Importancia de eventos vitales en Familias: Estudio en Guanabacoa

Clara Pérez Cárdenas, Norabel Carmona Guerra
Instituto Superior de Ciencias Médicas de la Habana, Cuba

Resumen

Los eventos vitales familiares han sido poco explorados en estudios. Esta es una investigación descriptiva-transversal para identificar cuáles son los eventos vitales más frecuentes en las familias de un consultorio médico en el municipio de Guanabacoa, Ciudad de la Habana, así­ como importancia y consecuencia que éstas les conceden. El universo lo conformaron 141 grupos familiares. La información necesaria se logra por aplicación del Inventario de eventos vitales y la entrevista familiar en cada grupo. En la mayorí­a de las familias, el evento normativo más frecuente fue tener un hijo en la edad de la adolescencia, mientras que el paranormativo fue el empeoramiento de la situación económica. Generalmente, concedieron mucha importancia a los eventos vividos, refiriendo consecuencias positivas ante los normativos y tendencias negativas ante los paranormativos. Se corrobora que, generalmente, las familias le conceden importancia a los eventos que viven, a partir de las consecuencias que esperan de éstos.

Palabras clave: psicologí­a y familia, eventos vitales, ciclo evolutivo, crisis familiar.

La familia es considerada por muchos autores como la institución social más antigua, cuya conformación y estructura ha sufrido numerosos cambios a lo largo de la historia, conjuntamente con el propio desarrollo del ser humano. En la actualidad, suele iniciarse con la unión de dos personas que, de forma voluntaria, deciden unir sus vidas y así compartir proyectos y vivencias. Esta unión va a evolucionar, a desarrollarse a través del tiempo, atravesando por numerosas etapas que, en su conjunto, conformarán su ciclo vital.

El vocablo «familia», de raíz osca (antiguo pueblo de Italia), se usó en sus orígenes para designar a la servidumbre (fámula). Luego su significado se amplió para denominar a todos los miembros de la casa, incluidos los esclavos, las mujeres cautivas, y la descendencia engendrada por el amo, quien disponía de la vida y de los bienes de sus miembros; de manera que acrecentar el grupo era signo de riqueza y poder. Con el tiempo, esta forma de familia patriarcal se fue transformando. Las familias de hoy son diferentes a las de ayer en más de un sentido. Actualmente, la familia tiende a pensarse más como una institución total, como un conjunto de vínculos más o menos estrechos que implican algunos derechos y obligaciones (Davison, D. 2004).

Tanto la Filosofía, como la Sociología, el Derecho y la Psicología, entre otras ramas del saber, han aportado conceptos, con diferentes niveles de generalidad (Valladares, A. 2008). La concepción de la familia como sistema aporta mucho con relación a la causalidad de los problemas familiares, los que tradicionalmente se han visto erróneamente de manera lineal (causa y efecto), pues en una familia no hay un culpable, sino que los problemas y síntomas se deben a deficiencias en la interacción familiar, a la disfuncionalidad de la familia como sistema.

Este enfoque sustituye el análisis causa-efecto por el de las pautas y reglas de interacción familiar, fundamentándose en tres premisas básicas (Ares, P. 2007).

El estudio del Ciclo Vital ofrece la posibilidad de analizar cualquier dimensión o variable familiar, en el momento concreto en que se encuentra la misma y, por tanto, poder entender las exigencias internas y externas a las que se encuentra sometida la familia que pueden poner en crisis su capacidad de ajuste y crecimiento. A pesar de las diferencias existentes en la forma en que los autores tratan el tema, los eventos que se tienen en cuenta, por su trascendencia psicológica, en la interacción familiar y que enmarcan o caracterizan las etapas de dicho ciclo, suelen ser los mismos (Infante, O. 2005).

Puede decirse que el Ciclo Vital es un proceso continuo de evolución y desarrollo en la familia, que abarca desde la unión de la pareja para una vida en común, hasta su muerte. Todas las familias atraviesan por este ciclo de vida que comprende determinadas fases o etapas que difieren entre sí, por los cambios que se dan en la estructura de la familia, por las actividades familiares y por las etapas de desarrollo de sus integrantes (Valladares, A. 2008) (Louro, I. et al. 2000). Estas fases son:

Formación o Constitución

Período que se inicia cuando la pareja decide unir sus vidas, recoge acontecimientos vitales tales como el matrimonio, embarazo, y nacimiento del primer hijo (hecho que delimita el inicio de una segunda etapa del desarrollo). En esta etapa se realiza el ajuste de la individualidad y los roles con el consecuente acople funcional de intereses y necesidades. Se constituye y consolida el llamado «proyecto de vida».

