Impacto de la violencia en el desempeño ejecutivo de niños 6-8 años

Ví­ctor De Jesús Moreno, Marí­a de la Cruz Bernarda Tellez Alanis
Universidad Autónoma del Estado de Morelos, México

Resumen

Esta investigación explora la existencia de un ví­nculo entre la exposición a la violencia y el desarrollo de estrés en niños escolares y además indaga si ambos fenómenos guardan relación con el desempeño ejecutivo. Participaron setenta niños de seis a ocho años que cursan el segundo año de educación básica, se aplicó el Cuestionario de Exposición a la Violencia, el Inventario de Estrés Infantil y la Evaluación Neuropsicológica de las Funciones Ejecutivas en Niños. El análisis estadí­stico mostró correlaciones negativas significativas entre la violencia y el desempeño ejecutivo, especí­ficamente con la fluidez verbal (fonológica y semántica) y la flexibilidad cognoscitiva, mientras que la atención y la planeación no presentaron correlaciones con la exposición a la violencia. Estos resultados nos muestran que la exposición a la violencia, obtenida a través de un autorreporte, produce efectos negativos en el desarrollo de algunas funciones ejecutivas.

Palabras clave: funciones ejecutivas, violencia, estrés, desarrollo, cognición, neuropsicologí­a.

La violencia se entiende como el uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de provocar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones (Organización Mundial de la Salud, 2002). Y el estrés es una respuesta fisiológica y psicológica que desarrolla una persona después de estar expuesta a un suceso altamente estresante debido a que presenta una amenaza a su integridad física, psicológica a su vida o la de otras personas (American Psychological Association, 1994). La relación entre ambos fenómenos es intrínseca y ante estas situaciones los más vulnerables y susceptibles son los niños. Específicamente en los niños los principales factores de riesgo para la exposición a violencia son la paternidad ejercida por un solo padre, niveles de ingreso económico bajos, el padecimiento de enfermedades médicas complejas tanto por los menores como en algún familiar cercano, pérdida del empleo o divorcio de los padres, o cualquier otra situación que incremente el estrés de la familia (Perry, Mann, Palker y Ludy-Dobson, 2002).

De acuerdo a las proyecciones del Consejo Nacional de Población (2002), en el año 2000 existían en México 33,000,000 menores de 14 años que representaban el 31% de la población de los cuales el 60% vive por debajo de la línea de la pobreza (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, 2004). Según datos del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia de 1998 a 2002 hubo un total de 24,563 casos de maltrato infantil atendidos en la República Mexicana, de estos incidentes el principal tipo de violencia denunciado es el maltrato físico (32%) y los principales responsables son la madre (47%)  y el padre (29%) respectivamente (Secretaría de Salud, 2006).

Las consecuencias inmediatas y visibles de la violencia física son las lesiones, sin embargo, la exposición temprana a la violencia también puede tener impacto en la arquitectura del cerebro en proceso de maduración. La exposición prolongada a la violencia, inclusive como testigo, puede provocar alteraciones en  el sistema nervioso y en el inmunológico.  De acuerdo a De Panfilis y Salus (1992) la exposición a la violencia altera el cerebro en desarrollo al interferir con el proceso de desarrollo neuronal normal. También puede propiciar limitaciones sociales, emocionales y cognitivas y acarrear problemas de aprendizaje, retraso en el desarrollo físico y secuelas psicológicas y emocionales. Los niños víctimas de violencia presentan dificultades en el desempeño escolar, el autocontrol, autoestimay en el  establecimiento de relaciones sociales (Hobbs, 1999; Perry, Mann, Palker y Ludy-Dobson, 2002).

Otra de las consecuencias típicas de la violencia es el desarrollo del estrés. De acuerdo a Del Barrio (1997), durante la infancia los principales estresores son aquellos acontecimientos que afectan la vida familiar ya que es el entorno más significativo para el niño. Un evento traumático puede interrumpir el proceso normal de desarrollo del niño, interfiriendo en la adquisición de habilidades, capacidades y funciones propias del momento evolutivo. La sintomatología y consecuencias son diversas ya que abarcan desde aspectos psicológicos hasta aspectos cognitivos: el aprendizaje, la atención, la memoria, las alteraciones de la conciencia y la identidad, la percepción y trastornos disociativos de identidad y de despersonalización (Resick, 2001; Klein y Schermer, 2000).

