Síntomas ansiosos y depresivos en Alcohólicos Anónimos de Ibagué

José Alonso Andrade Salazar, Meyin Ciro, Nathaly Gutiérrez
Universidad de San Buenaventura, Colombia

Resumen

Esta es una investigación cuantitativa descriptiva con un diseño descriptivo transversal, cuyo objetivo fue encontrar la prevalencia de sí­ntomas ansioso-depresivos en un conjunto de 30 personas vinculadas al grupo de alcohólicos anónimos, a través de la aplicación de la Escala Hospitalaria de Ansiedad y Depresión – Hospital Anxiety and Depression Scale (HAD) de Zigmong y Snaith (1983). La investigación encontró que el 13,3% de las personas en proceso de rehabilitación del consumo de alcohol presentaron sí­ntomas ansiedad y el 6,7% son casos probables, al tiempo que los casos probables de depresión fueron del 10%, la depresión efectiva no se presentó en los entrevistados. La probabilidad conjunta de que emerjan al tiempo sí­ntomas de ansiedad y depresión es del 6,7%. Los resultados indican la efectividad del programa para generar habilidades de control de los sí­ntomas ansioso-depresivos derivados del consumo del alcohol y del sí­ndrome de abstinencia.

Palabras clave: ansiedad, depresión, prevalencia, alcohol, alcohólicos anónimos, psicologí­a, grupos, sí­ndrome de abstinencia, sí­ntomas, alcoholismo.

El creciente consumo de alcohol en los adolescentes, jóvenes y adultos se ha constituido en un problema de salud pública que afecta a todas los estratos sociales, al presentar una elevada incidencia en la ingesta, como también, un consumo a edades cada vez más tempranas y una frecuente tolerancia por parte de las familias, la sociedad de consumo y otras instituciones. Las derivaciones psicopatológicas del consumo apuntan a la conformación de trastornos psicológicos, la afectación de las relaciones sociales y el deterioro sustancial de la calidad, expectativa de vida y las actividades instrumentales de la vida diaria de personas y comunidades, condición que afecta de forma análoga el funcionamiento de los grupos y familias que la componen. Para la OMS (2005), el consumo de alcohol se halla intensamente arraigado a las sociedades, y en general existen alrededor de 2.000 millones de personas que lo consumen, aun cuando en los últimos años se han ejecutado acciones que limitan “la producción, el comercio y el consumo de alcohol debido al aumento de la oferta de bebidas alcohólicas y al mayor acceso a ellas, lo que ha inducido cambios en los hábitos de consumo en todo el planeta” (p. 1).

De acuerdo con Sojo (2012) el consumo de alcohol en Colombia es un problema político y social de amplio espectro ocupando el cuarto lugar a nivel de Latinoamérica y el caribe en cuanto consumo de alcohol, el estudio fue realizado por la FLACSO y en él se indica que el porcentaje de abstemios en Colombia es muy bajo (4,2%), pues en el país seis (6) de cada diez (10) personas consumen al menos una vez al año alcohol, siendo el consumo promedio de esta sustancia de 6,3 litros anuales por persona, a diferencia de Europa cuyo consumo es de 13 litros, 9,8 Canadá y 9,4 Estados unidos. Según Sojo et al. (2012) la diferencia en países se debe a la incorporación de la mujer en los estudios cuya relación frente al consumo es de una (1) mujer por cada dos (2) hombres; es importante mencionar que entre los factores que limitan los estudios sobre la epidemiología del consumo de alcohol, es la escasa información de los tipos de bebidas, las cantidades consumidas y las formas de interacción a nivel de etnia, género o condición social, por lo que dichos datos se presentan como un reto en las investigaciones futuras.

Para Duque (2005) el alcohol es una sustancia psicoactiva con una acción psicofisiológica fundamentalmente depresiva, en gran medida a razón de la reducción de la transmisión sináptica en el sistema nervioso humano, condición que “causa una disfunción aguda y crónica del cerebro, produciendo trastornos en el sistema nervioso central, presentando alteraciones en la memoria y en las funciones intelectuales como cálculo, comprensión y aprendizaje, afectando, además, otros órganos como el corazón y el hígado” (p. 138). Es importante mencionar que el consumo de alcohol afecta al consumidor mismo y a quienes lo rodean, pues está fuertemente relacionado con actos disruptivos que terminan en violencia familiar, conflictos maritales y de estos con los hijos, accidentes fatales de tránsito y violencia interpersonal entre otros; los consumidores de alcohol presentan graves problemas a nivel social, laboral y económico, consigo mismos, con otros y especialmente con la familia y la comunidad de origen (OPS. 2007).