Extensión

Fase que comienza con el nacimiento del primer hijo y culmina con la independización de uno de los hijos, incluyendo otros eventos como la entrada a las instituciones infantiles y escolares y la adolescencia. Es la etapa más larga del ciclo y comprende una gran variedad de cambios en la familia influidos por el crecimiento y desarrollo de los hijos. Se da espontáneamente el aprendizaje del rol de papá, mamá; esposo, esposa.

Contracción

Sus eventos van desde la independización de los hijos, hasta la muerte del primer cónyuge; se incluye en este caso, acontecimientos como la jubilación, el climaterio y la vejez. Se produce el cese de la tutela directa sobre los hijos y un regreso a la comunicación directa de los esposos, sin mediación de la descendencia. Es conocida como la etapa del nido vacío, para referir que se han ido los hijos del hogar, aunque en nuestra experiencia sería más apropiado utilizar la primera categoría, pues, generalmente, en una misma vivienda coexisten la familia inicial y la creada por los hijos de ésta.

Disolución

Los eventos son la muerte del primer cónyuge y la muerte del segundo. El ajuste a la viudez es la función más compleja de esta fase, debido a la pérdida que se sufre y las consecuencias que tiene para la familia. En este caso, se requiere un ajuste de roles y una restructuración de la jerarquía familiar.

Las fases del ciclo vital van a estar marcadas por la ocurrencia de una serie de eventos significativos de la vida (Valladares, A. 2008); dichos eventos constituyen hechos de alta significación tanto para el sujeto como para su familia, y pueden contribuir o no a la estabilización y consolidación de ésta, ya que producen cambios en el ritmo normal de vida de las personas, originando, en alguna medida, estrés personal y familiar en su afrontamiento (Pérez, C; Díaz, K. 2006), es decir, ante cada nuevo acontecimiento la familia se desorganiza, sufre su estructura o su forma de funcionamiento habitual, (se generan contradicciones entre su estructura y funciones, por un lado, y las demandas resultantes del nuevo evento por la otra). La familia entra en crisis y tiene que promover cambios que den origen a nuevos estados organizacionales de la misma (Pérez C., 2001, 2009).

No obstante, debe tenerse en cuenta que el evento por sí solo no genera la crisis sino que este es un proceso en el se ven implicados otros elementos como la significación que la familia le asigna y los recursos con que se cuenta para hacerle frente, es un momento de riesgo y oportunidad de desarrollo para la familia (González, I. 2000).

En el marco de la familia se habla de Eventos Normativos o Transitorios, que son aquellos acontecimientos normados y esperados del desarrollo familiar, puntos de transición a lo largo de todo el ciclo vital (Herrera, P. 2008). Dentro de estos se recogen eventos como el noviazgo, el matrimonio, la procreación, el nacimiento del primer hijo, así como su entrada a las instituciones escolares, adolescencia, maduración, la emancipación de los hijos, la jubilación y la muerte de los padres (Ares, P. 2007) y los no Transitorios, o Paranormativos, los cuales ocurren sin guardar una relación directa con las etapas del ciclo vital, también llamados accidentales (Herrera, P. 2008), que abarcan situaciones no previsibles como las enfermedades, las separaciones y las muertes a destiempo, entre otros eventos (Ares, P. 2007).

La familia cubana tiene un nuevo modelo de vida familiar después de cambios sociales radicales ocurridos. Aspectos como la constitución de programas de salud, la revolución en el sector de la educación, la incorporación de la mujer al trabajo y a la vida social, repercutieron en el bienestar familiar creando las condiciones para la satisfacción de necesidades afectivas y espirituales y para el cumplimiento adecuado de la función educativa (Valladares, A. 2008).

Aunque Cuba, como país subdesarrollado se asemeja en estos aspectos a los países desarrollados, existen diferencias en la forma de vivir en familia y en la forma en que se manifiestan estos indicadores de cambio. Los problemas de vivienda, el presupuesto familiar, y la escasez de recursos, entre otros aspectos, conllevan a que se viva en situaciones desarrolladoras pero en contextos que no lo son, al menos no en igual medida (Ruiz, I. 2001).