Ahora bien, los antecedentes revisados plantean que la violencia y el estrés generado por esta afectan de diversas formas al desarrollo infantil. El objetivo principal de esta investigación es conocer si en niños escolares, de 6 a 8 años, un menor desempeño ejecutivo se asocia a niveles altos de exposición a la violencia y de estrés. Las funciones ejecutivas se entienden como las responsables de dirigir, regular y monitorear la actividad consciente dirigida a metas, es decir son los procesos cognitivos implicados en el control de la conducta y el pensamiento. El desarrollo progresivo de las funciones ejecutivas se relaciona con la maduración de las zonas prefrontales, las cuales comienzan a desarrollarse en la infancia pero continúan su desarrollo a lo largo de la adolescencia hasta que finalizan los procesos de mielinización al inicio de la edad adulta. Además el desarrollo de las funciones ejecutivas está intrínsecamente asociado a la emergencia gradual de otras capacidades cognitivas, como el lenguaje, la atención la velocidad en el procesamiento de información y capacidad de memoria (Anderson, Anderson, Northam, Jacobs y Catroppa, 2001).

Según Anderson et al. (2001) hay dos etapas en el proceso de maduración del sistema nervioso central (SNC): la etapa prenatal y la etapa posterior al nacimiento. Durante la primera se da la formación de las células cerebrales, dicha etapa está enfocada principalmente al desarrollo de las estructuras del SNC, es aquí cuando se crean las bases biológicas donde tendrán lugar todos los procesos cognitivos del individuo. Después del nacimiento el cerebro cuadriplicará su tamaño debido a la diferenciación, el crecimiento y la maduración de las neuronas existentes, a partir de este momento el SNC estará enfocado a afinar el funcionamiento de las diversas estructuras que lo componen y a iniciar procesos como la mielinización y la arborización dendrítica. Si bien, estos procesos están determinados genéticamente, el desarrollo del SNC y la consolidación de funciones son más susceptibles a los estímulos ambientales.

Existen varios modelos de las funciones ejecutivas enfocados desde la perspectiva del desarrollo (Téllez, 2015). Por ejemplo Diamond y Lee (2011) distinguen entre funciones ejecutivas nucleares (flexibilidad cognitiva, inhibición y memoria de trabajo) y las complejas (resolución de problemas, razonamiento y planificación); mientras que Welsh, Pennington y Groisser (1991) incluyen a la planeación, la flexibilidad, la búsqueda organizada y el control de impulsos. En la presenta investigación se evalúan como funciones ejecutivas a la planeación, la atención y la inhibición (control de la interferencia) ya que son de las funciones reconocidas como tales en la mayoría de los modelos tanto de adultos como de niños. Asimismo también se estudia la flexibilidad cognitiva y la fluidez verbal.

Impacto de la violencia y el estrés en el desarrollo ejecutivo

Existe una interacción entre el desarrollo de las capacidades cognitivas del ser humano y los estímulos ambientales que el entorno le provee, si los estímulos son adecuados y favorecen el progreso cognitivo el niño consolida de manera eficaz y funcional dichas capacidades. En cambio si esta estimulación no favorece la evolución adecuada de las habilidades cognitivas el niño presentará retrasos en el desarrollo de las mismas o bien el funcionamiento de estas no será el apropiado. La violencia y el estrés no aportan positivamente al desarrollo ejecutivo ya que, además de los efectos psicológicos y emocionales que generan, tienen consecuencias neurológicas que repercuten en el niño.

