaz, Medina-Cuevas y Barranco-Jímenez, 2008). En una investigación realizada en 130 niños y sus progenitores se encontró que el esquema estándares inflexibles funge como mediador en las prácticas de crianza (castigo e interacción social) y la frecuencia de problemas de comportamiento (Vite Sierra y Pérez Vega, 2014).

Aprendizaje observacional

Como se mencionó en investigaciones presentadas en el capítulo del planteamiento de la problemática sobre la imitación, es importante incluir el aprendizaje observacional en este apartado, ya que los estilos de crianza están estrechamente relacionados con el aprendizaje. Bandura y sus colaboradores (1977) comentan que el aprendizaje se da al observar el comportamiento de otra persona, a esta persona se le llama modelo. En un experimento clásico unos niños pequeños vieron una película en la que adultos le pegaban a un muñeco ‘Bobo’ y en la gran mayoría los niños imitaron la conducta agresiva casi en forma idéntica (Bandura, Ross y Ross, 1963).

El aprendizaje observacional se divide en 4 etapas: la primera se basa en observar al modelo y asimilar sus características principales, la segunda en recordar el comportamiento, la tercera en reproducir la acción y la última, sentirse motivado para llevar a cabo la conducta en el futuro (Bandura, 1986). Los observadores tienen más posibilidades de reproducir la conducta si observan que el modelo es recompensado al llevar a la realización la conducta. No obstante, los observadores tienen la posibilidad de aprender la conducta (Bandura, 1994).

Método

Con la ayuda de la directora y de las maestras de la institución se dio aviso de la actividad un mes y medio antes de la aplicación, la cual   se realizó el 6 de noviembre de 2015 en una entrega de calificaciones, ya que es cuando un mayor número de madres pueden estar presentes. Se aplicó en los grupos de quinto y sexto de primaria. La aplicación duró aproximadamente 30 minutos en cada grupo. Se realizó una correlación de Pearson entre las variables antes mencionada para encontrar o descartar asociaciones entre las mismas. Para la variable de escolaridad se realizó una correlación de Sperman ya que es una variable ordinal.

Resultados

Se aplicaron las escalas a 102 madres de familia, entre las cuales se reportaron 45 niños y 57 niñas; 44 alumnos del quinto grado y 58 del sexto grado. 3 alumnos con 9 años de edad, 44 con diez años de edad, 49 con 11 años de edad, 5 con 12 años de edad y un alumno con 13 años de edad.  La media fue de 10.58 años con una desviación estándar de .681. La media de la edad de las madres fue de 37.30 años con una desviación estándar de 5.886; la más joven tenía 28 años de edad y la más adulta,  53 años de edad.

En cuanto a la escolaridad de las madres una de ellas contaba con maestría, 30 con licenciatura, 10 con carrera técnica, 32 con preparatoria, 26 con secundaria y 3 de ella con primaria. Se encontraron 5 niños con agresividad y 5 niñas con agresividad, 92 se reportaron como no agresivos.

En el cuestionario de los estilos de crianza se encontró que 41 madres tienen poco apego al rechazo hacia sus hijos y 61 madres tienen mayor apego hacia el rechazo. En la escala de la aceptación, 4 de ellas aceptan poco a sus hijos y 98 tienen mayor apego a aceptar a sus hijos, 97 tienen poco apego al castigo y 5 tienen un mayor apego al castigo. Por último, 93 de las madres tienen poco apego a la afectividad hacia sus hijos, mientras que 9 de ellas se inclinan a ser más afectivas hacia sus hijos (ver de tabla 1 a tabla 4).

Tabla 1
Rechazo

rechazo

Tabla 2
Aceptación

Aceptacion

Tabla 3
Castigo

Castigo

Tabla 4
Afectividad madre-hijo

AfectividadMadreHijo

Se encontraron correlaciones negativas a un nivel de significancia de 0.01 para la relación entre los siguientes tres pares de variables de las escalas del cuestionario de estilos de crianza: a mayor aceptación de la madre hacia el menor, menor castigo recibirá, a mayor aceptación, menor será la afectividad entre la madre y el hijo y a mayor castigo, menor será la afectividad madre-hijo (ver tabla 5).

Tabla 5
Correlaciones

Correlaciones

Al correlacionar la escala de autoconcepto con el cuestionario de estilos de crianza se obtuvo que existe una correlación negativa a un nivel de significancia de 0.05 entre el rechazo y la alegría de las madres; de igual manera, entre más rechazo tenga la madre hacia su hijo, ella tenderá a sentirse menos contenta. Entre más contenta sea la madre, más alegre será (ver tabla 6).    

Tabla 6
Correlaciones

Correlaciones2

En la escala de aceptación se encontró que entre más aceptación tenga la madre hacia su hijo, ella tenderá a ser más contenta y alegre, no será deprimida y melancólica  (significancia 0.05 y 0.01, respectivamente de las anteriores variables). De igual manera a un nivel de significancia de 0.01, entre más aceptación tenga la mamá, más desenvuelta y pacífica será, no tenderá a ser tímida y agresiva (ver tabla 7).

Tabla 7
Correlaciones

Correlaciones3

La escala del castigo solo se correlacionó con la honestidad a un nivel de significancia de 0.05, entre más castigue la madre a su hijo, ella se verá a sí misma como honesta. El resultado aparece en la tabla 8.

La escala de afectividad madre-hijo se correlacionó también con la honestidad a un nivel de significancia de 0.01, entre más afectividad madre-hijo exista, ella se verá a sí misma como honesta (ver tabla 9).

Tabla 8
Correlaciones

Correlaciones4

Tabla 9
Correlaciones

Correlaciones5

Discusión

La afirmación a mayor aceptación de la madre hacia el menor, menor castigo recibirá, habla de un estilo de crianza equilibrado mayormente relacionado con el estilo democrático y al contrario del autoritario. El resultado de a mayor castigo, menor será la afectividad madre-hijo es compatible con el estilo de crianza autoritario. Un hallazgo que contradice a la teoría es la afirmación a mayor aceptación, menor será la afectividad entre la madre y el hijo. Cabe destacar que solo 9 madres de esta muestra son apegadas a este estilo de crianza.

Un indicador significativo de cómo se sienten las madres al usar cierto tipo de estilo de crianza es el de que las madres se sienten más deprimidas y melancólicas cuando rechazan a sus hijos. Por otro lado,  entre más aceptación tenga la madre hacia su hijo, ella tenderá a ser más contenta y alegre; además más desenvuelta y pacifica será la mamá. Lo anterior da indicios de que un estilo de crianza sano para el niño también trae consecuencias saludables para la madre.

En cuanto a que las madres que castigan a sus hijos y que tienen más afectividad hacia ellos se ven a sí mismas como personas honestas, abre un campo de investigación etnopsicológica para poder encontrar la explicación en esta relación de variables. Se concluye que los factores psicosociales de la madre (nivel de estudios, estilos de crianza, autoconcepto) no influyen en la conducta agresiva de sus hijos.

Referencias

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Citar:

Mendoza, C. (2016, 25 de mayo). Factores psicosociales influyentes en la conducta violenta del menor. Revista PsicologiaCientifica.com, 6 (11). Disponible en: https://psicologiacientifica.com/factores-psicosociales-conducta-violenta-menor

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