Otra diferencia evidente en el contexto cubano, son las redes de socialización, pues en nuestro país se hace vida de familia y de comunidad; los niños tienen muchos adultos a su alrededor, los escolares juegan libremente en la calle y no se tiene una gran disposición de recursos electrónicos de entretenimiento.

A partir de todo ello, podemos afirmar que la familia cubana, que constituye el objeto de nuestra investigación, es poseedora de una serie de particularidades interesantes, por el contexto socioeconómico en que se inscribe. En ella se manifiestan los impactos de las políticas sociales de educación, salud, seguridad social, los efectos de la crisis económica y las medidas desarrolladas por el país para salir de la misma, las migraciones, entre otras muchas situaciones que van a incidir de una forma particular en su funcionamiento.

Por consiguiente, todo el contexto que le rodea va a jugar un papel importante en la mayor o menor aparición de los eventos en la familia, en la forma específica en que ésta se relaciona con ellos, los afronta y vivencia a lo largo de su desarrollo, relacionados o no, con el ciclo vital familiar.

Método

Objetivo General

Reconocer los eventos vitales más frecuentes en familias de una población atendida en un consultorio médico y la valoración que se hace de los mismos por los propios actores.

Objetivos específicos

Identificar los eventos normativos y paranormativos que aparecen con mayor frecuencia en esta población.

Precisar la importancia y consecuencia que las familias le conceden a los eventos vitales que viven en sus dinámicas familiares.

El estudio es de corte descriptivo y transversal, realizándose en el periodo comprendido entre septiembre de 2009 hasta abril de 2010. Se desarrolló con las familias que reciben atención en un consultorio del municipio Guanabacoa, en Ciudad de La Habana, por la factibilidad que tienen las autoras de acceso a éstas. Se trabajó con 141 núcleos familiares, atendidos por el consultorio, que dieron su consentimiento para participar en la investigación.

El instrumento de Eventos Vitales utilizado fue elaborado y validado en la población cubana, donde se solicita a la familia señalar en una relación de eventos familiares normativos y paranormativos aquellos que han afrontado en los últimos 6 meses, precisando la importancia y las consecuencias que atribuyen a cada uno, las personas que integran el núcleo familiar. Se aplicó fundamentalmente en el horario vespertino y en los propios hogares, facilitándose con ello el hecho de encontrar a las personas trabajadoras en la vivienda.

Análisis de los resultados

Tabla 1
Frecuencia de eventos normativos referidos por las familias

Eventos Vitales

En la tabla se aprecia que, en general, de los eventos normativos tenidos en cuenta en el instrumento aplicado, los de mayor frecuencia en nuestro universo fueron la existencia de hijos en la edad de la adolescencia, el nacimiento de un hijo y el embarazo deseado. Vale destacar que los eventos normativos que se presentan con mayor frecuencia están relacionados con la descendencia, desde su concepción, nacimiento y hasta su etapa de adolescencia; de ahí que en esta población deba estructurarse un programa de intervención educativa para lograr ciclos vitales familiares saludables, insistiéndose en el manejo educativo de la etapa de la adolescencia (que es el único evento en el que puede incidirse actualmente), lo que les permitirá transitar por esta etapa de vida individual y de acontecimiento en las familias, con las menores consecuencias negativas posibles, en esas dinámicas grupales.

Tabla 2
Frecuencia de eventos paranormativos vividos por las familias

En la tabla 2 se muestra la frecuencia en que los eventos paranormativos o accidentales aparecen en la población estudiada. Puede apreciarse que, en el universo de familias, los eventos paranormativos de mayor frecuencia son el empeoramiento de la situación económica, los episodios reiterados de enfermedades agudas y el divorcio, presente en número reducido de familias.

El hecho de que se manifieste en estos resultados el empeoramiento de la situación económica, como el evento paranormativo de mayor aparición en familias estudiadas, es algo esperado en los resultados de la investigación, dada la actual situación económica del país. Esto denota, en alguna medida, cierta afectación con respecto al cumplimiento de la función económica en los grupos familiares objeto de la investigación, sin que resulte de ello la aparición de trastornos psiquiátricos o conductas delictivas que lleven a encarcelamiento, ni tentativas de suicidio en esta población. A diferencia de las estadísticas de divorcio en nuestro país, éste no es frecuente en la población estudiada, al menos como hecho legalmente consumado, aunque en esta oportunidad no se exploró la posibilidad de existencia del divorcio emocional en las parejas.