En el caso particular de la violencia, diversos autores plantean que la exposición a la misma desde una edad temprana puede traer consecuencias psicológicas y neurológicas irreversibles, incluso alterar la arquitectura cerebral en proceso de maduración debido a cambios que afectan la producción de ciertos neurotransmisores y hormonas implicados en el desarrollo normal del cerebro (Lee y Hoaken, 2007; Grassi-Oliveira, Ash y Stein, 2008). Las regiones especialmente vulnerables son aquellas que poseen un alto nivel de receptores de glucocorticoides y dicha susceptibilidad puede ocasionar deficiencias en el funcionamiento intelectual, académico, social y comportamental (Grassi-Oliveira et al., 2008). Turgeon y Nolin (2004) plantean que la violencia impacta en el desarrollo ejecutivo, específicamente en el aprendizaje verbal y déficits en el registro y la recuperación de la información. Incluso se reportan déficits en la memoria de trabajo verbal y no verbal, altos niveles de perseveración, dificultades en tareas de atención, solución de problemas, razonamiento abstracto, aprendizaje, memoria y funcionamiento viso espacial (Séguin, Nagin, Assaad, & Tremblay, 2004; Beers & De Bellis, 2002.) Para Séguin y Zelazo (2005) estas situaciones sugieren que el desarrollo ejecutivo es más sensible a las agresiones físicas que el resto del desarrollo cognitivo.

Por su parte, el estrés activa un conjunto de reacciones que implican respuestas conductuales y fisiológicas permitiendo al organismo responder a los estímulos. La reacción a los estímulos recibidos pone en juego a la corteza prefrontal que está involucrada en la toma de decisiones, la atención y la memoria. Este proceso permite elegir una acción en función de la experiencia y da paso a otra respuesta a través del sistema hipotálamo–hipofisiario. En esta dinámica los neurotransmisores y las hormonas tienen un papel importante, específicamente los glucocorticoides, ya que las regiones con altos niveles de receptores para estas hormonas son especialmente sensibles a los niveles de estrés (Duval, González y Rabia, 2010). El estrés crónico genera un aumento considerable en los niveles de cortisol llamada hipercortisolemia crónica, la cual puede llegar a ser tóxica para algunas estructuras cerebrales vulnerables (McEwen B, 2002).

Diversos estudios plantean consecuencias negativas en la corteza prefrontal debido al estrés, las cuales implican alteraciones en la percepción, la atención y la evaluación correcta de emociones; disfunciones en los procesos de aprendizaje, la memoria, la atención, inhibición, memoria y lenguaje; incluso afectaciones en la plasticidad cerebral (Kolasa et al., 2007; French, 2008; Hurtado y Serna, 2012).

En consecuencia, el presente estudio exploró la existencia de relación entre la exposición a la violencia y la generación de estrés en niños de segundo año de primaria, y analizó si ambos fenómenos afectaban el funcionamiento ejecutivo, específicamente en la planeación, la atención, la flexibilidad y el control de la interferencia.

Método

Participantes

La muestra fue compuesta por 70 niños entre 6 y 8 años de edad (edad promedio=7 años, desviación estándar=0.3), el 50% fueron niños y el resto niñas. Todos los participantes cursaban el segundo año de educación básica, sabían leer y escribir, no presentaban discapacidad intelectual y sus padres o tutores firmaron el consentimiento informado.

Instrumentos

Cuestionario de exposición a la violencia (CEV). Elaborado por Orue y Calvete (2010) consta de 21 ítems, 9 de exposición directa o victimización y 12 de exposición indirecta que explora si los niños y adolescentes son testigos de violencia. Los ítems hacen referencia a tres tipos de violencia (física, verbal y amenazas) en cuatro contextos (escuela, vecindario, casa y televisión). Cada ítem debe ser contestado en una escala tipo

Likert de 5 puntos de 0 (nunca) a 4 (todos los días). El CEV posee un coeficiente de cronbach de 0.94, una raíz cuadrada media del error de 0.07, un índice de ajuste no normativo de .90 y un índice de ajuste comparativo de 0.90. La fiabilidad estadística (coeficiente de cronbach) obtenida en la presente investigación fue de .90 que resulta similar al original.