Por tal motivo la creación de grupos de apoyo y autoayuda para controlar el consumo es, hoy por hoy, uno de los soportes sobre los que se sostiene la rehabilitación del consumo de alcohol; estas instituciones son sólidas y cuentan con mucha experiencia, ya que después de 76 años siguen ayudando a quienes requieren dejar su adicción (Alcohólicos Anónimos, 1936). Los Alcohólicos anónimos se describen como una comunidad de hombres y mujeres cuyo objetivo principal es lograr permanecer sobrio las 24 horas del día, aun cuando se conviva en escenarios que inducen a la ingesta de alcohol; lo anterior se logra gracias a la comprensión y al apoyo entre los miembros como estrategia de ayuda y soporte a la hora de compartir sus experiencias de vida; en el proceso se guían por una lista constituida por 12 pasos, donde básicamente buscan el problema, su origen y posible solución, como también la forma más cómoda de vivir sin consumir alcohol.

Cabe mencionar que una vez la persona ingresa a esta institución y decide  alejarse de la bebida, emergen molestias fisiológicas y psicológicas que afectan su nivel de ajuste personal y socio familiar, condición conocida como síndrome de abstinencia. En este estado la persona evidencia síntomas de ansiedad y depresión, como también de irritabilidad y manifestaciones somáticas que le causan incomodidad (CIE 10, 1992; DSM IV, 2002). Los problemas ocasionados por el alcohol pueden ir más allá del bebedor y producir efectos sobre quienes lo rodean.

Método

El estudio está enmarcado dentro una investigación cuantitativa descriptiva con un diseño descriptivo transversal, cuyo objetivo es encontrar la prevalencia de síntomas ansioso-depresivos en las personas adscritas a la comunidad terapéutica de Alcohólicos Anónimos de la ciudad de Ibagué. Los datos estadísticos referenciados provienen de la OMS (2012, 2005), OPS (2007) y Alma Mater de Colombia (2009); el estudio implicó la revisión de estudios e investigaciones publicadas en varias fuentes de documentación.

Instrumentos

El instrumento que se aplicó fue el de la Escala Hospitalaria de Ansiedad y Depresión (HAD),  diseñado por A. S. Zigmong y R. P. Snaith en el año 1983; diseñado para medir niveles de ansiedad y depresión. Consta de 14 ítems, agrupados en dos subescalas con 7 ítems cada uno, con opción de única respuesta múltiple. Para su sistematización se utilizó el programa estadístico IBM SPSS Statistics 9.

Participantes

La muestra del estudio es intencional y participaron de ella 30 integrantes del grupo de Alcohólicos Anónimos de la ciudad de Ibagué de forma voluntaria. La población estuvo compuesta en su totalidad por hombres cuyas edades estuvieron entre  los 20 y los 70 años, con una media de 45 años, de estrato 1, 2, 3 y 4, y de escolaridad y estado civil variado, con un tiempo de abstinencia entre los 2 meses y los 44 años.

Resultados

El estudio indicó que en las 30 personas de la muestra que asisten al grupo de alcohólicos anónimos el 20% presenta síntomas ansiosos (80%: normal) y el 10% síntomas depresivos (90%: normal). Asimismo, el 10% corre el riesgo de presentar un caso probable de depresión, mientras que el 6,7% de la muestra se encuentra en riesgo de presentar un caso probable de ansiedad; los casos efectivos de ansiedad tienen una prevalencia del 13,3%. La investigación muestra, igualmente, que la probabilidad conjunta de que se presenten ansiedad y depresión en estas personas es del 6,7%. Los resultados indican que la efectividad del programa es óptima para generar habilidades de control de los síntomas ansioso-depresivos derivados del consumo del alcohol.