Tabla  3
Importancia concedida por las familias a los eventos más frecuentes en sus dinámicas familiares

Como se observa en la tabla anterior, tanto la adolescencia de los hijos como el nacimiento y el embarazo deseado son eventos normativos evaluados con mucha importancia por la totalidad de familias que los viven. De igual forma ocurre ante los eventos paranormativos: empeoramiento de la situación económica y divorcio. Sin embargo, en la evaluación de los episodios reiterados de enfermedades agudas, se observa una distribución entre mediano y alto grado de importancia.

Tabla  4
Consecuencias de los eventos presentados con mayor frecuencia

Todas las familias consideraron los eventos normativos, como eventos que trajeron consecuencias positivas a la familia. Al analizar las consecuencias conferidas a los eventos paranormativos, se aprecia que la totalidad de familias refirieron consecuencias negativas al empeoramiento de la situación económica, y los episodios reiterados de enfermedades agudas, sin embargo el divorcio, fue etiquetado en las familias que han vivido el evento como algo con consecuencias positivas en la dinámica familiar.

Conclusiones

– Los eventos normativos más frecuentes encontrados en la población estudiada en orden descendiente fueron: tener hijo (s) que ya han arribado a la edad de la adolescencia, nacimiento de un hijo y el embarazo deseado.

– El empeoramiento de la situación económica, los episodios reiterados de enfermedades agudas de algún familiar y el divorcio, fueron los eventos paranormativos más frecuentes en esta población.

– La mayoría de las familias, concedieron mucha importancia a la ocurrencia de los eventos, tanto normativos como paranormativos.

– Las consecuencias que tienen los eventos normativos en las familias son evaluadas como positivas, mientras que las atribuidas a los eventos paranormativos son negativas, con excepción del divorcio.

Referencias

Arés, P. 2007. Psicología de la familia, una aproximación a su estudio. Ed. Ciencias Sociales. La Habana.

Davison, D. 2004. Familias ensambladas. Mitos y realidades de los tuyos, los míos y los nuestros. Ediciones B Argentina, S.A. Buenos Aires. Argentina.

González, I. 2000. Las crisis familiares. Rev Cubana Med Gen Integr 16(3): 270-6. Disponible en: http://www.bvs.sld.cu/revistas/mgi/vol16_3_00/mgi10300.htm

Herrera, P. 2008. El estrés familiar, su tratamiento en psicología. Rev Cubana Med Gen Integr v.24 n.3. La Habana. Jul.-sep. Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_abstract&pid=S0864
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Infante, O. 2005. Material de apoyo al módulo de familia y salud. Maestría Psicología de la Salud. Universidad Veracruzana. México.

Louro, I. et al. 2000. Manual Para La Intervención en la Salud Familiar. Ministerio de Salud Pública. Cuba

Pérez, C. 2001. Vivir en familia. Rev Cubana Med Gen Integr. v.17 n.2. Ciudad de la Habana. mar.-abr. Disponible en: http://scielo.php?script=sci_arttext&pid=s0864-21252001000200009
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Pérez, C; Díaz, K. 2006. Duelo en oncología y su repercusión en la salud familiar. Revista electrónica Psicología Científica. com. Ciudad de la Habana. Disponible en: https://psicologiacientifica.com/bv/psicologia-131-1
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Pérez, C. 2009. Atención primaria de salud. Acercamiento a las familias con cáncer de mamas. Revista electrónica Psicología Científica. com. Ciudad de la Habana. Disponible en: https://psicologiacientifica.com/bv/psicologia-412-1
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Ruiz, I. 2001. La familia .En: Álvarez, R. Temas de medicina general integral. Ed. Ciencia Médicas. La Habana.

Valladares, A. 2008. La familia, una mirada desde la psicología. Revista electrónica de ciencias médicas en Cienfuegos. Disponible en: http://www.medisur.sld.cu/index.php/medisur/article/viewArticle/402

Citar:

Pérez, C. & Carmona, N. (2011, 01 de abril). Eventos Vitales. Su importancia y consecuencias desde óptica familiar en población de un consultorio. Revista PsicologiaCientifica.com, 13(4). Disponible en: https://psicologiacientifica.com/eventos-vitales-familia

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