Inventario de estrés infantil (IEI). Elaborado por Vega, Hernández, Juárez, Martínez, Ortega y López (2007), se compone de 30 ítems unidimensionales sobre el estrés. Cada ítem puede ser contestado en una escala Likert de 5 puntos desde 0 (nada nervioso) al 4 (extremadamente nervioso). Presenta un coeficiente de cronbach de .83, mientras que en la presente investigación se obtuvo un coeficiente de cronbach de .87.

Evaluación neuropsicológica de las funciones ejecutivas en niños (ENFEN). De Portellano, Martínez y Zumárraga (2009). Evalúa el desarrollo madurativo global de los niños entre los 6 y 12 años, incidiendo especialmente en las funciones ejecutivas mediante cuatro pruebas: fluidez, senderos, anillas e interferencia. La tarea de fluidez verbal está compuesta por dos partes, fonológica y semántica, cuyo objetivo es evaluar la capacidad verbal del sujeto al solicitarle evoque un conjunto de palabras con

características específicas. La tarea de senderos está formada por dos partes, sendero gris y sendero a color. Dicha tarea está encaminada a evaluar la atención y la flexibilidad cognoscitiva. Las anillas son una tarea enfocada a evaluar la planeación en una actividad simple. Finalmente la tarea de interferencia o stroop es una tarea donde el niño debe enunciar el color con el cual está escrita una palabra inhibiendo el significado de la palabra en sí.  La ENFEN proporciona seis puntuaciones diferentes que se obtienen de las diversas tareas que la integran: fluidez fonológica, fluidez semántica, sendero gris, sendero a color, anillas y stroop. En primer lugar se trabaja con las puntuaciones directas las cuales se convierten a decatipos que permiten la comparación de los resultados con la norma española. Para los análisis correlacionales de este estudio se utilizaron los puntajes directos ya que no habría validez si se comparan los puntajes obtenidos por la población mexicana con el índice de desarrollo de la población española (decatipos). Según los autores la ENFEN  mostró un valor estadísticamente significativo (p<0.001) para la prueba de esfericidad de Bartlett.

Procedimiento

La investigación se realizó dentro de las instalaciones del plantel educativo, el día miércoles de cada semana en un horario de 8:00 a 13:00 horas. La evaluación fue de manera individual. La aplicación se realizó de acuerdo al manual de la ENFEN durante 30 y 45 minutos por niño, dependiendo de las habilidades del mismo, por lo que en promedio se evaluaban 7 niños en un día de trabajo.

Análisis de Datos

Se realizaron correlaciones de Spearman  para explorar la existencia de relaciones entre los puntajes de estrés y violencia, y de ambas variables con los 6 puntajes obtenidos del ENFEN, todas con el total de participantes. Para los análisis estadísticos se empleó el IBM SPSS 20.

Resultados

De acuerdo al CEV, en la muestra evaluada, la exposición a la violencia escolar presentó un promedio de 10, la violencia en casa un promedio de 6.1 y la violencia en la calle un 9.3, todas con un rango máximo de 24. Por su parte, la violencia en televisión mostró un promedio de 5.5 de un rango máximo de 12. En cuanto al estrés la muestra  presentó una mediana de 2 de un rango posible de 0-4 con una desviación estándar de 0.6.

Los resultados obtenidos en la ENFEN se muestran en la tabla 1.

Tabla 1.
Datos descriptivos de puntuaciones directas de ENFEN.

resultadosENFEN

Correlaciones

Se realizó la correlación entre los resultados de exposición a violencia y los resultados de estrés, la tabla 2 muestra los resultados.

Tabla 2.
Resultados de correlación de Spearman entre resultados del Inventario de Estrés Infantil y el Cuestionario de Exposición a la Violencia.

Spearman Inventario estres infantil

Al efectuar la correlación entre estrés y desempeño ejecutivo, no se encontró ninguna relación significativa entre ambas variables. En cambio al realizar la correlación entre los resultados de exposición a violencia y desempeño ejecutivo, se hallaron algunas relaciones significativas, la tabla 3 muestra los resultados.