Discusión

El consumo de alcohol es actualmente uno de los problemas de salud que más afecta el desarrollo de las comunidades y de las familias, en gran medida porque el exceso, la facilidad del acceso a la sustancia, su legalidad y el alto grado de toxicidad, hacen que muchas personas sean proclives a la dependencia y, en consecuencia, estén en riesgo de consumir otras sustancias psicoactivas. En este sentido, la posibilidad de acceso a los programas preventivos y tratamientos de rehabilitación está mediada por el desconocimiento de su efectividad, la codependencia familiar, la tolerancia social , los imaginarios sociales negativos y el grado de dependencia que presente el consumidor (Andrade, J. 2010). De acuerdo con la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas-Organización de los Estados Americanos (CICAD – OEA, 2008), las personas que buscan apoyo y tratamiento a su adicción a la droga o al alcohol, generalmente lo hacen en su entorno directo, en la ciudad donde viven, así “los municipios, (…) deben tener la capacidad de atención en salud mental, a fin de responder a esa demanda de tratamiento para ofrecer un servicio de calidad local al farmacodependiente” (p. 3), para lo cual es necesario conocer las instituciones y los servicios prestados por fundaciones y comunidades como la de los alcohólicos anónimos (AA).

La ansiedad elevada como condición mental propia del consumo de alcohol y del síndrome de abstinencia, es definida como un malestar psicofísico acompañado de una sensación de inquietud, intranquilidad, inseguridad o desosiego ante lo que se vivencia como una amenaza inminente y de causa indefinida (Virues, 2012). Se ha observado que el alcoholismo puede inducir a trastornos de ansiedad que a su vez refuerzan la estructuración de nuevos cuadros psicopatológicos asociados al consumo de otras sustancias psicoactivas, puesto que “las expectativas de las consecuencias del alcohol sirven como un predictor consistentemente fuerte de consumo problemático” (Buckner, J. Schmidt, N. 2009, p. 4). La ansiedad en las personas que han dejado el consumo de alcohol se asocia en un primer momento a la depresión, sin embargo, la presión por el cambio y el apoyo positivo del grupo disminuyen los factores de riesgo de depresiones recidivantes, al tiempo que propician una mejor incorporación y control de los síntomas ansiosos, aspecto que forma parte fundamental del proceso de rehabilitación. Cabe mencionar que las recaídas son propias de “personas vulnerables y en relación con las pérdidas de relaciones, fracaso formativo o vocacional, acontecimientos vitales o episodios repetidos de abstinencia” (Guardia, 2002).

El consumo excesivo y continuado de bebidas alcohólicas induce estados depresivos graves pero transitorios en cualquier persona que no tenga antecedentes de depresión (Guardia, 2002), sin embargo, cuando la depresión se suma al consumo y al abuso, el riesgo de dependencia alcohólica es mayor, así la adicción que presenta un componente depresivo recidivante puede ser entendida a modo de estado de afectación global de la vida psíquica, haciendo énfasis en la esfera afectiva, pues los síntomas incluyen: tristeza patológica, irritabilidad, decaimiento e impotencia frente a las exigencias vitales (Sudupe, 2006). En estas personas la queja principal se desarrolla en torno a la Anhedonia, es decir, la pérdida del interés por realizar actividades que antes le generaban placer; en muchos sentidos dicha situación afecta a todo el grupo familiar, especialmente cuando el consumidor es el jefe de hogar, el mismo que es el modelo a seguir por los hijos y que por efecto del consumo del alcohol desvitaliza su rol familiar y la efectividad de su autoridad, llegando a reaccionar a menudo con depresiones reactivas, angustia, irritabilidad y manifestaciones de un estado ansioso que contagia a toda la familia.