Tabla 3.
Resultados de correlación de Spearman entre resultados del Cuestionario de Exposición a Violencia y la ENFEN se muestran solo las correlaciones significativa.

spearmanCuestionarioViolenciaENFEN

Discusión

La muestra no presenta evidencia de una exposición alta a la violencia, siendo que todas las puntuaciones se encuentran por debajo de la media del puntaje utilizado por el instrumento. Haciendo un análisis específico el entorno que reporta mayor exposición de manera general a la violencia es la escuela, igualmente en el entorno escolar se reporta una mayor observación de violencia, en cambio, el hogar es el ámbito que manifiesta mayor puntaje de victimización, todas debajo de la media.

A su vez los datos de estrés muestran que los menores se encuentran en un promedio esperado para su edad y sugiere que cuentan con estrategias adecuadas para el manejo del estrés o bien que el entorno en el que se desenvuelven no les presenta estresores importantes de manera cotidiana.

En cuanto a funciones ejecutivas, tomando en cuenta las normas españolas, los datos de la fluidez semántica se ubican en el promedio esperado, la fluidez fonológica y la atención alcanzan un puntaje medio-bajo aún apropiado para el rango de edad. Sólo dos funciones puntúan en el nivel bajo: flexibilidad cognoscitiva y planeación.

Relación Estrés – Violencia – Funciones Ejecutivas

Se constató que existe una relación entre la exposición a la violencia y el estrés, específicamente la observación total de la violencia, la observación en la calle, la televisión y finalmente la casa. Particularmente se esperaba que existiera una relación estrecha entre la victimización y el desarrollo de estrés, sin embargo los resultados no confirmaron dicha hipótesis. Lo anterior puede deberse a que tanto los niveles de violencia y de estrés de esta muestra son bajos y tal vez dicha relación se presente solamente cuando se evalúan a niños que lamentablemente sufran condiciones mayores de violencia.

Los instrumentos utilizados permiten medir la exposición a la violencia en diversos entornos y de diversas características, lo cual facilita hacer una comparación detallada de la interacción entre diversos entornos y tipos de violencia con el desempeño de los menores en tareas vinculadas a funciones ejecutivas. El análisis estadístico indica que la violencia se relaciona con puntuaciones bajas en tareas asociadas a fluidez verbal y flexibilidad cognoscitiva, es interesante como la exposición a violencia en diferentes contextos puede provocar déficits en diversas capacidades cognitivas. En el caso particular de esta investigación los datos sugieren que la observación de violencia en casa afectará el desempeño de tareas asociadas a fluidez semántica y fonológica, y la observación en la escuela la ejecución de tareas relacionadas a la flexibilidad cognoscitiva. 

El vínculo encontrado entre la violencia en el hogar y el pobre desempeño en tareas asociadas a fluidez verbal puede tener su origen en el proceso de adquisición del lenguaje de los menores. La casa y el entorno familiar son el primer contacto social del niño y es la esfera que proporciona al menor las estimulaciones y herramientas léxicas que han de permitir el desarrollo del lenguaje. Si dicho entorno se encuentra inmerso en dinámicas que no favorezcan un adecuado desarrollo emocional y cognitivo es lógico concluir que habrá retrasos en la consolidación del lenguaje, lo cual se evidenciará en una pobre ejecución de tareas asociadas a éste.

En el caso particular del vínculo encontrado entre violencia escolar y flexibilidad cognoscitiva se debe tener en cuenta el hecho de que el proceso de maduración y consolidación de esta función va de los 7 a los 15 años de edad (Huizinga, Dolan y Van Der Molen, 2006). Y es justo en la etapa inicial donde se ubica la población, además debe considerarse que es en el ambiente escolar donde los menores comienzan a poner en práctica esta función, ya que las demandas académicas y de su entorno estimulan el desarrollo de la misma. Si existen factores como la violencia que impidan e interfieran en la evolución natural del proceso puede esperarse un desempeño pobre en tareas asociadas a la flexibilidad cognoscitiva.

Conclusión

La presente investigación busca evidenciar las secuelas que acarrea la violencia en el desarrollo del ser humano, especialmente aquellas que no son visibles o tangibles de manera inmediata, sin embargo que pueden afectar profundamente al sujeto. Los procesos cognitivos superiores o funciones ejecutivas son la cúspide de nuestro desarrollo intelectual, el cual depende de los estímulos ambientales para evolucionar de manera adecuada y alcanzar todo su potencial.

Se considera que las aportaciones principales de este trabajo son mostrar la existencia de un vínculo entre la violencia y un bajo desempeño ejecutivo, proponer que cierto tipo de violencia en determinado entorno afectará a alguna función ejecutiva en específico y sobre todo incitar a crear estrategias de evaluación y atención no solamente psicológicas sino neuropsicológicas dirigidas a los niños que son víctimas de violencia.

Referencias

Anderson, V., Anderson, P., Norhtam, E., Jacobs, J., & Catroppa, C. (2001). Development of executive functions through late childhood and adolescence in an Australian sample. Developmental Neuropsychology, 20 (1), 385–406. Doi: 10.1207/S15326942DN2001_5

Beers, S. R., & De Bellis, M. D. (2002). Neuropsychological function in children with maltreatment-related posttraumatic stress disorder. American Journal of Psychiatry, 159(3), 483-486.

Consejo Nacional de Población (2002). La situación demográfica de México. Recuperado de http://www.conapo.gob.mx/

Dantzer R. (1997) Stress and immunity: what have we learned from psychoneuroimmunology. The Scandinavian Physiological Society, 161, 43-46.

DePanfilis, D. & Salus, MK. (1992). A coordinated response to child abuse and neglect: A basic manual. McLean, VA. Washington, DC: The Circle, Inc.

Del Barrio, M. D. (1997). Estresores infantiles y afrontamiento. En M.I. Hombrados (Coord.) Estrés y Salud (pp. 351-378). Valencia: Promolibro

Diamond, A., & Lee, K. (2011). Interventions shown to aid executive function development in children 4 to 12 years old. Science, 333(6045), 959-964. Duval, F., González, MD. & Rabia, H., (2010) Neurobiología del estrés. Revista Chilena de Neuropsiquiatria, 48(4), 307-318.

French, W.P. (2008). The Neurobiology of Violence and Victimization. En Miller, T.W (Ed), School Violence and Primary Prevention. pp. 25-58. USA: Springer.

Grassi-Oliveira, R., Ashy, M. & Stein, L. M. (2008) Psychobiology of childhood  maltreatment; effects of allostatic load. Revista Brasileira  de Psiquiatria 30 (1), 60-68.  

Hobbs, C. J., Hanks, H. & Wynne. J. M. (1999). Child abuse and neglect: A Clinical’s Handbook. Nueva York, Churchill Livingstone.

Hurtado, C. A. & Serna A.J. (2012). Neuropsicología de la violencia. Revista Psicologia Cientifica, 14 (14). Disponible en: https://psicologiacientifica.com

Klein, R. H. & Schermer, V. L. (2000). Group Psychoterapy for Psychological Trauma. New York: The Guilford Press.

Kolasa, I. T., Wienbruch, C., Neuner, F., Schauer, M., Ruf, M., Odenwald, M. & Elbert,(2007). Altered Oscillatory Brain Dynamics After Repeated Traumatic Stress. BMC, 7, 56. doi: 10.1186/1471-244X-7-56

Lazarus, R. & Folkman, S. (1986) Estrés y procesos cognitivos. Barcelona: Martínez Roca.

Lee, V. & Hoaken, P.N. (2007) Cognition, emotion, and neurobiological development: mediating the relation between maltreatment and aggression. Child Maltreat,12 (3), 281-298.

Lezak, M. (1995). Neuropsychological assessment. New York: Oxford University Press. McEwen B. (2002) Cortisol, Cushing’s syndrome, and a shrinking brain-new evidence for reversibility. TheJournalClinicalEndocrinology&Metabolism, 87(5), 1947-1948.