En las personas en proceso de rehabilitación, el contagio sintomático es análogo a la estabilidad emocional del hijo y de su núcleo familiar, así el alcohólico en tratamiento tramita en los grupos a los cuales pertenece gran parte de la ansiedad que le resulta inmanejable;  muchos adolescentes se identifican con los padres alcohólicos y asumen esa conducta como válida llegando a manifestar en su adolescencia y en su juventud comportamientos disruptivos que incluyen el policonsumo de SPA, los abusos y un escaso manejo de la ansiedad en situaciones de presión sociofamilar. Varios estudios indican  que la gran mayoría de los hijos de padres alcohólicos presentan un riesgo elevado de tener dificultades afectivas y conductuales en su adolescencia, juventud y adultez (Bennet, Wollin y Reiss, 1988; Connolly, Casswell, Stewart, Silva y O’Brien, 1993; Pollock, Briere, Schneider, Knop, Mednick y Goodwin, 1990,) lo anterior no es una condición sine qua non, pues muchos hijos generan aversión al consumo de alcohol especialmente cuando éste se asocia a maltratos a la madre o contra ellos mismos. Grosso modo, “la ansiedad del hijo del alcohólico en tratamiento viene influida de forma indirecta por la estabilidad familiar y unas adecuadas relaciones internas entre los miembros” (Rodríguez, L. Padilla, E. Caballero, R. Rodríguez, J. 2002, p. 10).

Respecto al abuso en el consumo de alcohol, muchas personas experimentan episodios extremos de perdida o de peligro vital que, tal como ellos expresan, los lleva a tocar fondo al sentirse perdidos y desprotegidos. A menudo, estas experiencias inducen a que la propia persona o la familia presionen el ingreso a los AA con el fin de buscar una solución que ayude a tramitar el estado emocional alterado en el consumidor y su familia, grupo que presenta tendencias ansioso-depresivas, que se exacerban de acuerdo al escaso apoyo familiar, la gravedad de las consecuencias biopsicosociales de la ingesta, la permanencia en grupos de pares alcohólicos, la intensidad de los síntomas de la adicción y los sentimientos de culpa propios de la crisis emocional. En muchos sentidos, los grupos de ayuda mutua son “interpretados como una respuesta a la desintegración de los sistemas tradicionales de apoyo informal, como la familia y la comunidad local, así como a las carencias en los servicios y las crisis en las instituciones formales, incluyendo las religiosas”  (Rosovsky, H. 2009, p. 14), tomando en cuenta que el componente espiritual es básico para la recuperación de estas personas y de sus familias que buscan salir de la codependencia, es decir, de la relación conflictiva y dependiente con el consumidor.

Es importante mencionar que sin importar la fuente o la presión del grupo que los guíe a integrarse a los AA, muchas de estas personas cuentan con experiencias de escasa ayuda a nivel familiar, clínico y social, por lo que al ingresar a la agrupación ya cuentan con algunos ensayos y errores de recuperación, así la búsqueda de apoyo se da con base en la búsqueda de aceptación y comprensión de su comportamiento en un grupo estructurado que acoja, sostenga y refuerce las ideas acerca del no-consumo. Una de las razones de base para acceder al autocuestionamiento es la espiritualidad y el hecho de rencontrarse a sí mismos, condición que se constituye en uno de los bastiones para su recuperación pues es central “la aceptación de una fuerza espiritual procedente de un poder superior para la recuperación del alcoholismo que implica aceptar la espiritualidad, que es vista como una experiencia de transformación o de despertar espiritual” (Gutiérrez, R. Andrade, P. Jiménez, A. Juárez, J. 2007, p. 64). En este sentido, los grupos de AA impulsan a sus integrantes a alcanzar la experiencia de conversión espiritual, bajo el presupuesto que es uno de los elementos que sostiene la vida emocional de las personas ayudándolos a tener control ajustado a las demandas de su entorno sobre sus emociones, pasiones y sentimientos, lo cual tiene un impacto positivo sobre la prevención de comorbilidades a nivel psicopatológico y la evitación de recaídas ansioso-depresivas que induzcan la reincidencia en el consumo.

El grupo de personas que conforma los AA sirve de catalizador de las angustias ayudando a procesar de manera efectiva las crisis emergentes y los síntomas derivados de las diversas situaciones psicosociales  asociadas al consumo, ejerciendo un rol de sostén y de curación el cual es reforzado por las experiencias de los terapeutas vivenciales o de las personas que llevan muchos años de sobriedad; Pichón Riviere (1975) define un grupo como una estructura organizada de representaciones de vínculos cuya interacción con el grupo externo contribuye a su modificación por efecto de la acción recíproca (Leone, 2002), que está encaminada al desarrollo de una tarea específica la cual constituye su finalidad esencial (Andrade, J. 2011). El grupo refleja su actividad través de una estrategia de cohesión encaminada al desarrollo de un mito grupal o razón de ser, que es el correlato de las exigencias sociofamiliares en un entorno de grupo que las acoge y resignifica de acuerdo a sus objetivos esenciales; lo anterior genera nuevos vínculos y reconstituye el tejido social de las personas y de sus familias, fortaleciendo sus habilidades para la vida y la confianza en sí mismos, al tiempo que se resignifican las creencias sociales respecto al consumo, la recuperación, el autocontrol  y la sobriedad, pues dicha estructura de funcionamiento operativo da al grupo de los AA la experiencia suficiente para ser efectivo en cuanto la recuperación de las personas con problema de consumo de alcohol.

Conclusiones y recomendaciones

El alcoholismo es un problema de salud pública debido a la amplia gama de efectos perjudiciales en el ser humano y en sus diversos contextos de interacción; gran parte de su incidencia se debe a que el alto consumo se presenta en la población adolescente y joven, siguiendo una línea de acción dañina hasta otras etapas del desarrollo, en general su ingesta se refuerza por el fácil acceso que se tiene a la sustancia, la tolerancia frente al consumo y el reconocimiento, participación y el estatus ganado a razón de la bebida, condición que presenta un riesgo elevado pues, muchas de las personas que consumen alcohol también pueden llegar a consumir otras drogas legales e ilegales. Una de las condiciones asociadas a este problema es la ansiedad, relacionada de modo directo con el alcoholismo puesto que el consumo excesivo de alcohol provoca trastornos de ansiedad que conllevan posteriormente a estados depresivos profundos pero que grosso modo son de tipo transitorio.

Muchos de estos estados alterados de conciencia llevan al sujeto a encontrar soluciones que le ayuden a tramitar su estado emocional, por lo cual busca apoyo en grupos como los alcohólicos anónimos a fin de compartir experiencias diariamente, seguir una serie de pasos y resignificar en el grupo el motivo psicosocial de los abusos de alcohol, proceso en el que resulta importante el apoyo espiritual y socio familiar; a lo largo del tratamiento las personas tienden a disminuir las emociones contraproducentes, recuperando el control sobre sí mismos y sobre las relaciones que tienen con los demás; respecto a situaciones emocionales como la depresión, estos grupos ayudan a su trámite de forma efectiva, quedando en el transcurso del tratamiento una ansiedad de tipo recidivante que flota en el escenario de sus relaciones con otros. Dicha ansiedad es un residuo de los aprendizajes respecto a los problemas al tiempo que forman parte imprescindible de todos los procesos de cambio constituyéndose en su indicador principal.

Los investigadores recomiendan que se realicen diversos trabajos de investigación para evaluar la relación existente entre el consumo de alcohol y el desempeño biopsicosocial de cada individuo; teniendo en cuenta los aspectos sociales, económicos y psicológicos implicados en el evento de consumir alcohol. En lo que concierne a la comunidad es recomendable ejecutar medidas de sensibilización sobre los efectos del consumo de alcohol, especialmente en los niños y adolescentes, haciendo énfasis en las consecuencias para las personas y la sociedad, a través de material informativo de corte preventivo, a fin de ayudar a los padres a abordar con sus hijos de los problemas del alcohol sin prejuicios y con base en condiciones experienciales, lo anterior busca  promover la difusión del no-consumo de alcohol a través de redes de apoyo local, instauradas en colegios, juntas de acción comunal, medios de comunicación, servicios de asistencia sanitaria, instituciones educativas diversas, las bibliotecas y los centros públicos, internet, entre otros.

Referencias

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Citar:

Andrade, J. A., Ciro, M. & Gutiérrez, N. (2012, 05 de octubre ). Prevalencia de sí­ntomas ansiosos depresivos en un grupo de 30 personas vinculadas a los Alcohólicos Anónimos en la ciudad de Ibagué. Revista PsicologiaCientifica.com, 14(22). Disponible en: https://psicologiacientifica.com/alcoholicos-anonimos-prevalencia-sintomas-ansiosos-depresivos

7 comentarios en «Síntomas ansiosos y depresivos en Alcohólicos Anónimos de Ibagué»