Organización Mundial de la Salud (2002). Informe mundial sobre la violencia y la salud. Washington, DC: OMS

Orue, I. & Calvete E. (2010) Elaboración y validación de un cuestionario para medir la exposición a la violencia en infancia y adolescencia. International Journal of Psychology and Psychological Therapy, 10 (2). 279 – 292

Perry, B. D., Mann, D., Palker-Corell, A. & Ludy-Dobson C. (2002). Child physical abuse. Encyclopedia crime & punishment, 1,197-201.

Pinheiro, P. (1996) Informe mundial sobre la violencia contra los niños y niñas. Secretaria General de las Naciones Unidas sobre la Violencia contra los Niños.  Portellano, J., Martinez, R. & Zumarraga, L. (2009) Manual ENFEN evaluación neuropsicológica de las funciones ejecutivas en niños. TEA ediciones S.A. Madrid España.

Resick, P. A. (2001). Stress and Trauma. Clinical Psychology, a Modular Course. London: Psychology Press.

Secretaría de Salud (2006). Informe Nacional sobre Violencia y Salud. México, DF: SSA.  Séguin, J. R., Nagin, D., Assaad, J., & Tremblay, R. E. (2004). Cognitive neuropsychological function in chronic physical aggression and hyperactivity. Journal of Abnormal Psychology, 113, 603-616.

Séguin, J. R. & Zelazo, P. D. (2005). Executive function in early physical aggression. En E. Tremblay, R.E., Hartup W.W., Archer, J. (Eds.), Developmental origins of aggression, 307-329. New York: Guilford

Téllez-Alanís, B. (2015). Modelos de las funciones ejecutivas en la niñez y la adolescencia. En E. J. Huaire Inacio, A. M. Elgier y G. Maldonado Paz, Psicología cognitiva y sus aportaciones en el aprendizaje. Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle: Lima, Perú. pp .49-63

Turgeon, M., & Nolin, P. (2004). Relationship between neglect and children’s memory and verbal learning capacities, Revue Quebecoise de Psychologie, 25, 151-165. UNICEF (2004) Estado mundial de la infancia, las niñas, la educación y el desarrollo. New York: UNICEF.

Vega, Z., Hernández, Y., Juárez, B., Martínez, E., Ortega, J. & López, V. (2007). Primer estudio de validez de constructo del Inventario de Estrés Infantil (IEI). Revista Electrónica de Psicología Iztacala, 10, (3), 62-72.

Welsh, M. C., Pennington, B. F., & Groisser, D. B. (1991). A normative‐developmental study of executive function: A window on prefrontal function in children. Developmental neuropsychology, 7(2), 131-149.

Citar:

De Jesús, V. y Téllez-Alaní­s, B. (2016, 3 de septiembre). Impacto de la violencia en el desempeño ejecutivo de niños 6-8 Años. Revista PsicologiaCientifica.com, 11 (11). Disponible en: https://psicologiacientifica.com/autoreporte-exposicion-violencia-desempeno-ejecutivo-ninos-escolares

3 comentarios en «Impacto de la violencia en el desempeño ejecutivo de niños 6-8 años»

  1. Interesante desarrollo de la investigación. Como duda con relación a la aplicación de los instrumentos para recoger información con los niños encuestados, ¿De qué manera lo realizaron para evitar que se confundieran con las respuestas en el momento de elegir las respuestas en las escalas o bien de comprender las preguntas y el significado de algunas palabras?
    Leo que el artículo es del 2016, por lo que resulta interesante hacer una reevaluación de los resultados en el contexto actual, con la agudización de la información de los eventos violentos en los medios, además de las vivencias de la pandemia y las secuelas sociales que continúa apareciendo.

    Responder
  2. Interesante la investigación, la relación de la violencia y el estrés con las funciones cognitivas en la edad escolar que frecuentemente estas variables de estudio generan en los niños baja autoestima y hasta llegan a generar una depresión infantil. Me gustaría compartir esta experiencia en mi país Perú – Cusco.

    Responder

Deja un comentario