  1. Ya hice un comentario al escrito por el amigo David.. Soy miembro de Alcohólicos Anónimos y solamente en AA es posible detener esta enfermedad que afecta a todo el mundo. Vivo en Venezuela en un pequeño pueblo de los Andes, La Puerta en el Estado Trujillo y, a pesar de tener nuestro grupo de AA somos una minoría en comparación con la enorme cantidad de habitantes del pueblo que beben, se puede decir, a diario y, por ser un lugar turístico, se llena de visitantes en los fines de semana y temporadas: Fiestas, música a todo volumen, borrachos por doquier, en fin, un «Reino» del maligno alcohol… Doy Gracias a Dios por pertenecer a AA, a pesar de todas las «tentaciones» pero recordando mis desgracias anteriores y no las «agradables», así entre comillas»… Gracias por las opiniones sobre AA.

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  2. Es de vital importancia que se sigan realizando este tipo de estudios a nivel local, con el fin de identificar los elementos desencadenadores y las consecuencias del consumo de alcohol en personas en proceso de rehabilitación; ya que permiten tomar como base los resultados y recomendaciones dadas por los investigadores para crear políticas serias de salud pública, tendientes a disminuir su consumo y brindar un mayor apoyo y acompañamiento a las organizaciones de AA y a sus miembros en la consecución de sus objetivos, con el fin de garantizar en ellos y sus familias una mejor calidad de vida. Excelente Investigación.

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  3. Es interesante ver este tipo de análisis dentro de la comunidad ibaguereña. Exponer esta problemática basándose en diferentes estudios, alerta a la comunidad de este problema que emerge lentamente en todas las clases sociales de la capital musical.

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  4. Este artículo deja al descubierto, uno de los mayores problemas que sostiene la sociedad colombiana; como lo es el alcoholismo. Un factor generador de evidentes potencializadores destructores de la sociedad. Los colombianos sostienen el consumo de alcohol, gracias a ideas absurdas, como lo han sido: festejar, celebrar, conmemorar, disfrutar, llorar, reír, gozar…

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  5. Me gusto bastante el artículo, la información es precisa y contundente, el análisis de los hechos y delos índices son muy precisos, en fin es un artículo interesante y muy informativo, preciso y claro, felicitaciones, buena investigación.

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  6. Está bueno el artículo, no va a ser secreto que para muchos jóvenes es un tema que nos toca directamente. El alcohol es una droga que dejamos meter en nuestra cultura, una droga que además de legal es promovida en Colombia. Tenemos amistades forjadas a punta de copas y botellas, y hasta en las casas algunos padres apoyan su consumo. Se nos sale de las manos y nos damos cuenta de eso cuando vemos a una empresa cervecera siendo patrocinador de una selección deportiva (irónica situación de salubridad). Pero ahí no para, estamos presionados constantemente a consumir alcohol y con gusto cedemos aun conociendo los graves problemas de salud y sociales que este consumo conlleva. (accidentes, peleas, cirrosis, pérdida de memoria, etc.) Pero la triste verdad es que mientras sigamos viendo a esta droga en nuestras vidas como algo normal y que todo el mundo consume, y mientras las grandes (y numerosas) empresas dedicadas a la distribución de alcohol sigan ganando tan bien con nuestra adicción, así seguirá siendo. A veces yo pienso que ya es hora de tratar al alcohol como el resto de drogas psicoactivas, con restricciones; imaginémonos que el alcohol sigue circulando legalmente, pero con la condición de solo usar una dosis mínima… o que sea prohibido su consumo y su publicidad en lugares públicos… Que sea satanizado así como se ha hecho con otras drogas, talvez no sea la solución (y los empresarios obviamente no lo van a permitir) pero ya es hora de que dejemos de ver el alcoholismo como «algo de todos» y lo veamos como el problema social y salubre que es.
    Está bueno el ensayo porque da cifras medibles sobre la ayuda que es AA para las personas que ya han decidido cambiar, además que alegra saber que el porcentaje de mejoras para estas personas es tan alto. Triste es que las personas que somos adictas al alcohol seamos más apoyadas a superarse por grupos como AA y no por el apoyo familiar o de nuestros amigos. AA nos muestra aquí cómo la ayuda psicológica puede dar soluciones medibles y efectivas contra problemas culturales y de salud.
    Repito, buen artículo, y gracias porque es un tema que necesitaba ponerse sobre la mesa.

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